Para reflexionar...

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar. Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas. Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución. Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis. Decidí ver cada noche como un misterio a resolver. Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz. Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos. Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar. Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui, me dejó de importar quién ganara o perdiera. Ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo". Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, "el amor es una filosofía de vida". Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente. Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas. Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar. Ahora simplemente duermo para soñar.


domingo, 13 de marzo de 2011

(11) Un mal recuerdo...Regresa por mi...


Luego de eso el me abraso y me levanto del suelo. En volandas me llevo hasta la cama, me arropo y se despidió con un Nos vemos pronto Te quiero mi vida y luego salió disparado por la ventana.

Me quede profundamente dormida, ya que el me había dicho que volvería, y confiaba en el. Además 5 licántropos deberían ser suficientes para atrapar a un vampiro ¿no?

Los días pasaron.

Rachel confirmo su boda con Paul, aunque claro, las únicas personas que no lo sabían eran Billy, Sue, Emily y Kim, que por cierto esta ultima sería la madrina.

Mi cumpleaños se acercaba más y más. Estaba realmente emocionada ya que esperaba con locura que mis padres me regalaran el auto que tanto estaba esperando.

Pero si mi cumpleaños se acercaba... mi partida también.

Había hablado con Quil de ese tema. El me dijo que encontraría una solución, ya que tampoco deseaba que me fuera de aquí. Me pidió que me tranquilizara y que no pensara en eso porque aun faltaba mucho. Y así lo hice. Me olvide de lo que se me venía en sima.

El problema con el visitante aun seguía presente. Esa sanguijuela aparecía cada dos días. Pero aunque tendieran trampas por todos lados, en las evitaba, y siempre se salía con la suya. Nadie sabía lo que buscaba aquí.

Y luego de casi un mes en la Push, ahora me encontraba en el acantilado.

Unas ves me habían parecido solitarias porque nadie se encontraba en ellos, pero yo me encontraba ahora, y la verdad es que la vista era extraordinaria.

Sentada en una roca al borde de la caída más loca del mundo, me sentía... libre.

El viento era helado pero eso aumentaba la sensación de libertad que sentía. El crepúsculo era increíble. Aunque me pareciera triste. Otro día llegaba a su fin. Estaba más cerca del inevitable final.

Le puse un stop a ese pensamiento, ya que había prometido no pensar en eso.

Estaba mirando el horizonte, cuando todo cambió muy rápido.

Del maravilloso crepúsculo a una manada de lobos, paralizados a solo 100 metros de mi. En una situación diferente hubiera estado maravillada por la belleza de esas criaturas, de mis amigos, pero en este momento, todo era horrible.

Principalmente la persona que tenía justo detrás de mí.

-Tanto tiempo sin vernos Claire...- Esa voz la conocía bien. Horriblemente dulce y melodiosa. Hubiera vomitado si no estuviera paralizada de miedo.

Sabía que esto pasaría algún día. Pero jamás pensé que fuera tan pronto.

Ben había regresado por mí.

-¿Qué haces aquí? ¿No te conformas con simples humanos que me buscas para conseguir un reto mayor?- sabía muy bien porque había regresado. Aunque esta vez yo era muy diferente. La chica que él había conocido ya no existía. Mis dones habían desparecido, bueno más bien había olvidado cómo usarlos. No me podía defender, pero estaba segura de que estaba a salvo, porque él no me haría daño, ya que le importaba tanto, viva al menos.

-Sí, tienes razón, tu serías un buen reto...pero sé que no eres la misma...te he estado vigilando, a ti... y a tu amiga en Alaska...- No puede ser.

-MALDITO... DEJA A SARA EN PAZ - le avisaría a Sara después de que saliera de esta.

-Eh, tranquila...no le aré daño.. Sabes lo importante que es ella para mí...- ese bastardo acaricio mi mejilla y mi cuello. Me estremecí ante ese contacto.- Estas hermosa Claire

Qué asco que me daba. En ese momento quise por todos los medios decirle a Quil (que estaba entre los lobos que tenía al frente) que atacaran, que no me importaba lo que me pasara a mi mientras acabaran con él.

Ben seguía acariciándome como si ya fuera suya, como si le perteneciera ya.

-Suéltame- le dije, pero claro, el no me escucho.- SUELTAME- dije, firmemente, al tiempo que lo miraba a los ojos, negros como carbón. Jamás me había sentido tan valiente como me sentía en ese momento. Estaba segura de poder acabar con él, si...aun tuviera mis poderes.

El me soltó pero no se aparto de mí, aun podía sentir su gélides cerca de mi cuerpo.

En ese momento podía haber salido corriendo, en busca de la seguridad que me podría brindar la manada, pero no lo hice.

Me le quede mirando por unos segundos antes de decir:

-Vete, si no quieres salir lastimado...- sabia que me las tendría que enfrentar con Quil mas tarde, ya que no es común que la presa hable con el depredador, pero eso no me importaba. Ben me sonrío y se alejo un paso, aunque bastante pequeño, de mí.

-Sabes porque estoy aquí, y también sabes que no me rendiré hasta conseguir lo que quiero.- se alejo otro paso de mi, en dirección al precipicio. Seguro que intentaba escapar por el agua.- Serás mía, al igual que Sara...Ese es su destino, ya lo he visto. No tienen oportunidad contra mí.

-VETE AHORA- le grite. Los lobos por un momento dejaron de respirar. Ellos no comprendían nada.

-Me iré., pero varios de mis nuevos amigos te visitaran de vez en cuando...- el dio media vuelta y se disponía a saltar, cuando se acerco en un segundo y me susurro al oído.

-Nos vemos pronto, Clarie- me sonrió y se volvió otra vez hacia el borde del acantilado para desaparecer mas tarde en las aguas negras y heladas.

Me quede clavada en el piso por un segundo más o menos. Los lobos aun seguían ahí, detrás de mí, ya que al mirar a Ben les di la espalda.

No sentí ni escuche nada.

Ni el chapoteo del agua, cuando esa sanguijuela cayó, ni el viento, o las respiraciones de la manada. Nada.

Estaba atrapada en un sin fin de recuerdos de mis días en el infierno. Vampiros, presas, dones. Malditos dones... pensé. Ellos fueron los que me condenaron a este mundo de cuento de hadas. De historias de terror, donde mis pesadillas ya no son simples sueños, en donde todo termina cuando despiertas. Todo es real.

Me desplome en el suelo, entre lagrimas y maldiciendo a esos estúpidos vampiros.

No quería que todo volviera a ser como antes. No quería volver a pasar por eso: por el miedo, por el no saber si la gente que amas también está en la mira, por el dolor.

Tampoco quería que mi mejor amiga, mi hermana, estuviera metida en este lío.

Son en momentos como estos en los que quisiera morir.

-! Clarie ¡Cariño...Reacciona, ya paso todo.- no me había dado cuenta que Quil estaba a mi lado, tratando de que volviera a ser yo de nuevo.

-Clarie, tranquila...ese tipo no volverá... estaremos vigilando para que nada te pase.. No pondrá ni un dedo sobre ti... lo prometo.- Estaremos vigilando esa frase me calo en lo más hondo me mi cabeza. Ben me había estado vigilando todo estos años, esperando la oportunidad. Pero no solo a mi... Sara estaba en la mira junto conmigo. En ese momento salte de donde estaba y busque en el bolsillo trasero de mi vaquero. Le di gracias a Dios porque mi móvil estuviera sano y salvo después de desplomarme sobre el.

Quil me observaba al igual que Sam y Jacob. Eran los únicos que estaban en forma de humanos. De seguro pensaban que estaba loca, pero podía lidiar con personas que pensaran eso. Lo había hecho toda mi vida.

Marque el número a mil por hora, rezando para que Sara no se hubiera olvidado el móvil.

Sonó más de 10 veces y nada.

-Maldición- dije al tiempo que estampaba mi único teléfono contra un árbol.

Me movía de un lado para el otro, sospesando la idea de salir de ahí sin dar ninguna explicación. Pero eso iba a ser imposible.

Quil se planto en frente de mí y me agarró por mis hombros.

-¿Podrías por favor explicarme porque destruiste tu móvil de esa forma? o ¿porque estas tan nerviosa?- me le quede mirando sorprendida.

-¿Es que un vampiro en la Push no es motivo para estar nerviosa?- le dije. Me sorprendía que no hubiera caído en esa posibilidad.

Su rostro estaba visiblemente preocupado.

-¿Estás bien? ¿Te hizo daño?- vi que estaba haciendo un esfuerzo enorme por controlarse. Pero en ese momento, aunque hubiera querido decirle que estaba bien y dejar que me consolase, sabía que tenía algo mucho más importante que hacer.

- Estoy bien...pero tengo que volver a casa...- Quil asintió y me paso un brazo por mi cintura. Nos dirigíamos al sendero para regresar con Emily cuando una voz que conocía muy bien me llamo.

- Claire tienes que explicarnos muchas cosas... tu amiguito volverá pronto.- Sam me taladro con la mirada. Se notaba que no solo estaba preocupado por la tribu, sino por mi tía.

-Si lo sé, pero más tarde ¿sí? Ahora tengo algo mucho más importante que hacer.

Íbamos en silencio por el sendero que nos llevaba a la casa de Emily.

Esperaba que al menos hubiera alguien en casa de Sara. Tendría que explicarle lo que estaba pasando, aunque ella no me creería. Estaba tan o más empeñada que yo en olvidar esos días. Ella había sufrido mucho, al igual que yo, pero aunque trates de olvidarte de las cosas, siempre dejan su semilla en lo más profundo de la mente, esperando germinar en el momento correcto. Mi semilla ya había germinado y enredado sus raíces en mi cabeza. Ahora me era imposible parar el torrente de recuerdos que me invadieron en el momento en que oí su voz, cuando vi su rostro.

No me había dado cuenta de que nos habíamos detenido.

-Claire por favor...explícame lo que está pasando...odio no saber cómo ayudarte...- jamás había escuchado a Quil de esa forma. Parecía que lo estuvieran torturando.- !Claire¡ Deja de llorar, todo está bien....por favor me estas matando...- ¿Estaba llorando? ¿Como habíamos llegado al pie de ese árbol? Me encontraba en su pecho llorando desconsoladamente, pero aun no entendía por qué. Ya no me encontraba en peligro, no en ese momento.

- Lamento esto, no quería hacerte sentir mal- le dije. Odiaba ser la fuente por la que otras personas se sintieran desdichadas. Quil no se merecía eso.

-Estaré bien...en cuanto tú estés bien. Claire, tienes que explicarme lo que paso en el acantilado hace 10 minutos.- genial, esta era la parte que tanto había evitado.

-Creo que tal vez no quieras saber.- eso era cierto. Si se había puesto de esa forma solo porque estaba llorando, no quería saber cómo se pondría si le digiera que ese vampiro andaba detrás de mí para hacerme como él.

-¿Que tan malo es? - el había pillado al vuelo, como siempre. No sabía qué hacer. ¿Que tanto le tendría que ocultar? Bueno al menos por ahora. Ya que sabía que necesitaban información si es que querían acabar con él.... No pensé. Ellos se arriesgarían por mí.

No podía involucrar a nadie más. Esto era un problema entre Ben, Sara y yo.

Pero se supone que los lobos están en este mundo para proteger a la tribu, así que ellos ya estaban involucrados en todo esto desde que ese chupa sangre puso un pie en este territorio.

Aun así no podía permitirlo. Quil estaba esperando una respuesta, pero yo no sabía que decirle. Aunque mi silencio bastaba para responder su pregunta.

- Te lo diré todo, pero luego. Estoy perdiendo tiempo aquí sentada, tengo que hacer algo importante... - fue lo único que le dije. Me pare, y salí disparada para llegar a la casa. Perdí barios minutos ahí con Quil, minutos que pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte.

1 comentario:

  1. k buen capitulo escribe lueguito.. me encanta tu blog 100pre buske uno de esta parajita :)

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