Para reflexionar...

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar. Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas. Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución. Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis. Decidí ver cada noche como un misterio a resolver. Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz. Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos. Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar. Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui, me dejó de importar quién ganara o perdiera. Ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo". Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, "el amor es una filosofía de vida". Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente. Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas. Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar. Ahora simplemente duermo para soñar.


sábado, 2 de abril de 2011

(14) Ansia de sangre



No tengo idea de cuánto tiempo estuvimos abrazados los dos, para mí en ese momento no existía el tiempo.

Era plenamente consciente de que, tanto Emily como Sue estaban en la habitación `pero esto no me avergonzó, después de todo sabía que no nos estaban observando a Quil y a mi precisamente.

Estaban tratando de descifrar lo que ocurría en ese momento. Habían llamado a Billy para ver si él sabía algo, pero Jacob no había regresado a casa, de hecho nadie lo había hecho salvo Quil, y eso las ponía muy preocupadas a ambas. Pero jamás se atrevieron a preguntarnos algo. Sabía muy bien que desde sus ojos, yo parecería estar absorta en mis pensamientos y que no prestaba la mas mínima atención a lo que ellas hacían, pero la verdad estaba muy alerta, después de todo estaba intentando por todos los medios no pensar.

Cualquier persona me habría dicho: Si no quieres pensar, ¿Qué diablos haces aquí sentada? Distrae tu mente, as algo.

Pero no quería irme a ningún lado.

Este iba a ser nuestro último día de paz, previo al caos.

-¿Quil?- le llame. Quería saber una cosa.

El estaba mirándome, pero había algo raro en su mirada. En ese momento supe, que por su cabeza pasaba exactamente lo mismo que en la mía.

-La calma previa a la tormenta- dijo, y esa frase fue un eco de lo que estaba pensando.

Era como si…si pudiera leer mi mente.

-Sí, pero está bien así- le dije mientras me acomoda entre sus brazos que me aferraban como cadenas. Unas cadenas que deseaba nunca se cortaran.

Jamás me había puesto a pensar realmente en nuestra relación. Todo era bastante fácil. Cada beso, cada caricia, que siempre era correspondida, salía desde el fondo de mi ser. Pensé que eso sería algo normal, pero me equivocaba. Entre nosotros había algo más.

Magia.

Nuestros destinos estaban unidos. Yo no sería realmente yo sin él, en realidad, no sería nadie.

Ahora entendía porque quería regresar con todas mis fuerzas a la Push, porque aquí se encontraba mi vida.

Luego de un par de horas mis parpados empezaron a pesarme. Tenía hambre, pero no la suficiente como para pararme a rebuscar en la heladera algo para comer. Me sentía cansada a pesar de que había pasado sentada la mayor parte del día.

Estaba muy cómoda en el sofá, sudaba bastante ya que mi almohada era mucho más caliente que yo, pero no era nada que no se resolviera con una ducha mas tarde.

Quil estaba tranquilo, bueno no podía verle el rostro, pero su cuerpo estaba relajado.

Emily había llamado tantas veces a casa de Billy que este término preocupándose también, y al final se paso por aquí, donde se quedó cotorreando con Sue y viendo a mi tía caminar de un lado para otro, bastante nerviosa diría yo.

Era bastante divertida la escena, la verdad, lo era para quienes poseían un humor negro como el mío.

El mismo Billy me había dicho que me tranquilizara, “que matar vampiros, era para lo que habían nacido”, y ahora lo veía por aquí, en su cilla, con la preocupación grabada en el rostro.

-Por fin- suspiro mi tía- ¿Podrían tener la amabilidad de explicarnos que sucede?- pregunto ella.

-¿No están al tanto de la situación?- fue Jacob quien contesto y no Sam como había pensado.

-Claro, Quil fue de gran ayuda- dijo Billy dejando que el sarcasmo fluyera en cada una de sus palabras.

Quil se removió para luego pararme, llevándome en volandas. Sabía lo que pretendía hacer.

Yo estaba con los ojos cerrados, pero no dormía, bueno no totalmente. Mi cuerpo estaba relajado, pero mi mente aun seguía trabajando.

-¿Quil?- llamo Sam. Supuse estaría con Emily en ese momento.

-Está dormida Sam. Pero yo puedo contarles toda la historia.- había hecho bien en contárselo solo a Quil. La manada entera me hubiera vuelto loca.

Me deposito en la cama, creo que hasta me arropo y me beso en la frente.

Tendría que haberme despertado, porque yo pretendía un beso muy destino de ese.

-Descansa, mi vida. Yo me encargo de esto.- dijo en susurros casi inaudible.

Dejo la habitación con ese andar suyo tan silencioso, podría competir claramente con un fantasma.

Aunque me hubiera gustado lo contrario, el sueño me venció al fin.

Me intrigaba lo que pasaba en la otra habitación.

Savia que Quil contaría la historia tal cual yo la dije, esa parte no me preocupaba.

Lo que me tenía nerviosa era la reacción de los demás.

Muchos de ellos lo tomarían particularmente a la liguera, de hecho la situación para algunos era un regalo, un descanso de la rutina diaria de patrullar y no encontrar nada.

Las semanas en las que Ben me busco por aquí fueron un alivio del aburrimiento para casi todos.

Pero sabía que algunos se pondrían como Quil, y uno de ellos era Sam.

Esa sanguijuela venía a por mí, y a mi tío no le iba a gusta nada mi proximidad con Emily.

-Maldita sea- refunfuño una voz en mi interior- ¿Puedes pensar en otra cosa? Te va a dar migraña.

Me reí un poco del tono irritado de esa voz pero luego me compuse y le contradije:

-¿Por qué dejar de pensar en esto? Los mejores planes se piensan con detenimiento y…

Fue entonces cuando me di cuenta.

Un plan… Ben debía tener uno y yo era la única aquí, que lo conocía lo suficiente como para adivinar lo que se traía entre manos.

Pero aun no había hecho ningún movimiento significativo, nada que pudiera identificar.

Debía ser paciente. Conocía muy bien su forma de proceder que podía dar una fecha exacta de su primer movimiento.

Una semana, era todo lo que necesitaba Ben para pensar un movimiento, siempre había sido así, plazos de una semana.

Debía de avisarles cuanto antes, así podrían estar preparados.

Conocía los patrones de comportamiento de ese parasito, pero no sabía con exactitud como seria esta vez, ya que él vio a mis peculiares guarda espaldas.

Pero de una cosa estaba segura, este tipo será muy precavido.

Máxime, si considera a los licántropos.

Aunque claro, el no arriesgara ni un solo pelo de su estúpida cabeza. Como siempre, mandara a terceros a hacer el trabajo sucio por él.

No quería ponerme a pensar en todos los inocentes que metería en este lío, solo para capturarme y hacerme su esclava.

La voz en mi interior gruño.

Deje por la paz todo ese embrollo sobrenatural y despeje mi mente para poder descansar tranquila…

Y al hacerlo, todo mi mundo cambio.

Estaba en el bosque. Una brisa azoto mi rostro, con ella vino una extraña sensación de deja bou.

Este había sido mi último sueño, o mejor dicho pesadilla.

Ya sabía exactamente lo que iba a pasar pero aun así no hice nada para detenerme a mí misma, me deje llevar.

Esta vez no me sorprendí al ver a los lobos detrás de mí, lo que si me sorprendió fue que su número había aumentado.

La última vez habían sido 5, pero ahora eran más.

Eso no era todo lo que había cambiado.

Sara estaba a mi lado, corriendo tan rápido como yo y muy concentrada en lo que teníamos al frente.

Sabía lo que vería si me daba la vuelta, pero también sabía que en cuanto lo hiciera todo terminaría.

Pero no quería verlo de nuevo, era igual de aterrador que verlo en persona.

Suspire en sueños y me enfrente a mi pesadilla.

Fue igual que la última vez. Más de 15 chicos liderados por Ben corrían hacia nosotros.

Esa escena no había cambiado, la que lo había hecho era yo.

El miedo jamás llego como pensé, en su lugar, estaba que echaba chispas.

Querría arremeter, y acabar con todo lo que se interpusiera en mi camino.

Era tal mi ansia de sangre que un gruñido salió de entre mis dientes.

El sueño termino viéndome a mi misma con el rostro desfigurado por la rabia.

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