Para reflexionar...

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar. Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas. Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución. Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis. Decidí ver cada noche como un misterio a resolver. Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz. Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos. Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar. Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui, me dejó de importar quién ganara o perdiera. Ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo". Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, "el amor es una filosofía de vida". Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente. Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas. Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar. Ahora simplemente duermo para soñar.


lunes, 24 de diciembre de 2012

FELICES FIESTAS!

HOLA MIS QUERIDAS!!
Bueno, que decirles! La verdad esta historia ya es parte de mi y ustedes me inspiran todos los días a seguir.
Espero de corazón que todos sus deseos se cumplan en esta navidad y que la pasen muy muy muy bien junto a sus seres queridos.
Por mi parte no queda mas que agradecerles por estos años (que ahora que lo pienso son casi 3 años!! O__O woow ), por todos esos comentarios y por seguirme a lo largo de esto.
GRACIAS GRACIAS GRACIAS XD
FELICIDADES A TODAS! BESOTE!

sábado, 22 de diciembre de 2012

(62) Toda la verdad


HABER... ME HAN ENCONTRADO MUY INSPIRADA ESTA SEMANA!
 ESTE ES EL CAPI MAS LARGO DE MI VIDA... Y EL MAS TRISTE TAMBIÉN.
ESPERO LES GUSTE... COMENTEN PLISS!
BESOTE  :D





Me desperté cálida, demasiado.
-Perdona si te eh despertado. No ha sido mi intención- se disculpo Quil acariciando mi cabello con esa manaza suya.
-¿Donde esta mamá?- pregunte alarmada.
-Tranquila, ah ido por un café- me tranquilice lo justo para darme cuenta que había dejado a Quil y mamá solos anoche.
-¿Que ha pasado mientras eh estado dormida?- Quil sonrió y recopilo todo lo que me había perdido en su mente.
-Valla ¿Eso dijo?- me sorprendió la conversación que mantuvieron ellos dos.  Que mamá se mantuviera callada respecto que Quil era claramente igual a lo que era hace 11 años se me antojo raro, pero aun mas raro que ella dijera “ Me alegro que estén juntos, ella necesita de alguien que la proteja y tu pareces de fiar. Me alegra que te tenga en su vida”.
De seguro cambiará de parecer cuando todo esto pase. Ahora no están funcionando bien sus cables.
-¿En que piensas?- me pregunto viendo que no decía nada.
<<¿De verdad dijo eso? Es que no me lo puedo creer que siquiera te hable. No estoy segura de porque no salio corriendo en cuanto te vio, o creo que me esperaba algo así como “ ¿Que crema anti edad usas? Porque estas raramente bien conservado”>>
Quil ahogó una carcajada ya que no era momento ni lugar para reír.
 Menos mal que se lo dije mentalmente porque de repente me di cuenta de la presencia de Sam y Emily en el piso a nuestro lado. Emily descansaba en los brazos de Sam mientras este dormía apoyado contra la pared. La posición que había adquirido se me antojaba de verdad incomoda.
Me incorpore enseguida en cuanto capte la mente de mi madre de regreso, con dos cafés en sus manos. ¿Cuantos de esos se había tomado para permanecer despierta toda la noche? La perspectiva era alarmante.
-Oh Claire te has despertado. Te hubiera traído algo de haber sabido...- me apresuré a negar con a cabeza.
-No mamá, no importa. En realidad no quiero nada- mamá le tendió uno de los cafés a Quil y este sonrió en modo de agradecimiento. Quil se sentía avergonzado, lo veía en su mente.
-¿Has dormido bien?- me preguntó mientras se sentaba entre mis piernas al pie del banco en donde estábamos Quil y yo.
-Todo lo bien que puedes dormir en un hospital sabiendo que tu padre esta en el- susurré. Mamá asintió y yo no pude resistir la tentación de echar un vistazo en su mente.
Estaba echa un lió, eso era obvio. Aun conservaba esperanzas de que papá saliera de esta, aunque yo no compartía su optimismo. Yo era realista y ya me estaba haciendo a la idea de que tendría que dejarlo ir. Sin embargo mamá se aferraba a esa pequeña esperanza con todas sus fuerzas. Y no iba a ser buena idea mas tarde, cuando todo halla terminado.
Me entraron ganas de decirle a mamá que parara, y meterle algo de realidad y sentido común en esa cabeza suya, pero solo pude mirarla y sentirme algo irritada, porque no podía juzgarla. Si yo estuviera en su lugar pensaría exactamente de la misma forma.
¿Como se supone que le dices adiós a tu alma gemela? Eso es algo para lo cual nadie esta preparado. No podía juzgarla por seguir teniendo esperanzas.
Cuando Sam y Emily despertaron Emily se acerco a mamá y conversaron durante un rato. Sam dijo que llamaría a Jake para ver como están las cosas y fue en ese momento que me acordé de Sara.
Me levante de mi lugar y cinche a Quil conmigo. El me siguió tomando mi mano hasta las escaleras de afuera del hospital.
-¿Llamaras a Sara?- me pregunto en mi oído. Me abrazó por detrás y puso su cabeza sobre mi hombro.
-Si. Me había olvidado de llamarla anoche- marque su numero y esperé un buen rato a que respondiera. Pero no pasó nada. Marque otra vez y nadie atendió.
Me preocupe.
Fui corriendo hasta donde se encontraba Sam. En el estacionamiento del hospital, lo bastante lejos como para poder hablar de cosas lobunas sin tener que preocuparse de observadores humanos.
-Sam, quiero hablar con Jake- Sam nos miró a Quil y a mi por un segundo y asintió.
-Jake, Claire quiere hablar contigo- y sin mas me tendió el celular a mi.
-Hola Jake, ¿esta todo bien?- le pregunte, porque no era muy común que Sara no atendiera el celular.
-Si si, nada de a torcido acá. ¿Porque?- me preguntó, a sabiendas de que algo debía de andar mal.
-Acabo de llamar a Sara pero ella no contesta. Me preguntaba si había pasado algo para que ella olvidara su celular- le dije a toda prisa. El suspiro del otro lado de la linea.
-Ella esta bien. Esta con Seth y Leah patrullando los alrededores. Le diré que has llamado- suspiré también de alivio.
-Oye Jake, ¿están ellos tres solos? Y emm, ¿Leah?- recordaba la siempre constante mueca de disgusto que tenía Leah desde que me alié con los Cullen, y estaba al tanto de que Sara tampoco le era muy de su agrado. Tal vez ahora que Seth se había imprimado de ella había dejado de lado esa hostilidad suya.
-Edward, Emmet y Jasper están ayudando. Ya sabes, ahora que te fuiste no tenemos un lector de mentes. Y Leah, bueno, no la esta pasando de maravilla pero lo esta intentando de verdad- me di cuenta de que Jake había saltado en defensa de Leah, tal vez por el echo de que ella pertenecía a su manada.
-Bueno, en ese caso esta bien. Dile a Sara que la próxima vez lleve su celular ¿si?-
-Claro. Oye Claire, ¿como están las cosas por allá?- el tono de voz de Jake cambió, ahora era algo mas cuidadoso con lo que decía. Y sabía lo que estaría pensando. Recordaba haberle preguntado por su madre cuando era pequeña y recordé ese mismo cambio de voz. Ese cambio de voz de alguien que piensa las cosas antes de decirlas.
-No lo se Jake. Estoy dándole vueltas al asunto de entrar y verlo pero... No es una perspectiva de mi agrado. No quiero ver nada si será como la ultima vez- suspiré, ya que no me apetecía recordar.
-Ya, pero créeme que te arrepentirás si no lo haces. A mi me hubiera gustado tener la oportunidad de haberla visto aunque sea unos minutos y haberme despedido. Tal vez me hubiera escuchado- su voz se fue apagando conforme hablaba.
-Jake, ya me voy. Por favor dile lo del celular a Sara y que la quiero ¿si? Adiós- Jake se despidió y  yo le tendí el móvil de vuelta a Sam.
Quil me sacó de allí tirando de mi, hasta llegar a la parte mas alejada del hospital. No sabría decir en donde nos encontrábamos.
-Haber, ¿porque no me dijiste nada de eso? Puedo entrar contigo si quieres- suspire.
-Esta Bien Quil, no tienes que preocuparte. Es algo que tengo que hacer yo misma. Jake tiene razón, me arrepentiré mas tarde si no lo hago- aunque ahora no veía porque.
Cuando entramos al hospital una enfermera salía de la habitación de mi padre.
¿Que había pasado? ¿Algo se había torcido mientras no estaba?
Me concentré en las mentes a mi alrededor. La enfermera no parecía sorprendida en lo mas mínimo porque mi padre no hubiera presentado mejoría alguna. Y mamá estaba igual que antes, tal vez un tanto peor. La realidad le estaba cayendo encima.
Claire
Disminuí mi paso ante la mención de mi nombre. Miré a Quil que se había acompasado a mi nuevo paso pero el no me había llamado en lo absoluto, ademas de que no era su voz.
Claire... Sara
Me quedé clavada en el suelo al saber de donde provenía esa voz. Se me cortó la respiración y tuve que sostenerme de Quil por un segundo.
-Claire, ¿que sucede?- Quil me atrajo hacia el y nos sentamos en el piso.
¿Como era posible que el estuviera pensando en mi? Si en su mente no había visto nada mas que la nada, algo propio de alguien que esta a punto de morir internado en el hospital. Se supone que todos esos líquidos y cosas que te dan es para que no puedas sentir nada y mucho menos pensar.
¿Porque mi padre lo estaba haciendo? ¿Y porque Sara?
-Mi padre...- me paré de en donde estaba y me dirigí hacia la habitación.
Quil se me quedo mirando pero no me detuvo, porque el sabía que tenía que hacerlo sola, lo que no sabía era lo que estaba escuchando en mi cabeza. Tal vez Jake tenía razón, y todas esas cosas que dicen de que cuando alguien esta inconsciente aun así puede oírte.
Mamá también me contempló desde su lugar sentada al frente de la puerta con la mirada cansada y esas ya tatuadas ojeras. Emily pasó uno de sus brazos por sus hombros y me asintió. Un simple gesto que decía que yo podía hacerlo. Aunque no estuviera segura de eso. Sam había llegado y tomo su posicion al lado de mi tía.
Claire... Sara... Hijas...
Su voz sonaba lejana, cansada. Pero a pesar de eso note la urgencia con la que pronunciaba las palabras. Tomé una bocanada de aire y entre a la habitación.
Esto era peor que la ultima vez. Trate de no prestarles especial atención a los millones de cables y tubos, ademas de las agujas que lo rodeaban, ya que sabía que sería un caso perdido el no llorar si llegaba a contemplar todo eso sobre el.
Solo vi su rostro.
Y yo había tenido razón. Jamas en la vida podría estar preparada para algo como esto. ¡Era mi padre! ¿Como se supone que se esta preparado para perder a alguno de tus padres?
Tome su mano y estaba algo fría. Me dio algo de miedo pero su corazón seguía latiendo, algo débil, pero eran latidos al fin, y lo seguían manteniendo vivo.  Las agujas y los tubos me dejaron de importar al saber que eran para su propio bien, aunque jamas podría dejar de odiarlas como ahora.
-Hola, papá- me sentía algo estúpida, porque estaría hablando sola, pero una parte de mi tenía la esperanza de que tal vez podría escucharme.
Hija...  
¿En verdad me estaba escuchando?
-Papá, ¿me escuchas?- esperé por su respuesta, pero luego de un minuto seguí sin escuchar nada.
Si...
Esa sola silaba, cambió todo. Podría decirle todo lo que lo quería y saber que el podría escucharme.
No me importaba que no entendiera como hacía para escuchar sus pensamientos puesto que era mi padre, y no le ocultaría algo así, mucho menos ahora. ¿Que importan los secretos cuando alguien se esta muriendo?
Voy a morir...
No era una pregunta, era la cruel verdad y realidad de los echos. El lo sabía y parecía no asustarle el echo.
-Esta bien papá, no te preocupes por eso- la voz se me quebró al final. El no se preocuparía pero yo si.
Vi el rumbó que tomaron sus pensamientos. El quería ver a mamá.
-Mamá esta fuera... Ahora le digo que entre- me separé de el solo un poco pensando en que a mamá le encantaría hablar con el, poder despedirse.
No, no. No te vallas por favor. Tengo que mostrarte algunas cosas... Cosas que quizás debí haberte dicho hace mucho.  
La urgencia de sus palabras hizo que me quedara a su lado un poco mas. Ya que su mente bagó por lugares a los que nunca imagine. Estaba volviendo a sus inicios.

Viví en Londres hacia mediados del siglo XIX junto con mi padre y madre hasta los 2 años, cuando un hermano hizo que dejara de ser hijo único. 
Daniel Edward Young fue el nombre que mis padres escogieron para mi. 
No eramos exactamente de clase alta pero tampoco estábamos en la pobreza como muchos en esa época. Seríamos algo así como clase media alta. Mi padre era un abogado respetado por algunos y realmente odiado por otros y mi madre era su fiel compañera, nada mas que un ama de casa como en ese entonces era lo correcto. 
Mi hermano Ben fue realmente una bendición según mis padres ya que esperaban con ansias su segundo hijo. Aunque para mi no era nada mas que un fastidio. 
Mis padres eran realmente las mejores personas que podrías conocer en aquel entonces. Eran amables y honestos con aquellos que debían serlo, solidarios pero algo tercos, nunca daban el brazo a torcer en cuanto a temas de su interés. Mi hermano y yo siempre tuvimos todo lo que queríamos. Nos malcriaron por un tiempo, hasta que yo cumplí los 10 y tuvimos que mudarnos. No estaba seguro de porque pero creía que tenía cierta vinculación con los asesinatos que habían ocurrido en la ciudad, ya que mi padre siempre despotricaba algunas palabrotas demás en la mesa cuando leía en el periódico sobre ello. 
Nos terminamos asentando en España, un lugar al que nunca me habitué. 
Mi madre tenía raíces españolas por lo que fue fácil empezar de nuevo para ellos. 
Pero para mi hermano y yo fue el comienzo de todo el desastre.
Un día de primavera en nuestra casa (mas parecida a una mansión, con su enorme jardín, y sus dos pisos de alto) recibimos visitas.  
Dos adultos, mas o menos de 50 años o tal vez un poco mas se quedaron en la casa por un tiempo. Mi padre se puso la mar de contento cuando llegaron a casa esa mañana y mi madre se puso a cocinar esas delicias que solamente podíamos saborear en días de fiestas, y por supuesto en nuestros cumpleaños. 
Eran una pareja de ancianos, aunque la palabra ancianos solo servia para describirlos físicamente porque no tenían nada de ancianos una vez que los conocías, al menos no ese hombre, que parecía estar mas cuerdo que cualquier anciano tan bien conservado como el, porque a pesar de tener sus arrugas y algunos temblores propios de la edad, aun conservaba su pelo negro lustroso y caminaba como si tuviera aun 30 años de edad. 
Se parecía mucho a mi padre y fue unos cuantos días después que me enteré que eran mis abuelos. Debí haber adivinado porque Ben era rubio, teniendo a una abuela tan rubia como ella.
Mi abuelo Carlos y mi abuela María se quedaron un buen tiempo con nosotros. Un buen par de meses, pero la verdad que no nos importó, porque jamas habíamos tenido a nuestros abuelos cerca, de echo habíamos llegado a pensar que no teníamos. 
Cuando cumplí los 12 mis abuelos aun seguían en casa. No me había dado cuenta de la razón hasta que vi decaer a mi abuela y quedarse en cama por un problema del corazón. Eso era lo que los médicos dijeron. 
El funeral fue en grande, ya que la familia parecía tener a toda una ciudad como amigos.
Pero conocía a muy pocas personas y en realidad no vi ni a la mitad de ellas porque mi mente se había centrado en mi abuelo, ahora mucho mas viejo por la angustia y la tristeza. 
Desde ese día nada fue igual. 
Las cosas empezaron a cambiar en mi, no solo físicamente ya que entraba en la adolescencia, también mentalmente, aunque algunos cambios no sabría decir que eran. 
Les oculte esto a mis padres y al abuelo pero a mi hermano no pude engañarlo. El me conocía muy bien, ya que a pesar de las discusiones y peleas sin sentido nos llevábamos bien y nos entendíamos a nuestra manera. 
Traté de entender que era lo que me estaba pasando, encontrar una razón lógica y cuerda que no tuviera nada que ver con seres míticos y leyendas pero todo fue en vano. Entre en un mundo nuevo, con criaturas nuevas que despertaban mis instintos de no se que. Ya que ahora no me conocía ni a mi mismo. 
Cuando llegue a los 17 años yo ya estaba realmente loco. Aunque no se como había echo para que mis padres no sospecharan de nada. Mi abuelo era otro tema. 
El me miraba de reojo cada vez que le mentía a mi madre diciéndole que había estado en la casa de un amigo cuando en realidad me había enfrentado a un vampiro en mitad de la noche. 
Ellos tenían suerte de no saber sobre ese mundo, donde yo oficiaba de super héroe para salvar a las personas de esas criaturas. 
Cuando cumplí los 20 las cosas ya se habían calmado. Madrid estaba libre de vampiros y lo había echo sin levantar sospecha alguna de parte de nadie. 
Mis padres estaban orgullosos porque entraría a la universidad para estudiar medicina y mi hermano  estaba celoso de que yo tuviera una vida mas entretenida que la suya.   
El había estado esperando que esos poderes que yo poseía también le llegaran a el pero eso jamas paso. Tal vez por eso era tan frió conmigo ahora.
La verdad no sabría decir que fue lo que pasó, pero una noche, volviendo a casa después de un largo día de universidad mi mundo se vino totalmente abajo. 
La mansión que me había protegido durante años ahora no era mas que escombros. Algunas llamas aun encendidas quemaban lo poco que quedaba de lo que había sido mi casa. 
Los vecinos habían visto horrorizados todo lo que había pasado y fueron ellos quienes me dijeron que nadie había salido de la casa mientras se quemaba hasta los cimientos. 
Cuando me serene lo suficiente como para revisar, encontré 3 cuerpos. Ninguno de ellos se parecía al de mi hermano ya que era tan robusto como yo y no había entre los tres cuerpos quemados alguien que se pareciera. 
No necesitaba de muchos estudios de medicina para darme cuenta de que los huesos estaban rotos, quebrados y echos añicos. 
Solo se me ocurría una sola criatura capaz de cometer de semejante daño a un humano. 
Caminando por lo que era mi casa me encontré en el cuarto de mi abuelo. No había quedado nada. Pero cuando pise un trozo de madera de lo poco de piso que quedaba mi pie traspaso la débil madera dejándome ver un pequeño librito, mas bien un diario. 
No me costo para nada leer aquella letra tan prolija que poseía mi abuelo. Pero me costo digerir lo que aquellas palabras me estaban diciendo.  Al menos ahora sabía toda la verdad. 
El había sido como yo, el había sido el primero en nuestro tipo: hijo de una semi-vampira y un humano. Aun me costaba digerir la palabra semi-vampiro, y me costaba aun mas el echo de saber que me parecía mas a esas criaturas de lo que había imaginado. 
Su madre (mi tatara abuela) había sido una semi-vampira muy fuerte. Era capaz de “robar” dones a los vampiros y usarlos a su antojo, tal vez por eso era capaz de usar tantos dones. 
La cosa fue que ella se enamoró de un humano (mi tatara abuelo) y frente a todo pronostico tuvieron un hijo. Mi abuelo.
No podía creerme nada de lo que ese diario decía, pero aun así tenía una explicación (poco creíble) pero la tenía. 
Tomé el diario y lo guarde en mi bolso, donde había metido lo poco que se había salvado del incendio, uno que claramente debió ser intencional. 
Algunas fotos que estaban guardadas dentro de un pequeño baúl en una esquina de mi habitación, el sombrero favorito de mi padre algo maltrecho y el cepillo que mi madre usaba para peinar su hermoso cabello negro. Cosas que eran basura pero que significaban tanto para mi. 
Cuando dejé la casa atrás me dije que tenía que encontrar a mi hermano. Aun tenía la esperanza de encontrarlo con vida, ya que si lo habían secuestrado para atraerme preferirían una carnada viva ¿no?. 
Nunca había sido muy bueno rastreando, pero de todas formas lo intente. Pasé días y noches tratando de encontrarlo pero al final perdía la esperanza. Fue entonces cuando el sentimiento de venganza hizo añicos mi cordura. Una sanguijuela me había arrebatado todo: mi familia, mi casa, una vida entera. Ahora solo vivía para atrapar a esa garrapata. 
No me di cuenta de que no envejecía hasta que varios años después me vi reflejado en el agua. 
Había leído el diario de mi abuelo varias veces como para darme cuenta de que contaba su vida desde diferentes épocas. ¿Cuantos años había vivido mi abuelo antes de que esa garrapata lo matara? Tal vez tantos años como yo estaba destinado a vivir. 
Mis poderes se incrementaron. Era mas fuerte conforme pasaba el tiempo Era capaz de hacer muchas cosas a la vez. Lo mejor de todo era la capacidad de leer mentes y el gran sin fin de cosas que podía controlar. Esa capacidad de escuchar los pensamientos me llevó a encontrar lo que estaba buscando. 
A principios del siglo XX me encontraba vagabundeando por América del Sur. Una región muy bonita, pero salvaje. No habían tantas garrapatas como había pensado, de echo apenas me encontré con una, un hombre que “paseaba” cerca de una tribu contemplando a las mujeres desde un punto de vista que parecía casi científico. Como un doctor mira a su rata de laboratorio. No me encontré con el de nuevo ya que el pareció darse cuenta de mi naturaleza, o algo por el estilo. Aunque tampoco podía atacarlo, no en medio de una tribu para que todos se alarmaran. Según el diario de mi abuelo, parte de esta vida era mantener el secreto, tanto era así que ni siquiera su esposa supo sobre su naturaleza. 
En alguna parte del Brasil me encontraba cuando sentí un efluvio familiar y unos pensamientos de una voz que conocía muy bien. Aunque me dio miedo saber que después de tanto tiempo el seguía con vida. Porque había una sola opción para que eso fuer posible. 
Intercepte a la parejita feliz antes de que llegaran a la ciudad. Toda una vida buscándole y el se encontraba tan feliz en los brazos de una sanguijuela. Estaba tal cual lo recordaba: rubio y alto.  Tan bien formado como yo, pero sus ojos eran de un intenso color rojo y sus dientes parecían brillar bajo la luz de la luna. Su acompañante era tan deslumbrante que en ese momento me pregunte si no era un ángel. Rubia hasta lo imposible con rasgos delicados, esbelta y alta. Pero claro, ese era el truco, gracias a esa belleza encontraba a sus presas mas desafortunadas.  
En la mente de Ben vi todo lo que aquel día había pasado. Y no me lo podía creer. 
¿Como iba a pensar que mi propio hermano les iba a dar en bandeja de plata sus padres a una garrapata? ¿Como siquiera me iba a imaginar que el había planeado todo eso solo por los celos que le daba el no ser tan fuerte o veloz como yo? En mi cabeza no cabía el echo de que mi hermano, mi propio hermano era ahora mi peor enemigo. 

Muchos años después me encontraba en los Angeles para poder conseguir algo de ropa decente. Era un vagabundo sin rumbo fijo que vivía de las cosas que robaba a gente que no sabía compartir. Mi vida se había convertido en una existencia vacía  ya que vivía por vivir, y porque no era lo suficientemente valiente como para suicidarme,  aunque eso me sabía algo a cobardía.
Los tiempos habían cambiado, tanto era así que casi no soportaba pasear por las calles de la ciudad. Los adolescentes estaban descontrolados: las drogas, el alcohol y el sexo dominaban todo. Salir por las noches era un calvario. Principalmente porque tanto “amor” en el aire me ponía de un humor pésimo. Suponía que ahora vivía solo para encontrar eso: el amor. O lo que fuera que me ayudara a soportar un poco tanta agonía y soledad. 
No fue hasta 1995 que encontré lo que estaba buscando. O eso suponía yo. 
Ella era una estudiante de medicina de la universidad de Dartmouth donde había decidido entrar ese mismo año. Si quería conseguir a alguien mejor parecerse a una persona normal y mis 20 eternos años me permitían entrar. No sin algunas falsificaciones claro esta. 
Su nombre era Elisabeth Jones y estudiaba medicina. Era muy bella a su manera, ademas de simpática. Por fin después de mucho tiempo encontraba a alguien que simpatizara conmigo, alguien que me hablaba y entendía. Pero sabía que no podría contarle nada acerca mi naturaleza, no si quería mantenerla a salvo, y conmigo. 
Pero mi destino era caminar siempre por la linea del desastre. 
Ben volvió. Desquiciado, totalmente loco y hablando cosas sin sentido de que yo le ayudaría a armar un ejercito de vampiros para acabar con unos italianos. Los Vulturis parecían sacados de una película de terror, con sus capas negras y su paso silencioso, como fantasmas. Traté de razonar con el todo lo que mi instinto me dejaba, ya que quería arrancarle la cabeza a mordiscos. Pero el no estaba de humor para razonar. Me di cuenta de que sus pensamientos volaban hacia su difunta pareja y eso lo ponía aun peor. 
Elisabeth no estaba a salvo conmigo y eso bien lo sabía yo. Detuve lo que nos pasaba antes de que fuera demasiado tarde y no pudiera alejarme de ella. Eli se mudo sin saber porque me había ido de repente. 

Yo seguí vagando sin rumbo fijo. Ben se marcho con la promesa de que volvería pero yo lo creía poco probable, principalmente por el echo de que en su cabeza no había nada mas que ansias de venganza, y no tenía tiempo para convencerme de que lo acompañe. Pero tampoco podía matarme, al igual que yo tampoco podía. Le odiaba, pero no iba a convertirme en alguien igual que él. 
Después de un tiempo me puse a pensar que ya era tiempo de dejar ese embrollo sobrenatural por un tiempo. O quizás para siempre. Me estaba volviendo uno de ellos conforme pasaba el tiempo y necesitaba volver a ser humano de nuevo. 
Con Eli pude lograrlo aunque solo por un instante. Volver a pensar en cosas humanas me dejaba en paz. 
Pero comenzar de nuevo no fue fácil. 
Terminé en Alaska, a las afueras de la ciudad de Juneau, arreglando una casa abandonada que se estaba cayendo a pedazos. Conseguí un trabajo en un pequeño supermercado y comencé a hacer como si nada en mi vida había pasado. Traté de olvidar. 
La conocí un día en el trabajo cuando uno de esos estúpidos ladrones quiso robar otra vez. El hombre la tomó de rehén apuntándola con un arma que ni siquiera estaba cargada. No me costó mucho salvarla de aquello sin necesidad de hacer mucho teatro. Todo el mundo estalló en aplausos cuando el estúpido ladrón termino en el piso reclamando perdón. 
Su nombre era Lissie Vennett. Trabajaba como maestra en la secundaria local. 
No podía decir que fue lo que me atrajo, pero terminé por declararme locamente enamorado de ella una tarde de otoño mientras dábamos un paseo en su auto. Yo estaba mas que feliz de que ella correspondiera a mis sentimientos. 
Unos meses mas tarde nos encontramos con la noticia de que no estaríamos solos en la casa. Nos habíamos mudado juntos a su casa y yo había echo lo mio arreglando el cuarto que sería de Claire, nuestra hija. 
Cuando ella nació fui el hombre mas feliz del mundo. Ya no me importaba lo que había pasado con mi familia porque ahora tenía la mía propia. Una familia que de pronto se agrando mas.
Unos meses después del nacimiento de Claire una carta apareció en mi buzón una tarde. Tuve suerte de que Lissie no estuviera en casa, porque la carta era de alguien que nunca hubiera esperado, y decía cosas que cambiaban todo. 
Esa carta era de Elisabeth. Luego de mi partida se entero de que no la había dejado sola. 
Nuestra hija había nacido 9 meses después de que me fui, cuando yo había conocido a Lissie. 
Ahora era padre de dos hermosas hijas: Sara y Claire. 
Eli se negó a ponerle mi apellido a Sara, y yo no la contradije, después de todo me había ido. Lissie entendió toda la historia y me sorprendí cuando me dijo que no nos apartaríamos de Eli y Sara, ya que ahora yo tenía un deber con ambas. Eli entendió a la perfección mi elección cuando le dije que no quería que Sara supiese quien era su padre. 
Y así pasaron los años, cuidando de ambas, aunque ellas no supieran la verdad. 
Aun así, ellas me hacían el hombre mas feliz del mundo. 

La voz mental de mi padre parecía estar contándose la historia a si mismo. Yo no sabía todavía si lo que había escuchado de su mente no era mas que una historia sacada de un libro. No parecía real en lo absoluto.
Me costo un buen rato volver a respirar regularmente, y aun mas dejar de llorar.
¿Que pasaría ahora? ¿Debía creer eso que acababa de ver? Porque era algo imposible el echo de que Ben, esa garrapata que nos quería para su ejercito no fuera nada mas ni nada menos que mi tío.
Nuestro tío.
Siempre había pensado en Sara como una hermana del alma, esa mejor amiga que se convierte sin querer en familia, pero esto era demasiado. Este secreto era demasiado par mi.

Lo siento. Siento que tengas que saber todo de esta forma. Pero te lo hubiera dicho antes de saber que tu también eras como yo. Ben a venido a hablar conmigo anoche, ese maldito las ha molestado todo este tiempo y yo no eh sido capaz de darme cuenta de ello. Me siento realmente mal por haberlas dejado enfrentar esto solas. Pero al menos ahora lo saben todo. 
Seguro Sara ya debió de ver esto ¿a que si? Entonces me despido de ambas. Las amo con toda el alma, son lo mas importante que tengo y lo que me mantuvo durante todos estos años. Sara, en verdad siento no haberte dicho esto, pero entiende que no te merecías un padre como yo. Espero sepas perdonarme con el tiempo. Las quiero. Y quiero que se cuiden, y que cuiden de sus madres y amigos. Créanme que no sabes cuanto quieres a alguien hasta que lo pierdes. 
Cuídense mucho.

La mente de mi padre se fue apagando.
No lo volví a escuchar mas. Ni a su corazón tampoco.

viernes, 21 de diciembre de 2012

(61) El desastre


HOLA! COMO ESTÁN? Les cuento que lo que viene dentro de los capis siguientes no era de esperarse... Se van a sorprender créanme!
Bueno, espero que disfruten el capi... Y que comenten como lo vienen haciendo!
Saludos! XD 



-Me voy dentro de dos semanas- le dije a Quil que se encontraba a mi lado.
El suspiro pero apretó fuerte su puño.
Ya habíamos hablado de este tema, pero nunca llegábamos a nada. Siempre terminábamos discutiendo o hablando de otro tema que no tenía nada que ver. Quil no quería que yo me fuera, y mucho menos ahora que Ben había vuelto.
Yo aun no había hablado con mis padres respecto a él, y ese era otro punto que se sumaba a la discusión.
Quil quería que yo me quedara por al menos otro mes, pero las clases empezarían dentro de poco y tenía que parecer normal para mis padres. Si no volvía y encima no seguía el instituto sospecharían y no quería que vinieran aquí.
-¿Porque no puedes decirle?- me asusto un poco la rudeza con la que me hablo. Sabía que este tema no le gustaba, pero teníamos que llegar a un acuerdo.
-¿Como le dices a tus padres que estas saliendo con el chico que oficio de niñera cuando tenias 3 años? Encima que no envejezcas y no hayas cambiado nada en todo este tiempo no ayuda de mucho- le reproche. No podía creer que aun no entendiera la situación.
Quil volvió a suspirar, pero ahora estaba mas calmado.
-No quiero...- no termino la frase pero vi en su mente lo que quiso decir.
Lo abrase ya que era lo único que podía hacer.
-Todo va a salir bien. Solo será un año hasta que cumpla 18. Para entonces me vendré a vivir con Emily y mis padres no se tendrán que preocupar por mi- pero era lo que podría llegar a pasar en ese año lo que le preocupaba.
-No quiero que te vallas hasta que no hayamos atrapado a esa garrapata. No te dejaré ir sin saber que tu estarás bien- bufé. Todavía me trataban como a alguien que necesitara protección. Pensé que había quedado claro el echo de que podía protegerme sola.  
-No empieces Quil, ¿si? Ya hemos hablado de eso- nos separamos ambos molestos por las reacciones del otro.
A el le molestaba que le sacara importancia al tema de mi seguridad y a mi me molestaba el echo de que se sugiera preocupando por mi.
-Es injusto ¿sabes? Tu te preocupas por toda una tribu, por Sara, Emily, todos los chicos y por mi. Y yo no te hago ninguna escena. Pero cuando tengo realmente que preocuparme por ti tu me haces esto- lo fulmine con la mirada.
-Quil no se si te has enterado pero puedo leer la mente ¿sabes? No me haces escenas directamente pero en tu mente eres un lío. Eh soportado que Paul y Leah me odien por estar acá. Eh soportado que Ben invada el lugar que mas amo en la tierra y eh soportado tus pensamientos durante mucho tiempo. Solo quiero que una vez en tu vida confíes en que soy capaz de protegerme a mi misma. Quiero que confíes en mi.- las lagrimas empezaban a amontonarse en mis ojos y mi vista se nubló.
Quil rompió la distancia que había entre nosotros y me acuno en su pecho.
No se cuanto tiempo estuvimos así, en la playa, en silencia, salvo por el batir de las olas y el viento al pasar por los arboles.
-¿Sara a sido capaz de ver algo?- yo suspire. Era asombrosa la capacidad que tenía para cambiar de tema.
-Ella tenía razón. Hay neófitos casi en cada estado del país. Todos tienen ordenes de atacar La Push si saben que no estamos en casa- esas fueron las palabras exactas que pronunció Sara esta mañana en mi casa. Bueno, ademas de unos cuantos gritos y saltos por todo lo que había pasado con Seth en su cuarto esa noche.
Quil solo asintió. Y estaba segura de lo que pensaría luego de eso. Se sentía victorioso por el echo de que no me alegaría de la Push en algún tiempo aunque sabía que si Sara y yo nos alegábamos la Push estaría a salvo. Ben nos tenía como prioridad, no se arriesgaría a atacar la Push sabiendo que no estamos allí. Pero teníamos que irnos las dos a la vez. Y Sara aun no respondido a mis llamadas ese día. Ya empezaba a querer ir a su casa de paseo otra vez.
Me levante de la arena y empece a caminar hacia casa. Quil tomo mi mano y camino conmigo.
Ninguno de los dos podía estar enojado con el otro por mas de unos minutos así que cuando íbamos llegando al pueblo ya eramos puro risa otra vez.
Paré en seco cuando una mente familiar llegaba pensando en cosas que bueno... No eran para decirlas en voz alta.
-¿Sara puedes bajar el volumen de esos pensamientos? Por favor- la miré a ella de la mano con Seth viniendo hacia nosotros y pude verla feliz después de mucho tiempo. Volvía a ser mi Sara, la de hace algunos años que no te importaba nada y era puro risas todo el tiempo.

Vas a tener que acostumbrarte amiga

Ambas reímos después de eso.

<<Tendras la vida sexual que deseabas ¿eh?>> Le dije mentalmente. Ahora esto ya se me daba tan fácil como hablar.
Sara puso los ojos en blanco y yo no pude contener una carcajada.
-¿Se puede saber de que están hablando?- pregunto Seth que parecía leer la mente de Quil que se preguntaba lo mismo.
Ninguna de las dos dijo nada, nos limitamos a reírnos todo el camino hacia mi casa mientras los chicos trataban de adivinar sobre que. Cuando estábamos llegando ellos ya estaban rumbeados respecto al tema.
Dentro de la casa estaban Sam y Emily. Me di cuenta de que algo pasaba por lo preocupado de Sam. En su mente pude ver que estaba acunando a Emily en sus brazos. ¿Mi tía había estado llorando?
Cuando entre en la mente de Emily desee nunca haberlo echo. Me tense de inmediato al lado de Quil y este se dio cuenta.
Salí pitando hacia la casa.
-Emily dime que no es cierto, por favor- me arrodille al su lado suplicando que todo eso era una mentira.
Pero Emily se largo a llorar otra vez. Y yo con ella, allí, arrodillada a sus pies.
Sara llegó de inmediato a mi lado acurrucándome en su pecho y balanceándome como aun niño pequeño.
Ella no tenía idea de lo que había pasado, y se preguntaba que era lo que Emily sabía como para que yo me pusiera de esta forma.
-¿Sam, que ha pasado?- le pregunto Quil que estaba parado al igual que Seth sin saber que hacer.
-El padre de Claire tuvo un infarto hace unas horas. Esta internado pero...- dejo la oración sin terminar, pero ese silencio dolía igual o mas que si lo hubiera dicho con palabras.
Sara suspiró a mi lado. Ella estaba al tanto de todo lo que le había pasado a mi papá estos años.
Cerró lo ojos y se concentró por un momento.
Me veía a mi salir de viaje esta noche junto con Quil, Sam y Emily. No necesitaba saber el final de la visión para darme cuenta de a donde iba a ir.
Me paré de donde estaba, debía estar en movimiento no me permitiría sentarme a llorar.
Sabía que el ultimo avión que había de Seatle a Alaska ya había pasado y que no habría uno hasta mañana de tarde. Pero no podía permitirme viajar mañana, no sabía si llegaría a tiempo. Me di asco a mi misma por el solo echo de pensar en eso.
-Llamá a los Cullen, ellos tienen un avión privado- me dijo Sara que estaba a mi lado junto con Seth
Me di cuenta de que apretaba la mano de Seth con fuerza. Estaba igual de preocupada que yo.
Asentí.
-¿Un avión?- preguntó Emily reincorporándose de a poco. MI padre había sido casi como un hermano para ella, a pesar de que no eran familia.
-No pienso quedarme acá mientras mi padre se muere Emily. No puedo hacerle eso a mi madre.- me dolió cada maldita palabra que pronuncie y unas cuantas lagrimas mas aparecieron rodando por mis mejillas.
Llamé al celular de Carslie y este me atendió enseguida.
-Hola Claire, ¿que ocurre?- la voz de Carslie siempre me tomaba por sorpresa. Era como escuchar un coro de ángeles.
-Necesito tu ayuda. ¿Es cierto que poseéis un avión privado? Necesito viajar a Alaska esta noche- mi voz en contraste era cualquier cosa. Tenía un nudo en la garganta que me impedía hablar claramente.
-Claro no hay problema, pero ¿que ha pasado? ¿Estas llorando?- Carslie también se había preocupado. Genial.
Yo no sabía si sería capaz de hablar de nuevo y Sara se dio cuenta de eso. Tomo el teléfono y hablo por mi.
Ve a tu cuarto y arregla algo de ropa. Yo me encargo de esto.
Sara se retiro de la habitación para que no fuera capaz de escucharla. Estaba demasiado preocupada como para leer su mente.
Yo entre en mi habitación. Tome una mochila pequeña y metí algo de ropa adentro y algunas cosas mas que ya ni recuerdo.
Quil me siguió y se quedó parado en la puerta mirándome.
-Voy contigo-  sabía que diría eso, no solo porque podía leer su mente sino porque Sara lo había visto en su visión.
-Esta bien- le dije sin ni siquiera mirarlo. Abrí mi armario y saque algo de dinero que tenía dentro de unos calcetines viejos que nunca usaba.
Quil me abrazo por la espalda y suspiro en mi oído.
-Todo estará bien Claire. No te preocupes- pero aunque Quil tratara de tranquilizarme yo sabía que esto iba a terminar de una sola forma.
-Quil... Esto iba a pasar tarde o temprano. Solo que pasó mas temprano de lo que pensé- Quil me dio la vuelta para poder mirarme a los ojos.
-¿De que estas hablando?- el no sabía nada acerca del historial medico de mi padre.
-El año pasado también lo internaron por la misma razón que ahora, solo que los médicos lograron estabilizarlo a tiempo. Escuche al doctor hablar con mi madre y decirle que papá no soportaría otro infarto como ese... Si pasaba otra vez...- no tenía que terminar la frase para que se entendiera la idea.
Quil no me dijo nada, se limito a mirarme a los ojos un tiempo y a abrasarme. Como si temiera que me fuera a romper en pedazos y intentara mantenerme unida entre sus brazos.
-Claire, ya es hora de irnos- Sara me había llamado cuando Emily y Sam estuvieron listos. Quil solo tomo una remera y llevo una chaqueta, aunque sabía que era para mi en realidad.
Carslie nos esperaba afuera de casa junto con Nessie.
Esta me abrazo pero no subió al auto de nuevo.
-Tengo que quedarme y darle a Jake ciertas instrucciones. No sabemos cuando volverás.- me dijo cuando se dio cuenta de que esperaba que ella nos acompañara.
Sam y Emily tampoco habían subido al auto. Sam había ido a buscar su camioneta porque el auto de Carslie no era lugar para dos lobos y un vampiro. Considerando que se encontraban en un lugar tan estrecho. Era simplemente pura precaución y que no soportaban los olores del otro.
Aunque Quil si había subido conmigo al igual que Sara que se había sentado en el lugar del copiloto.
En ese momento me di cuenta de que esto complicaba mas las cosas. Con Ben por ahí vigilando y yo que me estaba yendo. No sabíamos cuanto tiempo teníamos antes de que el se enterara. Si es que no se había enterado ya.
-Quiero que me llames ni bien llegues Claire. Y no quiero que hagas nada estúpido ni arriesgado en mi ausencia. Quil por favor cuida de ella- había dicho Sara cuando llegamos al aeropuerto para tomar el avión privado de los Cullen. Sam y Emily llegaron unos minutos después que nosotros.
El viaje me pareció eterno, aunque eran solo unas horas nada mas.
Quil no me quito el brazo de encima, y yo tampoco lo aparte. Emily se había quedado dormida en los brazos de Sam mientras este jugaba con uno de sus mechones de pelo. Aunque estaba concentrado pensando en los chicos que había dejado en la Push.
-Estarán bien Sam. No pasará nada- aunque ni yo estaba tan convencida de eso.
Cuando llegamos al aeropuerto tomé mi celular y llamé a mamá.
-¿Hola?- su voz era 20 años mas vieja.
-Mamá, soy yo. ¿Como esta papá?- tardo un minuto en responder y me pregunte si no había llegado  demasiado tarde.
-El está... No lo se amor. Pasé todo el día a su lado luego de que lo internaron y las enfermeras no dejaron de entrar una y otra vez a la habitación. Hace unos minutos me echaron porque el horario de visita había terminado. ¡Soy su esposa al diablo el horario de visita! Pero no me dejaron entrar de nuevo- mamá estaba histérica. Ya me la imaginaba caminando por el pasillo de una lado para otro con lagrimas en los ojos y ojeras de no dormir.
-Esta bien mamá. Yo ya estoy en el aeropuerto. Llegaremos en unos minutos- pude escuchar otra voz aparte de la de mi madre y luego unos  cuantos gritos departe de mamá diciendo que tenían que dejarla entrar. De seguro discutía con una de las enfermeras.
Corte la llamada para salir de allí. Tendríamos que tomar un taxi (o dos) para poder llegar al hospital. Estaba nerviosa mientras el taxista tomaba la ruta mas larga para llegar.
-Creo que hay un atajo si dobla a la derecha- le dije impaciente.
-Lo siento señorita pero las calles están cortadas. Los policías investigan un caso de asesinato o algo así- miré a Quil por un segundo y me pregunte si esto no era obra de esa garrapata. Pero en la mente del taxista pude averiguar que ya tenían a un sospechoso y que solo buscaban el cuerpo de la victima. De todas formas no pude quedarme tranquila.
Cuando pude ver el inmenso hospital empece a hiper-ventilar. Las imágenes de papá internado, con todos esos tubos al rededor de el llenaron mi mente. No podía perderle ahora.
Quil me saco del taxi porque pensó que no lo podía hacer por mi misma. Y tuvo razón.
No se cuando ni como pero pero estábamos sentados en las escaleras de la entrada y yo llorando como una condenada en sus brazos. El me acunaba y arrullaba para que pudiera calmarme.
Cuando estuve lo suficientemente cuerda de mi misma el taxi con Sam y Emily llegó.
Me recompuse justo a tiempo como para que Em no se diera cuenta aunque Sam si lo hizo ya que estaba mas atento que ella. Subimos las escaleras del atestado hospital y Quil nos abrió la puerta.
Una brisa caliente procedente de los calefactores me heló la sangre, porque el efluvio que venia con el no era el que hubiera esperado en un hospital.
Quil y Sam se miraron y este ultimo tuvo que frenar a Emily ya que ella era humana y los humanos no podían sentir el hedor a vampiro.
-No importa- les dije a ambos que ya se preparaban para sacarnos de allí.
Amos me miraron como si me hubiera vuelto loca. Yo los ignoré y entre al hospital.
Quil me siguió y no necesito mas de dos de sus zancadas para alcanzarme y tomarme del brazo.
-Claire para ahí. ¿Te has vuelto loca?- yo me giré lentamente para no llamar mas la atención de lo que lo estamos haciendo.
-Quil no encuentro su mente por ninguna parte. Y te das cuenta de que este efluvio es antiguo. Ben no esta aquí. Yo quiero ver a mi padre y no me lo vas impedir- me acerque a el para tomar su rostro en mis manos y mirarle.
<<Todo estará bien Quil>>
Le dije, aunque fue en parte para mi también.
Esperé hasta que se calmo lo suficiente para continuar y le tome la mano para que me siguiera.
Emily me había dicho el numeró de su habitación, y solo tenía que preguntar, pero no fue necesario ya que la mitad de las enfermeras que nos cruzamos en el pasillo sabían de mi padre y  solo tuve que escudriñar un poco en sus mentes para encontrar por fin a mi madre sentada con la cabeza gacha frente a la habitación numero 120.
Corrí al verla y la abrase. Ella se largo a llorar en ese preciso momento y yo no se de donde saque fuerzas para no hacerlo. Tal vez ya había llorado todo lo que tenía.
Quil se nos acerco y se despatarro en el piso al lado de la silla de mamá. Puso una de sus manos en mi hombro y por una vez su rose no me reconforto.
Mamá se separo de mi y yo le ayude a secar sus lagrimas.
Su aspecto era horroroso. Tenía ojeras moradas bien marcadas debajo de los ojos y un aspecto mas parecido a un cadáver (pálido y frió) que a una humana.
-Lo siento- se disculpo con la voz aun cortada por algunos sollozos.
-Esta bien- solo le dije eso y me apresuré a tomar el lugar que quedaba a su lado.
En algún punto me quedé dormida.

lunes, 3 de diciembre de 2012

(60) La cita -2ª parte-


HOLA!
LES VOY AVISANDO QUE EL CAPI LES VA A ENCANTAR, PORQUE ES LO QUE MUCHAS HAN ESTADO ESPERANDO Y VAN A TENER QUE LEER MCUHO!
Y PARA MI FUE GENIAL ESCRIBIRLO. XD
BUENO, SIN MAS LES DESEO BUENA SEMANA!
BESOTE!!


 
-¿Hola?- eran las 8 de la mañana del sábado. Algo importante debió pasar para que me hallan llamado tan temprano.
-Hola Sara, soy yo, Seth- resople audible mente y recibí una carcajada a cambio.
-¿Que quieres Seth?- le dije lo mas fría que pude.
-Siento despertarte tan temprano pero no podía esperar. Anoche no dormí pensando en hoy ¿sabes? Bueno la cosa es que quería que supieras que pasaré por tu casa a las 10. Y avisale a tu madre que comerás afuera-  me sorprendió la naturalidad con que dijo esas cosas. Y lo ansioso que estaba.
-¿No podías habérmelo dicho anoche? Estoy muerta Seth- anoche no había dormido nada, principalmente por el maldito dolor que tenía en las piernas. Me esforcé mucho en la pelea con Edward. El si que es rápido.
-Lo siento pero anoche no lo tenía preparado aun. Eh pensado todo mientras dormías- y una nueva carcajada de su parte hizo que tuviera que separarme un poco del teléfono.
-Esta bien Seth. Pero no te pases ¿quieres? Ya tienes suficiente con que halla aceptado- si, y mas que suficiente.
-Lo prometo, no sera nada del otro mundo... Ah, me olvidaba. ¿Te apetece saltar hoy? El día estará relativamente cálido, perfecto para un chapusón- yo me lo pensé por un segundo. No estaba tan cansada como para perderme un salto de acantilado.
-Esta bien. Nos vemos- y lo ultimo que oí fue un suspiro, ¿de victoria?
Me dirigí de nuevo a mi cuarto. Y en menos de dos segundos ya estaba tumbada sobre la cama.
No me hará mal dormir otro poco. Cuando Seth llegue mamá me despertará y listo. Que espere por haber llamado tan temprano.
Me sumí en la mas profunda inconsciencia. Pero no soñé nada en especifico. Solo pasé por recuerdos de mi pasado. Imágenes, algunas con sentido y otras que parecían salidas de una película de terror, y todo pasaba en cámara lenta. Esto me hizo acordar a una de esas películas biográficas, donde en este caso contaban mi vida entera.
Pero seguía faltando un detalle. Algo que había faltado toda mi vida.
Un padre.
Tenía tantos recuerdos buenos con mamá que no me preocupé en lo mas mínimo por ese gran detalle. Después de todo, ¿porque tendría que preocuparme por alguien que no conozco, y que es muy probable que ni sepa de mi existencia? ¿Porque tendría que preocuparme por una persona que nos abandono a mamá y a mi de esa forma?
Ahora comprendo porque mamá no quería hablarme de él. Y ahora no se si quiera saber de su existencia.
Mi mente siguió vagando, recolectando cada imagen, cada recuerdo, incluso palabras que llenaron mi mente por completo.
Mi primer beso. Ese recuerdo que preferiría no haber tocado en este momento.
No por que no me haya gustado, sino por el echo de la persona quien me lo dio. No eh estado con nadie mas aparte de Max, y este recuerdo es de cuando teníamos 10. Con esto me doy cuenta de la poca vida social que eh tenido.
Pero apareció otro recuerdo que nublo por completo el anterior. Y no entendía porque era mas fuerte que todo lo demás.
Ese beso, en el acantilado con Seth. Eclipso totalmente el otro beso. Pero no entendía porque. Fue un beso robado, algo que yo no quería, ¿porque se convirtió en un recuerdo grato, algo que hacía que mi corazón palpitara rápido? Y aun recuerdo su sonrisa, aquella sonrisa burlona que ahora mismo hizo que mi respiración se cortara.
De repente mi mano empezó a molestarme, pero de una forma agradable. Y recordé su mano sobre la miá la noche anterior. ¿Pero porque mi cuerpo reaccionaba de esta forma? ¿Porque me hubiera gustado tomar su mano y nunca soltarla? Eran sensaciones de lo mas estúpidas. Pero aun así, no podía evitarlas.
-¡Sara!- mamá tuvo que gritarme para poder despertarme.
-¿Que sucede?- dije aun algo ida.
-Un chico llamado Seth esta parado en la puerta esperándote. ¿Piensas dejar a tu cita esperando mucho tiempo?- ella me sonrió, esa sonrisa socarrona que pone cuando sabe que me ha atrapado.
-Claro, se lo merece por haber llamado tan temprano en la mañana- y dije esto alto, para que el pudiera escucharlo.
Me levante de la cama y pensé en tomar un baño. Después de todo no le vendrían mal otros 10 minutos de espera.
Me bañé y vestí a paso tortuga, y casi podía escucharlo resoplar del disgusto. Cuando al fin terminé todo eso fui a la cocina donde Seth estaba muy a gusto en la mesa, obviamente comiendo.
-Pensé que habías dicho que comeríamos afuera- le dije mientras le sacaba el plato con un pedazo de tarta que mamá había preparado.
-No viene mal un aperitivo- me dijo al mismo tiempo que tomaba mi mano y agarraba su plato otra vez.
La sensación de hormigueo apareció de nuevo.
-¡Sara no seas así! Es un buen chico, deja que coma- Seth contuvo una carcajada y yo refunfuñé por lo bajo para que mamá no me escuchara.
Me senté en una silla lo mas lejos posible de el, mientras lo fulminaba con la mirada.
-Entonces, ¿piensan salir hoy?- ¿porque de repente quería que la tierra me tragara?
-Si, algo así. Sabe, su hija es algo difícil de...tratar. Aunque me pareció relativamente fácil el como acepto mi invitación- muy bien, iba a pagar eso.
-Si, pero no la culpes. No lo ha tenido fácil en ese sentido, ya sabes- mi corazón se paró por un segundo ante las palabras de mi madre.
-Mamá, ya nos vamos. No me esperes para el almuerzo ¿si? Nos vemos- y salí por la puerta a toda pastilla, golpeándola tan fuerte que casi podía haberla quebrado.  No me fije en la reacción de mi madre y mucho menos en la de Seth, no me importaba. Ella sabía muy bien que no debía hablar de Max en frente de nadie, y mucho menos de mi. Ya tenía la herida lo suficientemente cerrada como para que no doliera tanto, no tenía porque abrirla de nuevo.
Subí al auto de Seth, esperando a que él saliera. No tuve que esperar mucho ya que 5 segundos después, él ya estaba en el auto.
-Tu madre me pidió que me disculpara por ella. Me dijo que pensaba que ya sabía todo y que habías olvidado el tema. Realmente lo siente- mi enojo se fue tan rápido como había llegado, y fue sustituido por la culpa.
-Maldición, no debí haber reaccionado así. Hablaré con ella cuando llegue- miré hacia adelante, pues sabía que si miraba hacia mi casa mamá estaría observando y tampoco quería mirar a Seth a la cara.
-Bien. Entonces, ¿nos vamos?- dijo él, alegrando un poco su tono de voz.
Yo solo asentí, haciendo una mueca al pensar en que pudo haber organizado para hoy.
El solamente se carcajeo un raro.

Seth debía de estar realmente ansioso ya que conducía como un loco.
-Entiendo que te gusta la velocidad, a mi también, pero no tienes que conducir de esta forma Seth- el solo sonrió y me señaló con el dedo hacia el cielo.
-Woow- en lo alto se podían apreciar unas nubes purpuras, tan densas que no parecían reales.
-¿Pero me dijiste que haría un día lindo?- Seth me miró extrañado.
-Pensé que lo comprobarías tu misma- yo suspire. Debía de poner mas atención en el futuro a partir de ahora.
-Te has tardado tanto que la tormenta se nos a venido en sima. Por eso quería salir temprano, y por eso conduzco de esta manera- ahora me sentía mal por no haberme apurado antes.
-Lo siento, pero pensé que merecías un castigo por haber llamado a esa hora, para la próxima ya sabes- me congele en el asiento ante mis propias palabras. Y Seth se dio cuenta de porque.
-¿Porque no podría haber una segunda vez? Somos amigos, tu lo dijiste. No debería de haber nada malo en hacer esto- o si que había cosas malas.
-El echo de que esto signifique algo diferente para ti que para mi ya es algo malo- le dije en susurros intentando no mirarlo a la cara.
-No significa algo diferente. No estoy obligándote a nada Sara. Si tu quieres que seamos amigos, eso seremos- el estaba jugando sucio.
-Si es uno de tus truquitos ahoratelos porque no van funcionar conmigo- Seth soltó una risita asida que me puso de peor humos aún.
-¿Truquitos? Solo quiero que te diviertas. Has estado cansada toda la semana Sara. Y estas tan delgada que asusta. Te estas sobre exigiendo demasiado y eso no le gusta a nadie- quedé en shock en cuanto termino de hablar. Todo lo que decía era cierto pero nunca me había dado cuenta hasta ahora.
-No me di cuenta de nada...- susurre. Observé por el rabillo del ojo a un Seth que se debatía consigo mismo entre abrasarme o no.
Freno el auto en la mitad del camino, al frente de un sendero que parecía llevar a los acantilados, pero tan ida como estaba no podía pensar con claridad.
En cuanto Seth apagó el auto me atrajo hacia el y me abraso.
-No me gusta verte así Sara, por eso eh echo esto. Ademas de que te liberaría de un sermón por parte de Claire- yo me reí sin ganas.
-Ella debe de estar preocupada ¿verdad? ¿Pero porque no me lo dijo?-
-No la culpes, esta ha sido una semana bastante rara, y no han tenido tiempo de estar mucho tiempo juntas- esa respuesta no me parecía la mejor.
Me separé de Seth y lo miré a los ojos buscando que me dijera la verdad.
-¿Tu le has pedido que no me dijera nada verdad? Porque querías ser tu quien me diera ese sermón- al final si había sido uno de sus trucos. Me separé de el y le di vuelta la cara.
-¿Jamas vas a tener ni un poquito de confianza en mi no? Y mucho menos vas a creerme algo de lo que te diga- Seth me pego a la puerta y se acerco a mi. Yo trate de apartarme pero el tomo mis manos y las puso sobre mi cabeza.
-Escuchame, sabes lo que siento por ti, ¿y crees que pueda llegar a mentirte? Siempre te eh sido sincero, y eh encarado lo mejor posible cada uno de tus enojos hacia mi. Nunca pensé que tendría una oportunidad como esta contigo, pero tu me sorprendiste con un “Esta bien” que hizo que no pudiera dormir en toda la noche. Como te dije antes solo quiero que te diviertas, y que seas feliz, no me importa como o... con quien, solo se feliz Sara. Si tu lo eres, yo también- mis lagrimas bajaban por mis mejillas como ríos. No podía ver nada por lo que me limite a cerrar los ojos y esperar a que algún neófito desquiciado viniera a matarme.
Sentí como Seth soltaba mis manos y yo las dejé caer sobre mi cabeza, sin fuerzas. Sentía la respiración abrazadora de Seth en mi cara y escuche su corazón latir desbocado.
-Creo que te debo unos cuantos lo siento- dije al fin, cuando mi garganta se pudo aclarar lo suficiente como para hablar.
Pero no era eso lo que quería decir de todas formas. Y llorar tampoco era lo que quería hacer.
Quería decirle que lo sentía y abrasarlo. Quería decirle que había sido una tonta y que el me consolara. Quería decirle que el tenía razón, que todos habían tenido razón.
Quería decirle que había cumplido con su promesa. Había logrado que volviera a creer en el amor.
Pero no podía. Porque aquí como estaba, yo no era digna de el. Seth se merecía algo mejor que unas piezas rotas de corazón.
Como tonta seguí llorando y el me abrazo como nadie lo había echo. Eso hizo que rompiera en sollozos que tuve que controlar para que el no se preocupara mas por mi. Nunca mas haría que él se preocupe por mi. Tarde unos cuantos minutos en poder calmarme. Y aun así no podía mirarlo a la cara sabiendo que lo amaba.  
Seth se separó un poco de mi y encendió el auto. Yo lo miré sin comprender.
-¿Que haces?- pregunte confundida.
-Te llevaré a casa-
-¡No!- mi grito lo desconcertó por completo.
-Sara en tu estado no haremos nada- yo negué con la cabeza.
-No por favor. Si me quedo en casa me aburriré y terminaré pensando y no quiero eso. No quiero pensar Seth- le suplique que no nos fuéramos, no quería enfrentarme a mamá, no quería enfrentarme a mi misma de nuevo.
-¿Segura?- yo asentí tratando de sacar una sonrisa.
El se lo creyó, aunque se quedó cerca mio todo el camino por el sendero hasta los acantilados. Como si esperase que me derrumbara de nuevo.
-Seth estoy bien. No te preocupes- su carcajada resonó por todas partes en el denso bosque.
-Ya es tarde, después de lo que pasó en el auto te tendré vigilada todo el día- yo me reí junto con él.
Cuando llegamos a los acantilados el frío me tomo por sorpresa.Cuando salimos de casa el aire era relativamente calido.
-Creo que hemos llegado algo tarde- susurro Seth. Genial, no habría salto de acantilado hoy.
Me senté en una roca a refunfuñar por lo bajo.
-Podemos hacerlo otro día Sara. No necesitas ponerte así- y se sentó a mi lado.
-Claro que si. Yo lo arruiné. Podía haberme apurado en casa y podía no haber echo esa escena en al auto- Seth estaba negando con la cabeza cuando lo miré.
-Las cosas siempre pasan por algo. Nunca te lamentes de nada-
Quedamos en silencio durante un buen rato. Yo observaba las olas a lo lejos que rompían en la playa y escuchaba el viento que soplaba entre los arboles.
-Oye, ¿quieres comer ahora?- me pregunto Seth de repente.
No había desayunado por lo que me estaba muriendo de hambre.
-Claro. ¿A donde iremos?- me pregunte por un segundo si no iríamos a ese “restauran” que había en la Push.
-Es sorpresa- y me sonrió de oreja a oreja.

-¿Seth a donde vamos?- nos adentrábamos cada ves mas en el bosque y no creo que haya algo aquí adentro.
-¿Puedes esperar un poco mas? Se paciente- me decía aun con una sonrisa en la cara.
Verlo así hacía que mi corazón latiera mas fuerte.
Llegados a cierto punto del bosque se comenzó a sentir un aroma propio de la cocina de una chef.
-Pero que...- me separé de Seth y camine un poco mas rápido de lo normal.
No necesite caminar mucho mas pues ese hermoso claro estaba muy cerca. Pero no era un claro normal. Era lo mas hermoso que había visto jamas.
-¿Te gusta?- me pregunto Seth cerca de mi. Yo solo fui capaz de asentir.
Todos los arboles al rededor del claro estaban adornados con pequeños faroles colocados en las ramas delicadamente colgando de una cinta. A pesar de que era día el bosque era oscuro por la inminente tormenta que se avecinaba, pero estos faroles irradiaban una luz cálida y daban la sensación de estar en un sueño. En el centro se encontraban dos arboles caídos colocados de tal forma que  se apoyaban uno al otro para no caer al suelo definitivamente. Parecían desafiar la ley de la gravedad. Debajo de ellos se encontraba un mantel con comidas, frutas, bebidas, todo protegido por un especie de plástico trasparente colocado por encima de los arboles como una especie de carpa. Esto era mejor que cualquier sueño que pudiera tener jamas.
-Te ha ayudado Alice ¿verdad?- le pregunte cuando al fin pude hablar.
-No, tenía la sensación de que se pasaría de lista si le daba la oportunidad, y le eh pedido a Nessie algo de ayuda- me sorprendió la capacidad de Nessie de arreglar exteriores. Bueno, después de todo su tía es Alice.
-No tenías por que hacer esto...- le dije, aun maravillada por el excelente trabajo de Nessie.
-Quería hacer algo fuera de lo común. Ademas, te lo mereces- yo suspiré. Jamas en mi vida podría compensarle algo como esto.
Seth me dio un pequeño empujón al ver que no daba ni un paso.
-No se tu pero yo me muero de hambre- yo me reí. Seth pasó a mi lado y yo lo seguí. Nos sentamos en el suelo, en un gran mantel, como esos que pasan en las películas cuando dan un picknic.
La comida era en verdad deliciosa.
-Oye Seth, no te habrás gastado una chorada de dinero por esto ¿no?- en mi mente pasó el echo de que esta comida debió salir bastante cara. ¿Habrá contratado un chef o algo por el estilo?
-No te preocupes. Esme y Rosalie son excelentes cocineras. Me han ayudado también- yo me reí ante el chiste.
-Un vampiro cocinando. No creí que algún día oiría eso- Seth se río junto conmigo.
La verdad que la pasé muy bien en su compañía. Hablamos y nos reímos de muchas cosas.
Por suerte no llovió como nosotros pensábamos aunque el cielo parecía querer hacerlo.
Los temas de conversación transcurrieron por un sendero bastante tranquilo. En cierto punto pensé que la herida se volvería a abrir, pero Seth se daba cuenta de ello y cambiaba de tema.
¿Como había echo para conocerme tan bien en tan poco tiempo?  
-Nessie es realmente buena en esto- dijo Seth mientra miraba la nada recostado contra el árbol.
-Si, tienes razón. Me acordaré de ella para mi próximo cumpleaños... Si es que llego a tener uno- Seth suspiro ante mi comentario, pero siguió como si no lo hubiera escuchado.
-¿Cuando es tu cumpleaños?- me pregunto como si nada.
-Mi cumpleaños numero 18 es el 2 de abril- Seth me miró sorprendida.
-18- yo solo asentí.
-¿Pero no están Claire y tu en la misma clase?- volvía a asentir sabiendo a donde quería llegar.
-Comencé la escuela un año después que los demás niños- una risita salio de Seth, como si la respuesta hubiera sido obvia.
-Ya, claro- nos quedamos en silencio por un buen rato. Ninguno de los dos quería decir algo, al menos eso era lo que yo pensaba.
-Entonces, tu y tu madre piensan quedarse por aquí por un largo tiempo ¿no?- Seth se mordió el labio. Era como si no hubiera querido decir nada.
-Si. Eso creo- fue lo único que le dije, restando le importancia al tema.
Pero aun así cerré los ojos y me concentre en el futuro. Era inútil pero no perdía nada al intentarlo.
Muchas imágenes vinieron a mi, de todo el tiempo que no había podido ver nada.
La boda de Rachel y Paul.
Mi profesora de matemáticas maravillándose con mi examen al sacarme un 10.
Una visión de Ashlye entrando a una casa deshabitada a las afueras de la ciudad.
Claire y yo corriendo tras algo en el bosque.
Todas estas imágenes aparecieron ante mi de repente, como en lo viejos tiempos.
Me paré de un salto de donde estaba con una sonrisa en el rostro.
-¿Sara? ¿Que sucede?- Seth se sobresalto ante mi repentina alegría, y yo no hacía mas que reír como una estúpida. Todo volvía a ser como antes.
-¡Puedo ver Seth! ¡Vuelvo a ver el futuro!- el se rió conmigo al comprender.
Me moría de ganas por contarle a Claire, y por saber de una vez por todas donde se escondía Ben.
Seth se me quedó mirando como bobo por un rato, y yo no me di cuenta de esto hasta que fue demasiado tarde.
Lo tenía a tan solo centímetros de mi cara. Solo tenía dos posibilidades: seguirle el juego, que era lo que mas quería, o apartarme y detener algo que sin lugar a dudas lo iba a lastimar.  
La segunda opción era la única salida, o iba a darle a Seth algo roto y usado, el no se merecía eso.
Aparte mi rostro solo un centímetro y fue mas que suficiente para que el entendiera. El suspiro y simplemente asintió.
-Lo siento- fue lo único que pude decir.
-Esta bien- el me paso un brazo por los hombros y me acerco un poco a el. Yo cerré los ojos ante su contacto, pero no esperaba ver lo que vi.
Dos neófitos acercándose a la Push. Pero no pude ver sus rostros.
Me envaré y Seth me tomo por los hombros.
-¿Que sucede?- yo aun seguía contemplando la visión dándome cueanta de que esto pasaría muy pronto.
-Neófitos. Vienen hacia acá- cuando volvía a la realidad me di cuenta de que estas dos sanguijuelas debían de estar en camino.
-Ve con Claire yo le avisaré a los demás- lo miré sin comprender.
-¿Que? ¡No voy a irme Seth!- un aullido rompió el silencio del bosque.
-¡Vete de aquí!- rugio Seth antes de entran en fase.
-Ni loca- dije antes de echar a correr. Sabía que la manada se encargaría del neófito que apareció por el oeste pero no se darían cuenta de la neófita que venía por el lado contrarío.
Seth me siguió todo el camino tratando de seguirme el paso.
Si tan solo estuviera Claire aquí.
<<No es lo mismo sin mi ¿eh?>> Esa voz hizo que por poco me chocara un árbol.
Seth propino un pequeño aullido en mi dirección pero yo no estaba ne humor para andar adivinando.
<<El solo esta preocupado por ti. No creo que a alguien le guste que mueras estampada contra un árbol ¿o si?>>
¿Desde cuando? Pensé.
<<Eh estado practicando con Quil. Pero eso no importa. Hay que matar algunos vampiros ¿no crees?>> La voz de Claire se escuchaba claramente en mi mente. En verdad este era un don de mucha utilidad. Aun no podía escucharla llegar pero su voz era clara.
<<¿Una emboscada?>>
Eso me parece excelente
Me acerque a donde la neófita llegaría. Y sin lugar a dudas unos segundos después ahí estaba.
Era hermosa sin lugar a dudas. Muy parecida a Rosalie: alta y esbelta, con su melena rubia suelta al viento y sus brillantes ojos rojos. No tendría mas de 17 años a lo sumo.
-¿Sara verdad?- me sorprendió que me hablara ya que esperaba un ataque inminente.
Yo solo asentí en posición defensiva. No iba a dejar que me tomara por sorpresa.
<<Ten cuidado Sara, esta tipa puede cambiar de forma>>
¿Que? ¿Como es eso posible? ¿Estaba hablando en serio?  
<<Solo ten cuidado>>
La rubia ataco tan rápido como una bala. Pero eso era de esperarse. Intento agarrarme pero tenía tan poca habilidad en la lucha que fue fácil lanzar la contra un árbol. Aunque después de eso me di cuenta de que eso era justo lo que ella quería.
-¡Sara!- quedé en shock cuando dos Claire aparecieron en mi vista.
<<Soy la de la derecha. Solo sígueme el juego>>
Esto sería en verdad divertido.
Ambas Claires, la falsa y la real se encontraban frente e frente.
-Sara, soy yo. Vamos amiga ayudame- Claire en verdad estaba representando su papel.
-¡No! ¡Miente! ¡Sara soy yo!- la falsa tenía exactamente la misma voz.
Me acerque a la Claire falsa siguiendo el juego para que pensara que le creía a ella.
-¿Que? ¿Enserio Sara? ¡Soy yo!- Claire en verdad parecía desesperada.
Yo reía como una tonta y la Claire falsa lo hacia conmigo.
De repente yo solo asentí y Claire lanzó un árbol contra nosotras. La neófita pensó en esquivarlo pero ramas de los arboles la retuvieron contra el piso. El árbol le dio de lleno en la cara. Y esa fue la distracción perfecta para poder atraparla de una vez.
La arrodille y la tome de las muñecas haciendo sus brazos hacia atrás mientras apoyaba mi rodilla en su espalda.
-¡Eso fue en verdad genial!- me dijo Claire pasando a mi lado.
La neófita volvió a ser la de antes y yo me volví a preguntar como diablos lo había echo.
-Muy bien. Ahora ya que hemos terminado tal vez puedas responder algunas preguntas- le dije a la chica que se movía en mis manos.
-¡No responderé nada!- rugió. Yo miré a Claire y luego cinche para atrás una de sus manos.
La chica grito del dolor pero trato de zafarse la otra mano para poder escapar. Yo la tomé de la cabeza esta vez.
-La próxima sera tu cabeza si no te tranquilizas- la neófita rugió una vez mas y dejó de moverse.
Vi por el rabillo del ojo a Seth y a ¿Embry? No estaba segura; ambos en forma de lobo observaban la situación y no sabría decir que era lo que les pasaba por la mente. Sus rostro lobunos eran inescrutables.
-Bien, empecemos por lo fácil: ¿De donde vienes?- pregunto Claire a mi lado.
-Florida- Claire y yo nos miramos sin comprender.
-¿Fue ahí donde te transformaron?-le pregunte. La neófita hizo una mueca de disgusto y negó con la cabeza.
-No lo se, no recuerdo nada de mi vida humana y no me gusta recordar ese día- genial, esto no nos llevaba a nada.
-¿Cuantos mas hay en Florida?- vi que Claire estaba concentrada en escuchar cada pensamiento de la neófita, cada recuerdo, cada imagen buscando algo que nos pudiera ayudar.
-Eramos 7 la ultima noche que pasé ahí. Yo era la única chica- de repente la compasión se apoderó de mi. Esta no era la primera vez que me pasaba esto, ya que al saber que estas personas no eligieron esta vida y que Ben los había obligado, ¿como no tener compasión por sanguijuelas como esta?
-No te gastes en pensar así Sara, porque lo menos que se merecen es tu compasión- Claire se encontraba en frente de la neófita con la mirada perdida pero una mueca cruzaba su rostro.
-¿Que sucede?- le pregunte.
La neófita empezó a revolverse de nuevo en mis manos y a gritar como una loca.
-¡Ya matame de una vez!- no necesite que terminara la frase para hacerlo de todos modos.
Claire traía un encendedor por lo que quemamos el cuerpo entre un montón de ramas y pasto seco para que quemara mas rápido. La columna de humo densa invadió el lugar y el olor a incienso era intenso.
-¿Que le pasó?- aun podía escuchar sus gritos en mi cabeza.
-Los hace enloquecer. Les retuerce la mente de tal forma que ni siquiera pueden pensar pos si mismos con claridad. Esta chica parecía poseída, y era como si algo dentro de ella borrara las imágenes de apoco. Como un virus de computadora borrando todo del disco duro- Claire había sido capaz de ver mas de lo que yo creía.
-¿Has sido capaz de ver algo útil? ¿Se están escondiendo en Florida?- ¿Florida? Demasiado sol y calor, el ultimo lugar en el que hubiéramos pensado.
-Como dijo ella, solo eran 7. Se encuentran escondidos como en un túnel, parece que es subterráneo. Pero no estoy segura si es donde Ben se encuentra. La chica no tiene ningún recuerdo de él- miré a Claire y luego a la columna de humo que se elevaba por encima de los arboles.
Un virus. Esa era justamente la palabra que describía a Ben. Algo maligno, dañino que necesitaba ser destruido.
-Aquí vienen los chicos- me di cuenta de que Seth y Embry aun seguían ahí, al margen, pero cuando los demás lobos empezaron a escucharse a lo lejos viniendo hacia donde nos encontrábamos ellos retrocedieron en el bosque y  se reunieron con nosotras en forma humana.
-Eso ah sido interesante- dijo Embry al vernos.
Yo no le preste mucha atención pues estaba sumida en mis pensamientos.
Esta chica venia de Florida y solo eran 7, entonces ¿los demás en donde estaban? ¿Tal vez los tenía apartados para que no causaran tanto problema todos juntos? Esa era una posibilidad, ya que los neófitos suelen matarse entre ellos y ademas un grupo muy numeroso llamaría mucho la atención. Pero pequeños grupos separados entre si con un cabecilla de confianza al mando de cada uno sería mas fácil de controlar, pero mas difíciles de rastrear.
-Eso es interesante. Tal vez tengas razón- me dijo Claire a mi lado, que parecía estar buscando una respuesta también.
-Si es ese el caso, será casi imposible rastrear sus movimientos, ya que estarán separados entre si, y si nosotros nos separamos estaríamos en desventaja- ahora veía lo que estaba haciendo Ben.
Nos tenía acorraladas. No podíamos hacer nada mas que esperar a que nos enfrentara. No podíamos salir a buscarlo ya que la Push estaría desprotegida y tampoco podíamos dividirnos ya que nos atraparía mas fácil. Todo le estaba saliendo la mar de bien.
-Veo que ya terminaron aquí- dijo Jake que llegaba junto con Sam. Los demás venían detrás recién salidos de fase.
-Si, y ustedes se divirtieron. Me alegro- la voz de Claire era distante, y algo fría. En verdad le había afectado lo de recién.
-¿Estas bien?- oí como Quil se acercaba a ella y la abrasaba. Yo por mi parte me concentre en el pequeño colgante que traía Jared en su mano.
Tarde mas de 1 minuto en darme cuenta de que era.
-¡NO!- mi grito los desconcertó a todos. Seth se paró justo al frente de mi para impedir que cayera de rodillas al piso.
-¡MALDITO! ¡JURO QUE TE ENVIARE AL MALDITO INFIERNO DONDE PERTENECES!- Seth no entendía lo que me estaba pasando, al igual que los demás.
-¡Sara! ¿Que sucede?- el me tomo por los hombros y hizo que lo mirara a los ojos. Comencé a llorar en cuanto lo hice.
-¿Estas segura Sara?- Claire apareció a mi lado con el collar que Jared traía en sus manos.
-¡Claire, lo hice yo! ¡Le regalé ese collar a Marcos la pasada navidad! ¡No existe otro como ese porque lo hice yo! ¿Porque no te fijas en sus mentes?- por el rostro de Claire una mueca me confirmo que yo tenía razón.
-¡Esto se ah ido demasiado lejos! ¡No puede jugar de esta forma!- el recuerdo de la pasada navidad me invadió. Ese día había sido tan perfecto en comparación al presente. Mi madre y la familia de Claire al igual que alguno de nuestros compañeros de clase se encontraban ese día.
Marcos compartía biología conmigo y se había mostrado interesado en mi desde que corte con Max. Le había regalado ese collar porque me había ayudado a estudiar para un examen de matemáticas y lo había salvado gracias a el.
-¿Conocían a ese tipo?- pregunto Sam al ver que no íbamos a decir nada.
-Si. Era un amigo. ¡Y Ben lo sabía!- Claire estallo a mi lado. Golpeo la tierra con los puños y se dejo caer de rodillas a mi lado.
Nadie preguntó nada mas. Se hizo el silencio mientras el cuerpo ardía en llamas. Seth dejó que algunas de mis lagrimas lo mojaran mientras me abrasaba. Y Quil levanto a Claire del suelo para consolarla a su manera.
Llegué a casa mucho después del anochecer. Mi madre me abrasó en cuanto llegué, suponiendo que era por mi aspecto de verdad horrible.
-Supongo que ya te enteraste de lo que pasó con Marcos- me separé de ella por un segundo mirándola con los ojos como platos por la sorpresa.
-¿Que?- mamá me llevó hasta el sillón de la sala y nos sentamos.
-La madrastra de Marcos llamó luego de que te fuiste. Me dijo que el hijo de su esposo había desaparecido. Encontraron mucha de su sangre a unos kilómetros de su casa pero aun no encuentran el cuerpo. Pensé que te habían llamado- negué con la cabeza.
-No eh llevado mi celular conmigo hoy- y estaba en verdad agradecida por eso.
Un nuevo sollozo broto de mi sin querer y mamá me atrajo hacia ella.
-Esta bien, mamá. Iré a mi cuarto- me separé de ella y traté de darle una sonrisa para que dejara de preocuparse un poco.
Entre en mi habitación y encendí la luz. Encontré que mi celular tenía 4 llamadas perdidas y 6 mensajes de texto. Ni siquiera los leí a sabiendas de lo que dirían.
Caí en la cama entre un mar de lagrimas. Sabía que el sueño me derrotaría al fin así que solo me deje llevar y me desahogué. Había cerrado la puerta de mi cuarto para que mamá no pudiera entrar, aunque dudaba que una puerta cerrada fuera obstáculo para ella.
En mi habitación los minutos parecían horas y el tiempo no se pasaba lo suficientemente rápido como para que esto acabara de una vez.
Todo el dolor, el sufrimiento, las muertes las peleas... el miedo, quería que todo desapareciera de una vez. Quería volver a ser la Sara de antes y no esta versión de mi misma.
Miré la hora en mi celular y recién eran las 12 de la noche. No había llorado ni la mitad de lo que tenía planeado todavía. Me senté en medio de mi cama mientras mas y mas lagrimas caían, pero los sollozos habían disminuido por lo que estaba casi en silencio.
Pero ese poco auto control que tenia de mi misma se vino abajo al recordad otra vez la visión que había tenido. No podía pensar en que alguno de los chicos arriesgara su vida por nosotras.
Ya había tenido suficiente  con Seth una vez. No podía pasar de nuevo.
Mi almohada estaba completamente empapada ya que la sostenía cerca de mi rostro, y la abrasaba demasiado fuerte como para la seguridad de un humano.
Eran las una y cuarto y yo seguía donde estaba. Tratando por todos los medios de no pensar, algo totalmente imposible.
Pero esta vez no estaba en perfecto silencio. Me tomó unos cuantos minutos darme cuenta de que me estaban llamando y otros minutos mas para reconocer esa voz.
Me paré como pude y abrí la ventana de mi cuarto. El aire frió que se colo por mi ventana hizo que temblara pero unos brazos cálidos me envolvieron.
-Lo siento, lo siento. Le pedí a Jake que me dejará venir antes pero me eh quedado pensando que estarías bien. ¡Que estúpido!- me llevo hasta la cama donde me sentó pero nunca se aparto de mi.
Los sollozos comenzaron de nuevo al tenerlo ahí presente. Me maldije en mi interior porque el no se merecía ver todo esto. Pero no era lo suficientemente fuerte como para dejarlo ir. Lo necesitaba y hoy mas que nunca.
-Seth...- logré decir su nombre luego de varios intentos, ya que un nudo en mi garganta me impedía hablar.  
-Sshh No pienses que voy a irme de aquí Sara. No voy a dejarte sola en algo como esto, de echo no voy a dejarte sola jamas- moví mi cabeza, tratando de negar.
-Ayer me dijiste que harías que olvidara todo...- un jadeo salio del pecho de Seth ante lo que le estaba diciendo. Ya se había dado cuenta de a donde quería llegar.
Levante la cabeza y lo mire, con mis ojos llenos de lagrimas.
-Quiero olvidar Seth. Todo... Hazme olvidar, por favor- no le di tiempo siquiera a contestar.
Simplemente lo bese. Lo necesitaba con locura, y no aguantaba mas todo esto.
Necesitaba que me abrazara,  que me besara, necesitaba su calor, necesitaba sentirlo cerca de mi.
Pero me di cuenta de que no era la única que sentía lo mismo.
Seth estaba totalmente encendido, literalmente. Su contacto quemaba en mi piel. Cada beso era mas apasionado que el anterior. El realmente estaba cumpliendo con lo que le había pedido.
Olvidaría todo esta noche. Dejaría que Seth me tomara a su gusto, no me importaba nada, solo quería sentirlo a el.
La cama no era suficiente para los dos, por lo que caímos al piso frió de mi habitación. Ese frío era el antídoto perfecto para tanto calor, aunque me di cuenta de que no era suficiente para sofocar las llamas.
Seth se había desecho de mi blusa muy rápido y el no tenía remera por lo que nuestros cuerpos se tocaban haciendo que todo el vello de mi cuello se erizara.
Pero Seth estaba mas bajo control de lo que pensaba. Tomo mis manos y las puso sobre mi cabeza, como había echo en el auto ese día.  
Me beso una vez mas y se separo de mi para poder mirarme a los ojos.
Ambos respirábamos entre cortadamente y tuvimos que esperar unos cuantos minutos para apagar ese fuego que podía ver en los ojos de Seth.
-Quería hacer esto diferente... No quiero tomarte hoy Sara. No en este estado. Espero que sepas entender que eres demasiado importante como para tomármelo a la ligera- no supe que decirle. Aun estaba algo mareada.
-También quiero que sepas... que me has echo el hombre mas feliz del mundo- me sonrió y volvió a besarme, esta vez mas dulcemente.
-¿Puedes soltarme?- le dije cuando dejo mi boca libre para bajar por mi cuello.
Soltó una pequeña risita y me miró de nuevo.
 -¿Vas a controlarte? Porque el Seth racional no durará mucho si seguimos como empezamos- ambos reímos nerviosamente.
-Entonces no te controles- lo volví a besar, pero esta vez, trate por todos los medios de no pasarme de la raya. Pero el se separo de mi y se acerco a mi cuello.
-Por favor Sara. No me hagas esto- susurro en mi oído y su aliento caliente roso mi cuello.
Con un suspiro se levanto de encima mio y me tendió la mano para que  lo siguiera.
-Siento lo de tu blusa- me dijo rehuyendo mi mirada.
Tomé mi blusa que estaba tirada al otro lado de mi habitación y me di cuenta que no era nada mas que harapos de tela blanca.
-Me debes una- le dije tirando mi destrozada blusa a la basura antes de acurrucarme en la cama y traerlo hacia mi.
Mis deseos aun no estaban satisfechos pero con un beso mas era suficiente por esta noche.
Sus labios eran realmente lo mejor que había probado jamas. Se movían sobre los míos con ternura pero podían ser ardientes como lo había comprobado hacia un minuto. Su aliento me quemaba. Era como tomar vodka de un sopetón, haciendo que todo tu cuerpo se estremezca.
La verdad que jamas me hartaría de el.
-Gracias- le dije, cuando nos separamos por un segundo para poder respirar.
-¿Porque?- me pregunto, entre mi cuello. Ahora era todo mas calmo, pero cada beso dejaba un cosquilleo extraño en mi piel.
-Por haber intentado, aun sabiendo que sería difícil- Seth me miro a los ojos y puso ambas manos, en mi rostro, para que tuviera que mirarle también.
-No me hubiera importado si hubiera sido imposible, seguiría intentando. Sara, ¿aun no comprendes a que punto te eh llegado a amar? ¿Sabes acaso lo duro que fue para mi haber parado esto hace un minuto? Eres lo que mas deseo en este mundo. Y quiero que eso se te grabe en esa cabezota tuya- le sonreí como una tonta que el correspondió con otra.
Nos quedamos juntos toda la noche. De vez en cuando el fuego amagaba a encenderse de nuevo, pero de todos modos no fue como antes. No se cuando fue que quedé dormida, lo único que se es que cuando desperté el aun estaba allí.
En ese momento me felicite por haber cerrado la puerta de mi cuarto porque si llegaba a entrar mamá...
Yo estaba medio desnuda, gracias a que Seth rasgo en mil pedazos mi blusa favorita, y Seth nunca vestía remeras y eso no ayudaba mucho a la situación,
Me levante de la cama riendo por lo bajo pensando en la reacción de mi madre si llegara a ver esto.
Pero al pararme todo el mundo dio un giro. Caí de nuevo en la cama, despertando a Seth que se paró en seco.
-¿Que, que paso?- yo me reí de el y volví a recostarme en la cama.
-Supongo que no es buena idea levantarse tan rápido considerando lo que pasó ayer- Seth me miró por un segundo, y luego me sonrió. Se acerco a mi y me beso.
-¿Sabes que? Estaba pensando que todo lo que paso ayer fue un sueño- lo besé de nuevo luego de que termino la frase.
-¿Si? ¿Aun piensas que estas soñando?- le dije con la mas grande de las sonrisas.

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