Para reflexionar...

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar. Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas. Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución. Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis. Decidí ver cada noche como un misterio a resolver. Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz. Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos. Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar. Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui, me dejó de importar quién ganara o perdiera. Ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo". Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, "el amor es una filosofía de vida". Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente. Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas. Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar. Ahora simplemente duermo para soñar.


lunes, 7 de febrero de 2011

(4) El sueño

Cuando volvimos a la realidad, nos percatamos de que era ya demasiado tarde.

El sol ya se había ocultado en el horizonte, aunque todavía podía ver con toda claridad.

Nos quedamos por un momento contemplando yo que se que cosas cuando escuche un sonido que venia del bosque detrás de nosotros.

-¿As escuchado eso?- le dije, al tiempo que me daba la vuelta y miraba el bosque oscurecido por las sombras. El ya tenia la vista en lo mismo que yo.

-¿Que podrá ser? jamas había escuchado algo así...- al terminar la frase me di cuenta de que Quil me estaba mirando con una excreción que dejaba ver su confusión.

-¿Que as dicho? ¿que as escuchado?-

-¿Es que tu no as escuchado eso? vino del bosque...- ¿Como que no lo había echo? El sonido era lejano pero pude escucharlo con mucha claridad, y si yo podía el también, después de todo estaba a mi lado.

No sabia que era eso en realidad, paresia ser alguna especie de animal, pero solo lo había escuchado una vez por lo que no pude identificar lo.

Como si hubiera dicho eso en vos alta, el sonido volvió de entre las sombras, pero ahora un poco mas alto. Identifique con claridad a que ser pertenecía.

-Lobos- dije. Ese sonido era muy parecido a los aullidos de las manadas de lobos de Alaska. Todos los días a la misma hora se escuchaban aullidos provenientes de las montañas. A veces me levantaba con ellos por la mañana.

Pero estos eran diferentes, a un volumen mucho mas bajo.

Quil puso los ojos en blanco pero al final se compuso y me dijo.

-No e escuchado nada... Ya debes irte a casa, Emily debe estar preocupada.

El camino a casa fue en silencio, Quil había pasado uno de sus brazos por mi cintura y me apretaba fuerte mente contra su cuerpo.

El estaba tenso pero no sabía por que.

Cuando llegamos me soltó en frente a la puerta de la casa, y me dijo

-Nos vemos mañana, descansa- y eso fue todo.

Lo vi desaparecer en la oscuridad de la noche y luego entre para llevarme otra sorpresa.

Un hombre en cilla de ruedas me esperaba junto con una mujer, dos personas que conocía muy bien.

-Billy, Sue... !cuanto me alegro de verlos¡- Ellos me cuidaban aveses cuando era pequeña, tenia algunos recuerdos bastante buenos de esos días.

Billy seguía igual a como lo recordaba, solo que su pelo era algo mas blanco y ¿había cambiado su silla?, Sue, bueno ella era hermosa a su manera, y al igual que Billy, mostraba algunos signos de su edad.

Los dos me saludaron con entusiasmo, me abrasaron asta dejarme sin aire.

-Nos alegra que estés de vuelta, Clarie... echamos de menos tus risas en casa...- Sue no se había olvidado de eso, recuerdo que Billy solía jugar conmigo y era bastante divertido.

-Cuanto has crecido, niña... ¿Cuantos años tienes?- Me pregunto Billy, supongo que no puede calcular los años a su edad.

-16 años, cumplo 17 dentro de un mes... el 2 de enero.- Estaba esperando ese cumpleaños como loca, según mis padres tendría algún tipo de sorpresa, y estaba casi segura de que esa sorpresa implicaba un motor y cuatro ruedas. Todos sabían que no era experta en autos, pero eso no quería decir que no supiera conducir uno.

Emily los había invitado a cenar, por lo que estuve toda la noche repitiendo la rutina de las preguntas: ¿como están tus padres?, ¿te va bien en el instituto?, ¿y tus amigo?, etc.

Cuando se fueron nuestros invitados, pude al fin tomarme un respiro, un poco de tiempo para mi.

Me duche, y procure tardar el tiempo necesario para asimilar lo que había pasado ese día. Tenia tantas cosas en la cabeza, pero entre todas las cosas estaba feliz.

Feliz de estar en casa de nuevo, feliz porque estaba con mis amigos y mi familia, porque todo era perfecto para mi.

Pero a pesar de eso aun me faltaba algo, como si mi felicidad estuviera incompleta. Eso era imposible, ya que tenia todo lo que quería tener en ese momento.

Estuve largo rato en el baño, pensando en lo que podía estarme faltando,

asta que recordé que esta no era mi casa y que otras personas vivían ahí también.

Cuando estuve en la cama, deje que mi mente arreglara ese pequeño problema por si sola. Me era mas fácil si dejaba que las cosas fluyeran, en lugar de forzarlas.

Antes de que me diera cuenta estaba casi inconsciente. Estaba agotada y quería por todos los medios descansar, pero me era imposible con ese golpeteo que había afuera.

Sonaba como si estuviera a unos pocos metros de la casa, y me di cuenta de que tenia un patrón regular: 1,2,3,4...1,2,3,4... entonces me acompase a ese ritmo para poder dormir al fin.

A pesar de que estaba a punto de sumir me en un profundo sueño, quería saber que eran esos golpes. Aun podía escucharlos, afuera, cerca, pero no había nada mas que me permitiera descubrir que eran o.... a quien le pertenecían.

De repente un pequeño aullido se escucho del otro lado de mi ventana.

¿Estaba soñando? De nuevo estaban esos lobos allí.

Esa noche soñé, algo raro en mi.

Estaba en el bosque, un poco de luz se filtraba por entre las copas de los arboles por lo que debería de haber sol. Podía escuchar con toda claridad las olas al romper contra los acantilados, así que estaba cerca de la playa.

Trate de seguir ese sonido, corría pero solo conseguía ese espantoso paso que siempre están en mis sueños, cuando corres y sientes que no avanzas para nada. De repente, escucho otros sonidos de tras de mi, eran pisadas que se acercaban. No se porque pero me acorde de los golpes que había sentido esa noche antes de dormir.

Este sonido era idéntico.

Genial ¿ahora escuchas lobos asta en tus sueños? dijo una vos que provenía de mi interior.

Yo no deje de correr pero eche una mirada hacia atrás para comprobar que estaba en lo cierto.

Grandes como caballos, con pelambreras de variados colores, y cada uno venia hacia mi a una velocidad alarmante.

Lobos comunes no eran, mas bien monstruos de 2 metros, si esa era la descripción adecuada para lo que estaba viendo.

Pero no pare de correr, ahora me había dado cuenta de que en verdad lo estaba haciendo.

Corría, y tan rápido como los 5 lobos que venían de tras de mi.

La sensación de libertad era increíble.

Pero todo eso se desbanesio cuando vi a mas de 15 chicos, mostrando sus dientes, afilados como navajas, que corrían para colisionar justo en el medio de un claro. Sentí terror, quería parar pero no podía.

Entonces, como si mi miedo fuera poco, reconocí el rostro de uno de ellos. Rubio, piel blanca como papel, y ojos color rubí, unos ojos que recordaba muy bien.

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