Para reflexionar...

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar. Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas. Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución. Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis. Decidí ver cada noche como un misterio a resolver. Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz. Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos. Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar. Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui, me dejó de importar quién ganara o perdiera. Ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo". Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, "el amor es una filosofía de vida". Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente. Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas. Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar. Ahora simplemente duermo para soñar.


lunes, 18 de abril de 2011

(16) Consecuencias -primera parte-

Hola.
Espero que les guste lo que escribo, y que haga volar su imaginación.
Bueno quería decirles que en esta semana tal vez publique mas de una vez, ya que en estoy en vacaciones de turismo, o semana santa , y tendré tiempo de escribir bastante.
También quería decir que e puesto una encuesta, como algunos se habrán dado cuenta. Me gustaría mucho que votaran pues quisiera saber si esto que hago esta bien o necesita algún cambio.
Gracias por estar ahí.
Buena semana.
Romi...


Reacciono tal cual lo había pensado. Empezó a temblar, primero sus manos y luego sus brazos. Mi sonrisa se ensancho aun mas con la posibilidad de verlo entrar en fase. Aunque la parte racional de mi cerebro me decía que no quería estar cerca de él cuando eso pasara.

Por desgracia (o por suerte) el reacciono y se fue de la casa, cruzando la habitación en tres grandes zancadas.

La culpa llego con la brisa de aire fresco que entro por la puerta al ser abierta.

Genial, los únicos amigos que tenía por aquí, y yo iba a conseguir que ellos mismos me entregaran a Ben.

Ya estaba por dar mi tercer paso para buscarlo y disculparme pero Quil me tomo del brazo y me gire a tiempo para verle negar con la cabeza.

-Déjalo. Tiene cuatro patas ahora.- me dijo. Yo solo asentí y me volví de nuevo a todos con una cara que delataba claramente que me sentía culpable.

-Siento eso. Creo que se me fue un poco la mano. Los vampiros…bueno, digamos que me ponen de muy mal humor.

-Sí, sabemos lo que se siente. Y no te preocupes por Paul, nosotros nos encargaremos de él.- me tranquilizo Seth.

Nunca había entablado conversación alguna con Set, de hecho casi ni lo conocía, y no tenía mucha idea de lo que pensaba de mí, pero sentía como si fuéramos a ser grandes amigos, o que iba a traer algún cambio en mi vida pero no sabía que exactamente.

-¿Nosotros? Diablos, chico. Tú dices eso pero no estás todo el día en la cabeza de Paul.

Su monologo interno de: lo mato, no lo mato, aunque sepa cuál será su decisión final.

-Gruñilandia.- murmuro Jake. Embry, Seth, Jake y Jared empezaron a hablar cosas sin sentido sobre ¿Quién tenía que soportar a lo peor de la manada? Y los candidatos eran Paul por parte de la manda de Sam, y Leah por parte de la de Jacob.

Lo que me molesto, fue que hablaban de Leah como si ella no estuviera presente; no tenía ni idea de cómo hacía ella para soportarlo.

Comencé a aburrirme de todo eso y me dirigí al frente de la casa, pero no sin antes dirigirle una mirada a Quil.

Quería estar sola y él lo entendió.

Afuera estaba fresco, demasiado diría yo, pero sobre todo, nublado. Era uno de esos días típicos en La Push.

Me senté en la escalera y me puse a pensar en Leah.

No la conocía mucho, solo sabía que era la primera mujer en tener el gen y transformarse.

Quil me había contado que siempre habían creído en sus historias luego de que hubieran entrado en este nuevo mundo, pero resulto que habían cosas que no estaban en ellas.

Leah era única, me preguntaba si era por eso que la excluían tanto.

-Genial- oí gruñir a alguien adentro.

Por pura casualidad esa persona fue Leah, quien paso como una bala a mi lado.

¿Qué le habían dicho como para ponerla de esa forma?

La vi entrar al bosque a toda prisa y luego vi la razón por la que se había ido, la razón por la que quería irme en ese momento.

Un volvo plateado estaba estacionando en frente de la casa de mi tía, del cual vi salir a 3 personas increíblemente hermosas y por supuesto pálidas.

A una de ellas ya la conocía. Reneesme Cullen, con una sonrisa de oreja a oreja, flanqueada por dos personas que jamás había visto.

Una de ellas era mujer.

No pasaba el 1,65 a pesar de traer tacos, pelo castaño hasta la mitad de la espalda, y tenía una figura perfecta por la cual cualquier chica daría su último latido de corazón.

Y la segunda persona era un hombre.

Era alto, aunque cualquiera de mis amigos en La Push le sacarían una cabeza. Pelo corto, rubio, más bien algo dorado.

Y bueno…él era el ser más hermoso que había visto….después de Quil

Pero claro, ¿Qué sanguijuela no era simplemente perfecta en el mundo?

La verdad, por ahora, no había visto a ningún vampiro “feo”.

Todos los que estaban dentro de la casa salieron a recibir a sus “amigos”.

Y yo….simplemente no sabía cómo contener el vomito.

Los vampiros siempre me pusieron los pelos de punta, y ellos iban muy campantes en su encuentro.

-¡Claire¡- me llamaron. Pensé que Leah estaba como loba correteando por ahí, pero sin embargo estaba al principio del sendero que llevaba a la playa ¿llamándome a mí?

A pesar de que eso me parecía de lo más extraño, no dude un segundo en pararme e ir tras ella.

Esta era la oportunidad perfecta para escaparme de estar con esos Cullen.

Leah empezó a caminar a caminar delante de mí, y yo casi corría para seguirle el paso.

No dijo nada hasta que llegamos a la playa, supuse que era para que nadie nos escuchara.

-Gracias por eso. Me has salvado de pasar un mal día con esas garrapatas.- comencé cuando supuse que ya estábamos lo suficientemente lejos de la casa.

-De nada. Creo que he acertado con respecto a tu relación con los Cullen esos.- me dijo, aunque en ningún momento se giro para verme.

-A ti no te agradan ¿verdad?- la pregunta que le acababa de hacer era algo estúpida ya que se notaba que le disgustaban, pero no entendía porque era la única que actuaba como se debería.

-¿Porque iban a gustarme? Ellos me condenaron a esta vida.- se giro y pude ver su expresión.

Si…. Sin dudas no le agradaban los Cullen.

Su rostro dejaba ver la ira que sentía hacia ellos, y por supuesto asco. Pero en su mirada había algo más…Tristeza

-¿Te condenaron?- no entendía que le pudieron hacer para que ella se pusiera de esa manera. No entendía de donde emergía esa tristeza.

-Ellos me hicieron lo que soy…Un monstro.

Eso me sorprendió. Hasta este momento, todo lo que había escuchado sobre la licantropía habían sido puros halagos: Es genial, te sientes fuerte y veloz. En pocas palabras indestructible. Pelo Leah tenía un concepto diferente: Monstro. Pero seguía sin entender, ¿Por qué se creía de esa forma? ¿y que tenían que ver los Cullen en eso? Ella suspiro al ver que no la seguía y se dejo caer en la arena. Yo la imite, esperando una explicación de su parte.

-¿Qué tanto sabes sobre mi Claire? – comenzó mirando hacia el horizonte sin ver nada exactamente.

-La verdad…no mucho. Quil me dijo que eres la primera mujer en transformarte.- ella giro el rostro en mi dirección y levanto una ceja.

-¿Eso es todo?- me pregunto incrédula.

Yo solo asentí

-¿No te conto sobre las consecuencia que esa transformación trajo a mi?- ahora era yo quien estaba sorprendida.

-¿Consecuencias?-

Puso los ojos en blanco.

-Esto me sorprende. Nunca preste demasiada atención a lo que le pasaba por la cabeza y había pensado que ya lo savias, después de todo eres su impr… eh, vida.- me miro por un segundo y aparto la mirada, clavando sus ojos en el suelo. Su frase no me decía mucho, solo de que estaba tan sorprendida como yo de que Quil no me haya contado algo que, bueno, era interesante. Pero no comprendía ese cambio repentino al final. Como si hubiera querido decir algo pero se arrepintió y cambio de idea.

Como si se le hubiera ido la lengua al contarme.

Leah se quedo callada y yo aun estaba esperando una respuesta.

-¿Me dirás las consecuencias? ¿O tengo que esperar a que Quil se decida a contarme?- le dije en burla.

Ella se rio pero no a parto la vista de la arena.

-Bueno, todo se reduce a una sola cosa.-

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