Al otro día me desperté nerviosa.
Ya era bastante raro que tuviera pesadillas pero era aun más extraño que siempre fuera la misma.
Era exactamente la misma pesadilla del día anterior, y como era de esperarse trajo las mismas consecuencias: que me despertara nerviosa, impotente.
Cuando me hube bañado y cambiado me dirigí hacia la sala.
Vi que solo estaba mi tía, charlando alegremente por teléfono.
-Sí, ella está muy bien. Tiene algunos problemas para adaptarse pero no es nada que uno de mis pastelillos no pueda resolver.- dijo cuando estuve lo suficientemente cerca de ella como para escuchar su conversación.
Como siempre mi tía estaba cocinando por lo que me daba la espalda. Seguro estaba preparando sus clásicos pastelillos de vainilla que tanto nos gustaban.
Yo me dirigí hacia la mesa y al arrastrar la silla para sentarme Emily me escucho.
.Oh, Clai. Buenos días.- me dijo al tiempo que me mostrara una sonrisa.
-Tu madre esta al teléfono.- yo me pare de un salto y le saque el teléfono de las manos.
Hacía mucho que no hablaba con mis padres y quería saber cómo les iban sus vacaciones sin mí. También quería estar al tanto de lo que pasaba en Alaska, aunque supiera la respuesta.
-Hola, ma. ¿Cómo esta todo por allá?- pregunte.
Ahora que me daba cuenta, había estado tan inmersa en lo que me estaba pasando aquí, que me había olvidado completamente de que mis padres existían. Que mala hija soy…pensé.
-Hola, Clai. Pensé que te habías olvidado de nosotros, si no fuera por Emily hubiéramos pensado que te había tragado la tierra.- tampoco era para tanto. MI madre siempre tan melodramática.- Y por acá todo bien, creería que como lo dejaste hace un mes.- bien eso era lo que quería saber.
-¿Y papa? ¿Está ahí?- mire el reloj, eran las 9:30, de seguro ya estaba trabajando.
-No amor, se ha ido a trabajar, pero me dijo que si llegaba a hablar contigo, te dijera que espera la estés pasando bien.
-Pues, claro que la estoy pasando bien, la verdad no quiero irme.- trate de controlar mi voz, y no demostrar lo triste que me hacía sentir el saber que me iría. Creo que lo había hecho bastante bien, porque mi madre siguió hablando como si nada.
-Sí, ya me imagino. ¿Sabes? No creo que tu padre valla a estar muy contento si le cuento esto.- dicho eso, su alegre risa sonó durante unos segundos.
La verdad no había entendido lo que quiso decir.
-¿Qué?- volvió a reír- Mama ¿podrías explicarme? – odiaba cuando hacia eso.
-Bueno, es que tú has dicho que la estabas pasando bien, y bueno, ya conoces a tu padre. ¿Qué crees que será lo primero que le pase por la cabeza?- si, conocía muy bien a mi padre, y estaba segura de saber exactamente lo que le pasaría por la mente.
-Mama, en tal caso no le digas nada, solo que has hablado con mi tía y punto, sin tanto detalle.- estaba segura de que mi padre vendría corriendo si fuera necesario de Alaska solo para verificar si sus sospechas eran ciertas, y lo eran.
Pero no me convenía que mis padres se enteraran de Quil ahora.
-Mmm, te has puesto a la defensiva. ¿Es que ocultas algo?- genial, solo esto me faltaba.
-Por favor, si encuentro a esa persona, tu serias la primera en enterarte, ya que debes ayudarme a ocultárselo a mi padre para decírselo cuando esté listo- me sentía mal mintiéndole a mi madre, pero sabía que tarde o temprano sabría la verdad.
-Ok, hija. Entiendo. Oye, Emily me conto que tenias algunos problemas para adaptarte ¿Qué quiso decir? Después de que me acabas de contar que la estas pasando tan bien, es algo que no me cierra.- mire a Emily que estaba sentada en la mesa, y cuando se dio cuenta de que había clavado en ella mi mirada, articulo una sola palabra: “Cullen”.
-Eh, no es nada…solo que unas personas amigos de la familia no me caen muy bien.- “no me caen muy bien” eso era quedarse corto.
-No todo el mundo puede caernos bien en la vida Clai. ¿No abras sido grosera con ellos no?- tenía que detenerla, ya que después de esto vendría su sermón.
-No, claro que no. Y tengo que irme, o Sam me hará pagar la cuenta de teléfono- luego de eso ella se despidió.
-De acuerdo. Que disfrutes, te quiero- y colgó.
Luego le devolví el teléfono a mi tía.
-Gracias por esa Emily.- le dije algo irritada, la verdad no le tendría que haber contado sobre los Cullen y nuestro “pequeño” problema.
-Lo siento, pero estaba pensando en eso cuando tu madre llamo…- bueno, me había salvado de mi madre pero mi tía me tenía un sermón mucho peor.
Me senté en una silla alrededor de la mesa sabiendo y preparándome para lo que se avecinaba.
-Bien Emily, ya di todo lo que me quieras decir- no podía escaparme de esta, ¿qué escusa buena tenia? “Disculpa tía pero tengo que ir al baño” ¿y saldría por la ventana? Eso sonaba patético.
Ella suspiro y comenzó.
-Quil, ayer, nos conto todo lo ocurrido, lo que pensabas sobre los Cullen y…-
-Espera, ¿Qué quieres decir con “nos conto”?- la interrumpí.
-Quise decir a los Cullen y a mi- yo suspire.
No es que me molestara, pero, en verdad, ¿no se habían dado cuenta de mi aberración hacia ellos?
-Claire, mira, el punto es, que ellos no se merecen esto. La verdad son una de las mejores personas que he conocido.- otra vez con lo mismo.
-Emily, ellos no son personas.- ya me estaba cansando de oír siempre lo mismo.
-Ok, ese es tu criterio. Bueno entonces ¿qué? ¿Son monstruos?- yo le sonreí a esa palabra, y Emily puso los ojos en blanco.
-Bien, entonces, ¿consideras monstruo a Sam? ¿o a Seth? ¿Jake… o Quil?-dejé de respirar por un segundo.
Claro que no consideraba monstruos a ninguno de ellos, eran mis amigos, pero lo que me acababa de decir había hecho cambiar un poco las cosas.
Al ver que no respondía, mi tía se sentó a mi lado y me abraso durante unos segundos.
-Claire, ellos no son monstruos, solo son diferentes. Y no se sienten muy bien porque les tengas tanta aberración. Dime ¿cómo te sentías cuando tú eras diferente?- si antes las cosas en mi cabeza habían cambiado ahora daban un giro de 180 grados.
¿Cómo no cambiar de parecer si me lo planteaban de esa manera?