Para reflexionar...

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar. Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas. Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución. Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis. Decidí ver cada noche como un misterio a resolver. Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz. Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos. Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar. Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui, me dejó de importar quién ganara o perdiera. Ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo". Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, "el amor es una filosofía de vida". Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente. Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas. Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar. Ahora simplemente duermo para soñar.


domingo, 10 de abril de 2011

(15) Estrategia



Eran las 6 cuando desperté por la mañana.

Agitada como estaba podía haberme vuelto a dormir, pero eso se me antojaba aterrador.

Me senté en la cama mirando la nada y con la mente totalmente en blanco.

Luego de algunos minutos, suspire y me pare, había decidido tomarme una ducha, porque bueno, estaba hecha una pena.

Era temprano por lo que Emily estaría dormida y de seguro Sam no estaría en casa.

Me tome todo con calma. Pase un muy buen rato debajo del agua para poder tranquilizarme, encontrar un poco de paz, ¿es que era mucho pedir una vida normal?

Me seque y envolví con la toalla y me dirigí a mi habitación para vestirme.

No me puse nada más que un vaquero y una blusa blanca que me encantaba.

Agarre mi ya muy leído “Romeo y Julieta” y me dirigí al sofá de la sala y busque mi capitulo favorito.

Lo había marcado doblando la punta de la página, por lo que no me fue muy difícil encontrarlo.

La muerte es lo que se consigue cuando se odia. Siempre es igual, y este libro lo demostraba.

Estaba segura de que si embotellábamos todo el odio de la humanidad, tendríamos entre manos un arma de destrucción masiva.

Me gustaría saber que le habían hecho esos italianos a Ben, como para que este quisiera destruirlos. ¿De dónde deriva el odio asía ellos?

No me di cuenta de cuánto tiempo estuve leyendo, hasta que Emily entro en la habitación. Tenía las cejas fruncidas en señal de preocupación, pero se limito a decir:

-Buen día Clai- y se dirigió a la cocina.

Yo solo asentí, ya que no quería abrir una conversación sobre mi muy mala suerte.

Estaba llegando al “envenenamiento” de Julieta cuando entraron a la casa.

Mi tío tomo el rostro de Em. En sus manos y la beso tiernamente en los labios, mientras que los demás se acomodaron plácidamente alrededor de la mesa.

Se hacían bromas entre ellos, como cualquier día normal.

No me sorprendió en absoluto ya que esperaba que fuera así. Nadie me prestó la más mínima atención, salvo Sam… y Quil, claro.

Este último no se despatarro en la mesa como los demás, se dirigió derechito hacia mí cuando se dio cuenta de mi presencia.

-Hola- me dijo y me estrecho contra su cuerpo en un abraso suyo.

-¿Cómo lo llevas?- pregunto, levantando mi rostro para que pudiera ver mi expresión.

-Estoy bien- dije, tratando de sonar lo más convincente posible.

El me conocía, y no se lo creyó, pero no me dijo nada al respecto.

Yo me separe un poco de él y seguí con mi libro.

Emily les sirvió la comida y nos trajo algo a Quil y a mí. Pero no tenía apetito aunque lo que nos había traído olía genial.

Luego de un minuto de estar zarpándose todo lo que les pusieran en la mesa, Sam se aclaro la garganta y comenzó a hablar.

-Dado lo que paso ayer, creo que deberíamos tomarnos esto con un poco mas de seriedad.- comenzó, pasando la mirada de uno en uno.- Ese vampiro evadió a 8 de nosotros con facilidad, así que tendremos que reforzar la guardia.

-Colín y Brady estarán encantados, al igual que Max y John.- hablo Jake nombrando a dos miembros de la manada que jamás había escuchado.

-Sí, lo sé. Aun son jóvenes, pero creo que no hay otra opción. 12 es mejor que 8.- le respondió Sam haciendo una mueca.

12 lobos. Eso era demasiado. Por lo que sabía nunca habían sido más de 5. Y eso no era todo, sino que también eran jóvenes.

-Nos separaremos en grupos de a 6, cuidando principalmente la frontera con Canadá, ya que de ahí vino la última vez. Yo pondré al tanto a los Cullen de esta decisión.

Otra vez Jacob y los Cullen.

Bufe al escuchar ese nombre, y todos los presentes capases de escuchar hasta el polvo caer al piso, me oyeron.

-Tienen derecho a saber Claire, de hecho con su ayuda sería más fácil.- me reprocho Seth.

-Dudo que alguien sea capaz de frenar a ese parasito.- dije entre dientes aun concentrada leyendo mi libro.

-Es solo un, y estoy seguro de que yo solo podría con el.- dijo Paul con una sonrisa de oreja a oreja.

Bien, hasta aquí había llegado. Tendría que escupirles todo en la cara para que se dieran cuenta de que no era tan fácil como pensaban.

Me pare de un salto, tire el libro sobre el sofá y me plante delante de Paul.

-Espero tengas mas neuronas que eso Paul, porque no sabes lo que dices.- ahora retrocedí unos pasos y los mire a todos.

-Nadie aquí sabe lo que dice. Este no es un vampiro cualquiera, Ben no es normal. El es astuto, bien lo sé yo. Y será precavido, más aun si los considera a ustedes. Pero, ¿Por qué no se lo toman con la seriedad que este asunto requiere?

Todos se quedaron con la boca abierta por lo que les había echado en cara, pero nadie se animo a hablar.

-Yo conozco a Ben mejor que nadie, así que escuchen y por favor no hagan estupideces. El, como les dije, no es cualquier parasito. Esta muy bien dotado.

-¿Qué puede hacer?- pregunto Embry.

-No sé muy bien de qué va la cosa, pero puede transmitir sus dones a otro cuando se le antoja, al transformarlos.

-Espera, ¿dijiste dones?- fue Quil quien hablo detrás de mi- Los vampiros solo poseen un don. –No este. ¿Qué parte de “no es un vampiro cualquiera” no entendieron?- a pesar de que estaba algo irritada, la imagen que tenía delante de mí, era muy graciosa. Todos los presentes me miraron con la boca abierta y con los ojos como platos.

-Pero no se preocupen por Ben, el muy cobarde no dará la cara de nuevo.

-Mandara a sus amigos ¿no es así?- dijo Jared, al mismo tiempo que mostraba una sonrisa.

-Sí, supongo serán neófitos, no más de un año de edad, así que serán fuertes.- una mueca paso por el rostro de todos al pensar en todas esas personas.

-Los neófitos serán fuertes pero no tienen experiencia alguna en la lucha. Sera pan comido.- Jacob. Claro, el tenía mucha experiencia con vampiros después de todo.

-Lo dudo, Jake. Conociendo a esa sanguijuela, deben estar ya muy bien entrenados.

-Entonces… ¿Qué hacemos? ¿Nos atenemos al plan original?- pregunto Seth. El único de los hermanos Clearwater que había oído hablar, ya que Leah siempre permanecía en segundo plano.

-Esperen solo una semana, es todo lo que él necesita para planear un movimiento. Y supongo que su plan no esta tan mal.

-¿Y desde cuando aceptamos tus sugerencias?-me encaro Paul. Una sonrisa se extendió por mi rostro.

-Desde que yo conozco al enemigo, y tu no.

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