Para reflexionar...

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar. Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas. Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución. Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis. Decidí ver cada noche como un misterio a resolver. Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz. Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos. Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar. Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui, me dejó de importar quién ganara o perdiera. Ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo". Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, "el amor es una filosofía de vida". Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente. Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas. Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar. Ahora simplemente duermo para soñar.


sábado, 23 de abril de 2011

(17)Consecuencias -segunda parte-


-Bueno, todo se reduce a una sola cosa.- comenzó, pero aunque no podía verla a los ojos, por alguna razón sentí que no la estaba pasando muy bien, esa consecuencia era mayor de lo que imaginaba.

-Nuestros genes licántropos se activaron porque del otro lado hay un gran aquelarre instalado. Por eso somos esto. Cuando llegaron los Cullen, todo exploto, nacían lobos como nacen margaritas en un campo. – suspiro y al fin se decidió a mirarme.

-Luego de la muerte de mi padre, Seth entro en fase. Era el más joven de la manada hasta ese momento. Lo sigue siendo, al menos en lo que respecta a nuestra manada, la de Jake. Luego fue mi turno. Nadie podía creerlo. Mi hermano sigue acusándome de aguafiestas.-

-Hasta ahora no encuentro nada malo en todo esto.- interrumpí. Al menos sabía el porqué odiaba tanto a los Cullen.

-Aun no eh terminado. Mira, la transformación no es tan mala después de todo, tiene sus cosas buenas, pero es así, si lo miras desde el punto de vista de uno de estos chicos. Para una mujer, es lo peor que pueda pasarte en la vida.

>> Sabes, mi sueño fue formar una familia, conocer a alguien y enamorarme. Tiempo después casarme y tener 2 hijos. Luego, cuando ya fuéramos ancianos, ver a mis nietos correteando por la casa. Pero jamás pasara….no puedo cambiar. No envejezco, estoy estancada en el tiempo. Soy un monstro.-

No necesitaba de más explicaciones para entender su situación. Los licántropos no envejecen, no cambian, y una mujer necesita cambiar para poder tener una familia.

Pero en todo esto hay algo que no me cierra.

Si un libo no se transforma por un largo período de tiempo, este envejecerá, y tal vez para una mujer todo vuelva a ser como antes. Si fuera así ¿Por qué Leah no deja todo esto?

-Si esto no te gusta, ¿Por qué no lo dejas? Podrías irte y empezar de nuevo.- de hecho podría haberlo hecho hace mucho.

-¿Y crees que no lo he considerado? Hace diez años ni siquiera podía creer que pudiera conseguir controlar mis instintos. Pero ahora es fácil. Entonces, ¿Por qué no? Me iría a Seattle, conseguiría una casa y un trabajo, sin complicaciones ni nada sobrenatural. Pero no dejare a mi hermano ni a mi madre solos.-

-Creo que Seth es bastante grandecito como para cuidarse por sí mismo- No podía creer que Leah estaba hablando en serio. No podía concebir a nada que pudiera derribar a uno de ellos. Nada humanamente posible, claro.

-El es muy confiado, pero sabes, mi familia no es lo único que me detiene.- ¿había más?

-¿A que estas esperando?- pregunte.

-A alguien, ¿es que no tengo derecho a enamorarme? Tanto amor a primera vista, me da náuseas. ¿No me puedo enamorar de La forma tradicional?- al concluir la frase algo llamo mi atención.

-¿Amor a primera vista? ¿Qué quieres decir con eso?-

Detrás de todo esto había algo grande que ella trataba de ocultarme.

Apuesto todo lo que tengo a que esto es una de esas cosas de las que Quil no va a querer contarme.

Leah se puso nerviosa. Empezó a murmurar cosas sin sentido como “Estoy muerta”

-Oye, hace un rato, pareció como si se te hubiera ido la lengua al decir esa frase. Y luego la cambiaste al final. ¿Qué querías decir en realidad?- iba a obtener mis respuestas, no sabía cómo, pero las conseguiría.

-Lo siento, pero ya te he contado demasiado.- me dijo, y comenzó a pararse.

A no, no iba a dejar que se fuera hasta que hablara.

-Espera, Leah escúchame, el no va a contarme nada si cree que podrá asustarme o algo por el estilo. Por favor, al menos dame una pista. Esa última palabra, ¿Qué es?- imp…imp…

¿imp qué? Me devane los sesos pensando en que palabra podría haber sido.

-Mira, cuando Quil se entere de lo que estoy haciendo me cortara una pata.- la cara de Leah era de horror. No podía estar hablando en serio.

Claro que no lo hará, y tienes mi palabra. Ahora por favor, dime.- estaba tan cerca de conseguir lo que quería.

-Bien. Solo voy a decirte la palabra. Es muy complicado de explicar….Imprimación, eso es lo que quise decir. –Imprimación. Iba asegurarme de que me quedara bien grabada, no iba a permitirme olvidarla.

-Creo que lo tengo. Me encantaría una pequeña explicación por tu parte, pero…- no me dejo terminar ya que se estaba riendo.

Lo siento, pero ya te lo dije, estoy condenada a muerte por esto. Tendrás que preguntárselo a él.- no necesitaba decírmelo. Estaba claro que lo iba a hacer.

-Bueno, tengo que irme. Supongo que Seth debe estar por ahí así que mejor me voy antes de que valla con el chisme de que no estoy haciendo mi trabajo.- las dos nos reímos. Leah era una muy buena persona. Ella no se merecía todo esto.

-Gracias por todo, y te prometo que seguirás conservando tus cuatro patas.- pobre de Quil si le llegaba a hacer algo.

-No, gracias a ti. Nunca pude hablar con nadie de este tema, bueno, con nadie que me entendiera. A sido agradable.- me sonrió por última vez y se metió entre los árboles.

Me quede clavada en el suelo, luego suspire y caí al suelo.

Luego de eso no volveré a ver a Leah con los mismos ojos.

No me imagino lo que habrán sido todos estos años sabiendo que era diferente, incluso entre los lobos. Toda una vida sufriendo.

Yo aun seguía en el suelo mirando hacia los acantilados. Pero aparte la vista bruscamente ante los recuerdos del día anterior.

Pose mi mirada en el bosque detrás de mí.

Ya había recorrido tantas veces la costa, que la oscura masa de arboles me parecía encantadora.

Me puse en pie y comencé a caminar.

Tuve que colocarme la capucha de mi campera, ya que caía una pequeña llovizna. Al entrar al bosque la lluvia desapareció en parte. Las millones de gotitas fueron reemplazadas por algunas ocasionales gotas mucho más grandes que caían de los arboles.

Camine por entre las ramas que habían en el suelo, y entre los arbustos encontré un lugar que me era familiar.

Un árbol hueco, del grosor de un automóvil pequeño y la altura de un rascacielos.

Eso me hizo acordar del sitio al que solíamos visitar todas las tardes con Sarah. Era muy parecido pero no exactamente igual. Me acerqué y me apoyé sobre él.

-¿Qué haces?- su voz me sobresalto, como siempre. Tanto sigilo ya me estaba hartando.

-¿Podrías por favor dejar de hacer eso? Sabes, mis sentidos en este momento no son tan buenos.- el se carcajeo por un momento y luego se acerco a mí.

Su abrazo me hiso estremecer.

-Estas helada Clai. ¿Qué haces aquí?- no me había dado cuenta de que me estaba congelando, hasta que el me toco.

-Estaba harta de tanta arena que decidí probar algo nuevo.- le dije mientras él se sentaba. Me acomodo en su regazo y me estrecho contra su pecho desnudo. NI con mil palabras podría describir lo que estaba sintiendo. Su calor era el mejor regalo que la vida podía darme.

-Me parece bien, pero no te alejes mucho ¿sí? Estamos en alerta roja por tus visitantes.- estupendo. Primero, esa sanguijuela pone en peligro a mis amigos apareciendo en mi vida otra vez, y ahora restringe mi movimiento aquí en la Push.

-Genial- suspire derrotada. Sabía que si insistía no llegaría a nada.

-Lo siento amor, pero es por tu bien.- chucho sobreprotector. Es peor que mi madre, pero lo amaba tal cual era.

Pasaron unos minutos y yo no me había movido de mi lugar.

A pesar de la lluvia yo me hallaba casi seca, en parte se debía al calor de Quil, y otra, que en donde nos encontrábamos corría una brisa, algo fría pero no era nada de lo que debiera preocuparme.

-¿En qué piensas?- pregunto en cierto momento, cuando yo apreciaba como las hojas bailaban en los arboles al ser movidas por el viento.

-En nada especifico por ahora, ¿y tú? ¿Qué pasa por tu mente en este momento?- me había picado la curiosidad.

-Bueno- me miro a los ojos mientras acariciaba mi pelo- Me imaginaba como sería una vida sin vampiros.- sabia que estábamos conectados pero nunca pensé que llegaríamos s este nivel.

lunes, 18 de abril de 2011

(16) Consecuencias -primera parte-

Hola.
Espero que les guste lo que escribo, y que haga volar su imaginación.
Bueno quería decirles que en esta semana tal vez publique mas de una vez, ya que en estoy en vacaciones de turismo, o semana santa , y tendré tiempo de escribir bastante.
También quería decir que e puesto una encuesta, como algunos se habrán dado cuenta. Me gustaría mucho que votaran pues quisiera saber si esto que hago esta bien o necesita algún cambio.
Gracias por estar ahí.
Buena semana.
Romi...


Reacciono tal cual lo había pensado. Empezó a temblar, primero sus manos y luego sus brazos. Mi sonrisa se ensancho aun mas con la posibilidad de verlo entrar en fase. Aunque la parte racional de mi cerebro me decía que no quería estar cerca de él cuando eso pasara.

Por desgracia (o por suerte) el reacciono y se fue de la casa, cruzando la habitación en tres grandes zancadas.

La culpa llego con la brisa de aire fresco que entro por la puerta al ser abierta.

Genial, los únicos amigos que tenía por aquí, y yo iba a conseguir que ellos mismos me entregaran a Ben.

Ya estaba por dar mi tercer paso para buscarlo y disculparme pero Quil me tomo del brazo y me gire a tiempo para verle negar con la cabeza.

-Déjalo. Tiene cuatro patas ahora.- me dijo. Yo solo asentí y me volví de nuevo a todos con una cara que delataba claramente que me sentía culpable.

-Siento eso. Creo que se me fue un poco la mano. Los vampiros…bueno, digamos que me ponen de muy mal humor.

-Sí, sabemos lo que se siente. Y no te preocupes por Paul, nosotros nos encargaremos de él.- me tranquilizo Seth.

Nunca había entablado conversación alguna con Set, de hecho casi ni lo conocía, y no tenía mucha idea de lo que pensaba de mí, pero sentía como si fuéramos a ser grandes amigos, o que iba a traer algún cambio en mi vida pero no sabía que exactamente.

-¿Nosotros? Diablos, chico. Tú dices eso pero no estás todo el día en la cabeza de Paul.

Su monologo interno de: lo mato, no lo mato, aunque sepa cuál será su decisión final.

-Gruñilandia.- murmuro Jake. Embry, Seth, Jake y Jared empezaron a hablar cosas sin sentido sobre ¿Quién tenía que soportar a lo peor de la manada? Y los candidatos eran Paul por parte de la manda de Sam, y Leah por parte de la de Jacob.

Lo que me molesto, fue que hablaban de Leah como si ella no estuviera presente; no tenía ni idea de cómo hacía ella para soportarlo.

Comencé a aburrirme de todo eso y me dirigí al frente de la casa, pero no sin antes dirigirle una mirada a Quil.

Quería estar sola y él lo entendió.

Afuera estaba fresco, demasiado diría yo, pero sobre todo, nublado. Era uno de esos días típicos en La Push.

Me senté en la escalera y me puse a pensar en Leah.

No la conocía mucho, solo sabía que era la primera mujer en tener el gen y transformarse.

Quil me había contado que siempre habían creído en sus historias luego de que hubieran entrado en este nuevo mundo, pero resulto que habían cosas que no estaban en ellas.

Leah era única, me preguntaba si era por eso que la excluían tanto.

-Genial- oí gruñir a alguien adentro.

Por pura casualidad esa persona fue Leah, quien paso como una bala a mi lado.

¿Qué le habían dicho como para ponerla de esa forma?

La vi entrar al bosque a toda prisa y luego vi la razón por la que se había ido, la razón por la que quería irme en ese momento.

Un volvo plateado estaba estacionando en frente de la casa de mi tía, del cual vi salir a 3 personas increíblemente hermosas y por supuesto pálidas.

A una de ellas ya la conocía. Reneesme Cullen, con una sonrisa de oreja a oreja, flanqueada por dos personas que jamás había visto.

Una de ellas era mujer.

No pasaba el 1,65 a pesar de traer tacos, pelo castaño hasta la mitad de la espalda, y tenía una figura perfecta por la cual cualquier chica daría su último latido de corazón.

Y la segunda persona era un hombre.

Era alto, aunque cualquiera de mis amigos en La Push le sacarían una cabeza. Pelo corto, rubio, más bien algo dorado.

Y bueno…él era el ser más hermoso que había visto….después de Quil

Pero claro, ¿Qué sanguijuela no era simplemente perfecta en el mundo?

La verdad, por ahora, no había visto a ningún vampiro “feo”.

Todos los que estaban dentro de la casa salieron a recibir a sus “amigos”.

Y yo….simplemente no sabía cómo contener el vomito.

Los vampiros siempre me pusieron los pelos de punta, y ellos iban muy campantes en su encuentro.

-¡Claire¡- me llamaron. Pensé que Leah estaba como loba correteando por ahí, pero sin embargo estaba al principio del sendero que llevaba a la playa ¿llamándome a mí?

A pesar de que eso me parecía de lo más extraño, no dude un segundo en pararme e ir tras ella.

Esta era la oportunidad perfecta para escaparme de estar con esos Cullen.

Leah empezó a caminar a caminar delante de mí, y yo casi corría para seguirle el paso.

No dijo nada hasta que llegamos a la playa, supuse que era para que nadie nos escuchara.

-Gracias por eso. Me has salvado de pasar un mal día con esas garrapatas.- comencé cuando supuse que ya estábamos lo suficientemente lejos de la casa.

-De nada. Creo que he acertado con respecto a tu relación con los Cullen esos.- me dijo, aunque en ningún momento se giro para verme.

-A ti no te agradan ¿verdad?- la pregunta que le acababa de hacer era algo estúpida ya que se notaba que le disgustaban, pero no entendía porque era la única que actuaba como se debería.

-¿Porque iban a gustarme? Ellos me condenaron a esta vida.- se giro y pude ver su expresión.

Si…. Sin dudas no le agradaban los Cullen.

Su rostro dejaba ver la ira que sentía hacia ellos, y por supuesto asco. Pero en su mirada había algo más…Tristeza

-¿Te condenaron?- no entendía que le pudieron hacer para que ella se pusiera de esa manera. No entendía de donde emergía esa tristeza.

-Ellos me hicieron lo que soy…Un monstro.

Eso me sorprendió. Hasta este momento, todo lo que había escuchado sobre la licantropía habían sido puros halagos: Es genial, te sientes fuerte y veloz. En pocas palabras indestructible. Pelo Leah tenía un concepto diferente: Monstro. Pero seguía sin entender, ¿Por qué se creía de esa forma? ¿y que tenían que ver los Cullen en eso? Ella suspiro al ver que no la seguía y se dejo caer en la arena. Yo la imite, esperando una explicación de su parte.

-¿Qué tanto sabes sobre mi Claire? – comenzó mirando hacia el horizonte sin ver nada exactamente.

-La verdad…no mucho. Quil me dijo que eres la primera mujer en transformarte.- ella giro el rostro en mi dirección y levanto una ceja.

-¿Eso es todo?- me pregunto incrédula.

Yo solo asentí

-¿No te conto sobre las consecuencia que esa transformación trajo a mi?- ahora era yo quien estaba sorprendida.

-¿Consecuencias?-

Puso los ojos en blanco.

-Esto me sorprende. Nunca preste demasiada atención a lo que le pasaba por la cabeza y había pensado que ya lo savias, después de todo eres su impr… eh, vida.- me miro por un segundo y aparto la mirada, clavando sus ojos en el suelo. Su frase no me decía mucho, solo de que estaba tan sorprendida como yo de que Quil no me haya contado algo que, bueno, era interesante. Pero no comprendía ese cambio repentino al final. Como si hubiera querido decir algo pero se arrepintió y cambio de idea.

Como si se le hubiera ido la lengua al contarme.

Leah se quedo callada y yo aun estaba esperando una respuesta.

-¿Me dirás las consecuencias? ¿O tengo que esperar a que Quil se decida a contarme?- le dije en burla.

Ella se rio pero no a parto la vista de la arena.

-Bueno, todo se reduce a una sola cosa.-

domingo, 10 de abril de 2011

(15) Estrategia



Eran las 6 cuando desperté por la mañana.

Agitada como estaba podía haberme vuelto a dormir, pero eso se me antojaba aterrador.

Me senté en la cama mirando la nada y con la mente totalmente en blanco.

Luego de algunos minutos, suspire y me pare, había decidido tomarme una ducha, porque bueno, estaba hecha una pena.

Era temprano por lo que Emily estaría dormida y de seguro Sam no estaría en casa.

Me tome todo con calma. Pase un muy buen rato debajo del agua para poder tranquilizarme, encontrar un poco de paz, ¿es que era mucho pedir una vida normal?

Me seque y envolví con la toalla y me dirigí a mi habitación para vestirme.

No me puse nada más que un vaquero y una blusa blanca que me encantaba.

Agarre mi ya muy leído “Romeo y Julieta” y me dirigí al sofá de la sala y busque mi capitulo favorito.

Lo había marcado doblando la punta de la página, por lo que no me fue muy difícil encontrarlo.

La muerte es lo que se consigue cuando se odia. Siempre es igual, y este libro lo demostraba.

Estaba segura de que si embotellábamos todo el odio de la humanidad, tendríamos entre manos un arma de destrucción masiva.

Me gustaría saber que le habían hecho esos italianos a Ben, como para que este quisiera destruirlos. ¿De dónde deriva el odio asía ellos?

No me di cuenta de cuánto tiempo estuve leyendo, hasta que Emily entro en la habitación. Tenía las cejas fruncidas en señal de preocupación, pero se limito a decir:

-Buen día Clai- y se dirigió a la cocina.

Yo solo asentí, ya que no quería abrir una conversación sobre mi muy mala suerte.

Estaba llegando al “envenenamiento” de Julieta cuando entraron a la casa.

Mi tío tomo el rostro de Em. En sus manos y la beso tiernamente en los labios, mientras que los demás se acomodaron plácidamente alrededor de la mesa.

Se hacían bromas entre ellos, como cualquier día normal.

No me sorprendió en absoluto ya que esperaba que fuera así. Nadie me prestó la más mínima atención, salvo Sam… y Quil, claro.

Este último no se despatarro en la mesa como los demás, se dirigió derechito hacia mí cuando se dio cuenta de mi presencia.

-Hola- me dijo y me estrecho contra su cuerpo en un abraso suyo.

-¿Cómo lo llevas?- pregunto, levantando mi rostro para que pudiera ver mi expresión.

-Estoy bien- dije, tratando de sonar lo más convincente posible.

El me conocía, y no se lo creyó, pero no me dijo nada al respecto.

Yo me separe un poco de él y seguí con mi libro.

Emily les sirvió la comida y nos trajo algo a Quil y a mí. Pero no tenía apetito aunque lo que nos había traído olía genial.

Luego de un minuto de estar zarpándose todo lo que les pusieran en la mesa, Sam se aclaro la garganta y comenzó a hablar.

-Dado lo que paso ayer, creo que deberíamos tomarnos esto con un poco mas de seriedad.- comenzó, pasando la mirada de uno en uno.- Ese vampiro evadió a 8 de nosotros con facilidad, así que tendremos que reforzar la guardia.

-Colín y Brady estarán encantados, al igual que Max y John.- hablo Jake nombrando a dos miembros de la manada que jamás había escuchado.

-Sí, lo sé. Aun son jóvenes, pero creo que no hay otra opción. 12 es mejor que 8.- le respondió Sam haciendo una mueca.

12 lobos. Eso era demasiado. Por lo que sabía nunca habían sido más de 5. Y eso no era todo, sino que también eran jóvenes.

-Nos separaremos en grupos de a 6, cuidando principalmente la frontera con Canadá, ya que de ahí vino la última vez. Yo pondré al tanto a los Cullen de esta decisión.

Otra vez Jacob y los Cullen.

Bufe al escuchar ese nombre, y todos los presentes capases de escuchar hasta el polvo caer al piso, me oyeron.

-Tienen derecho a saber Claire, de hecho con su ayuda sería más fácil.- me reprocho Seth.

-Dudo que alguien sea capaz de frenar a ese parasito.- dije entre dientes aun concentrada leyendo mi libro.

-Es solo un, y estoy seguro de que yo solo podría con el.- dijo Paul con una sonrisa de oreja a oreja.

Bien, hasta aquí había llegado. Tendría que escupirles todo en la cara para que se dieran cuenta de que no era tan fácil como pensaban.

Me pare de un salto, tire el libro sobre el sofá y me plante delante de Paul.

-Espero tengas mas neuronas que eso Paul, porque no sabes lo que dices.- ahora retrocedí unos pasos y los mire a todos.

-Nadie aquí sabe lo que dice. Este no es un vampiro cualquiera, Ben no es normal. El es astuto, bien lo sé yo. Y será precavido, más aun si los considera a ustedes. Pero, ¿Por qué no se lo toman con la seriedad que este asunto requiere?

Todos se quedaron con la boca abierta por lo que les había echado en cara, pero nadie se animo a hablar.

-Yo conozco a Ben mejor que nadie, así que escuchen y por favor no hagan estupideces. El, como les dije, no es cualquier parasito. Esta muy bien dotado.

-¿Qué puede hacer?- pregunto Embry.

-No sé muy bien de qué va la cosa, pero puede transmitir sus dones a otro cuando se le antoja, al transformarlos.

-Espera, ¿dijiste dones?- fue Quil quien hablo detrás de mi- Los vampiros solo poseen un don. –No este. ¿Qué parte de “no es un vampiro cualquiera” no entendieron?- a pesar de que estaba algo irritada, la imagen que tenía delante de mí, era muy graciosa. Todos los presentes me miraron con la boca abierta y con los ojos como platos.

-Pero no se preocupen por Ben, el muy cobarde no dará la cara de nuevo.

-Mandara a sus amigos ¿no es así?- dijo Jared, al mismo tiempo que mostraba una sonrisa.

-Sí, supongo serán neófitos, no más de un año de edad, así que serán fuertes.- una mueca paso por el rostro de todos al pensar en todas esas personas.

-Los neófitos serán fuertes pero no tienen experiencia alguna en la lucha. Sera pan comido.- Jacob. Claro, el tenía mucha experiencia con vampiros después de todo.

-Lo dudo, Jake. Conociendo a esa sanguijuela, deben estar ya muy bien entrenados.

-Entonces… ¿Qué hacemos? ¿Nos atenemos al plan original?- pregunto Seth. El único de los hermanos Clearwater que había oído hablar, ya que Leah siempre permanecía en segundo plano.

-Esperen solo una semana, es todo lo que él necesita para planear un movimiento. Y supongo que su plan no esta tan mal.

-¿Y desde cuando aceptamos tus sugerencias?-me encaro Paul. Una sonrisa se extendió por mi rostro.

-Desde que yo conozco al enemigo, y tu no.

sábado, 2 de abril de 2011

(14) Ansia de sangre



No tengo idea de cuánto tiempo estuvimos abrazados los dos, para mí en ese momento no existía el tiempo.

Era plenamente consciente de que, tanto Emily como Sue estaban en la habitación `pero esto no me avergonzó, después de todo sabía que no nos estaban observando a Quil y a mi precisamente.

Estaban tratando de descifrar lo que ocurría en ese momento. Habían llamado a Billy para ver si él sabía algo, pero Jacob no había regresado a casa, de hecho nadie lo había hecho salvo Quil, y eso las ponía muy preocupadas a ambas. Pero jamás se atrevieron a preguntarnos algo. Sabía muy bien que desde sus ojos, yo parecería estar absorta en mis pensamientos y que no prestaba la mas mínima atención a lo que ellas hacían, pero la verdad estaba muy alerta, después de todo estaba intentando por todos los medios no pensar.

Cualquier persona me habría dicho: Si no quieres pensar, ¿Qué diablos haces aquí sentada? Distrae tu mente, as algo.

Pero no quería irme a ningún lado.

Este iba a ser nuestro último día de paz, previo al caos.

-¿Quil?- le llame. Quería saber una cosa.

El estaba mirándome, pero había algo raro en su mirada. En ese momento supe, que por su cabeza pasaba exactamente lo mismo que en la mía.

-La calma previa a la tormenta- dijo, y esa frase fue un eco de lo que estaba pensando.

Era como si…si pudiera leer mi mente.

-Sí, pero está bien así- le dije mientras me acomoda entre sus brazos que me aferraban como cadenas. Unas cadenas que deseaba nunca se cortaran.

Jamás me había puesto a pensar realmente en nuestra relación. Todo era bastante fácil. Cada beso, cada caricia, que siempre era correspondida, salía desde el fondo de mi ser. Pensé que eso sería algo normal, pero me equivocaba. Entre nosotros había algo más.

Magia.

Nuestros destinos estaban unidos. Yo no sería realmente yo sin él, en realidad, no sería nadie.

Ahora entendía porque quería regresar con todas mis fuerzas a la Push, porque aquí se encontraba mi vida.

Luego de un par de horas mis parpados empezaron a pesarme. Tenía hambre, pero no la suficiente como para pararme a rebuscar en la heladera algo para comer. Me sentía cansada a pesar de que había pasado sentada la mayor parte del día.

Estaba muy cómoda en el sofá, sudaba bastante ya que mi almohada era mucho más caliente que yo, pero no era nada que no se resolviera con una ducha mas tarde.

Quil estaba tranquilo, bueno no podía verle el rostro, pero su cuerpo estaba relajado.

Emily había llamado tantas veces a casa de Billy que este término preocupándose también, y al final se paso por aquí, donde se quedó cotorreando con Sue y viendo a mi tía caminar de un lado para otro, bastante nerviosa diría yo.

Era bastante divertida la escena, la verdad, lo era para quienes poseían un humor negro como el mío.

El mismo Billy me había dicho que me tranquilizara, “que matar vampiros, era para lo que habían nacido”, y ahora lo veía por aquí, en su cilla, con la preocupación grabada en el rostro.

-Por fin- suspiro mi tía- ¿Podrían tener la amabilidad de explicarnos que sucede?- pregunto ella.

-¿No están al tanto de la situación?- fue Jacob quien contesto y no Sam como había pensado.

-Claro, Quil fue de gran ayuda- dijo Billy dejando que el sarcasmo fluyera en cada una de sus palabras.

Quil se removió para luego pararme, llevándome en volandas. Sabía lo que pretendía hacer.

Yo estaba con los ojos cerrados, pero no dormía, bueno no totalmente. Mi cuerpo estaba relajado, pero mi mente aun seguía trabajando.

-¿Quil?- llamo Sam. Supuse estaría con Emily en ese momento.

-Está dormida Sam. Pero yo puedo contarles toda la historia.- había hecho bien en contárselo solo a Quil. La manada entera me hubiera vuelto loca.

Me deposito en la cama, creo que hasta me arropo y me beso en la frente.

Tendría que haberme despertado, porque yo pretendía un beso muy destino de ese.

-Descansa, mi vida. Yo me encargo de esto.- dijo en susurros casi inaudible.

Dejo la habitación con ese andar suyo tan silencioso, podría competir claramente con un fantasma.

Aunque me hubiera gustado lo contrario, el sueño me venció al fin.

Me intrigaba lo que pasaba en la otra habitación.

Savia que Quil contaría la historia tal cual yo la dije, esa parte no me preocupaba.

Lo que me tenía nerviosa era la reacción de los demás.

Muchos de ellos lo tomarían particularmente a la liguera, de hecho la situación para algunos era un regalo, un descanso de la rutina diaria de patrullar y no encontrar nada.

Las semanas en las que Ben me busco por aquí fueron un alivio del aburrimiento para casi todos.

Pero sabía que algunos se pondrían como Quil, y uno de ellos era Sam.

Esa sanguijuela venía a por mí, y a mi tío no le iba a gusta nada mi proximidad con Emily.

-Maldita sea- refunfuño una voz en mi interior- ¿Puedes pensar en otra cosa? Te va a dar migraña.

Me reí un poco del tono irritado de esa voz pero luego me compuse y le contradije:

-¿Por qué dejar de pensar en esto? Los mejores planes se piensan con detenimiento y…

Fue entonces cuando me di cuenta.

Un plan… Ben debía tener uno y yo era la única aquí, que lo conocía lo suficiente como para adivinar lo que se traía entre manos.

Pero aun no había hecho ningún movimiento significativo, nada que pudiera identificar.

Debía ser paciente. Conocía muy bien su forma de proceder que podía dar una fecha exacta de su primer movimiento.

Una semana, era todo lo que necesitaba Ben para pensar un movimiento, siempre había sido así, plazos de una semana.

Debía de avisarles cuanto antes, así podrían estar preparados.

Conocía los patrones de comportamiento de ese parasito, pero no sabía con exactitud como seria esta vez, ya que él vio a mis peculiares guarda espaldas.

Pero de una cosa estaba segura, este tipo será muy precavido.

Máxime, si considera a los licántropos.

Aunque claro, el no arriesgara ni un solo pelo de su estúpida cabeza. Como siempre, mandara a terceros a hacer el trabajo sucio por él.

No quería ponerme a pensar en todos los inocentes que metería en este lío, solo para capturarme y hacerme su esclava.

La voz en mi interior gruño.

Deje por la paz todo ese embrollo sobrenatural y despeje mi mente para poder descansar tranquila…

Y al hacerlo, todo mi mundo cambio.

Estaba en el bosque. Una brisa azoto mi rostro, con ella vino una extraña sensación de deja bou.

Este había sido mi último sueño, o mejor dicho pesadilla.

Ya sabía exactamente lo que iba a pasar pero aun así no hice nada para detenerme a mí misma, me deje llevar.

Esta vez no me sorprendí al ver a los lobos detrás de mí, lo que si me sorprendió fue que su número había aumentado.

La última vez habían sido 5, pero ahora eran más.

Eso no era todo lo que había cambiado.

Sara estaba a mi lado, corriendo tan rápido como yo y muy concentrada en lo que teníamos al frente.

Sabía lo que vería si me daba la vuelta, pero también sabía que en cuanto lo hiciera todo terminaría.

Pero no quería verlo de nuevo, era igual de aterrador que verlo en persona.

Suspire en sueños y me enfrente a mi pesadilla.

Fue igual que la última vez. Más de 15 chicos liderados por Ben corrían hacia nosotros.

Esa escena no había cambiado, la que lo había hecho era yo.

El miedo jamás llego como pensé, en su lugar, estaba que echaba chispas.

Querría arremeter, y acabar con todo lo que se interpusiera en mi camino.

Era tal mi ansia de sangre que un gruñido salió de entre mis dientes.

El sueño termino viéndome a mi misma con el rostro desfigurado por la rabia.

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