Para reflexionar...

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar. Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas. Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución. Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis. Decidí ver cada noche como un misterio a resolver. Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz. Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos. Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar. Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui, me dejó de importar quién ganara o perdiera. Ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo". Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, "el amor es una filosofía de vida". Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente. Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas. Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar. Ahora simplemente duermo para soñar.


jueves, 10 de febrero de 2011

(5) Confesiones

Me desperté por la mañana temprano, algo agitada por lo que había soñado esa noche, pero también algo preocupada y ni que hablar del miedo que tenia.

Quería olvidarme de eso como fuera, por lo que decidí ir a darme una ducha para despejar mi cabeza. Emily aun dormía, supongo que era mas temprano de lo que pensé. Corrí hacia el comedor para ver la hora en el gran reloj negro que se situaba en una de las paredes de la habitación.

9:30, no era tan temprano.

Me duche y peine dentro de ese pequeño baño, y luego me vestí en mi cuarto.

Mi mente estaba algo despejada, ya no me acordaba de ese maldito sueño, o mas bien pesadilla.

Una hora después de haberme levantado Emily se despertó y como siempre lo primero que hacia era cocinar. Estaba segura de que lo primero que había aprendido a decir cuando era pequeña fue cocina.

Ella preparo el desayuno y comimos en silencio. Me di cuenta de que ella quería decirme algo, por el modo en que me miraba cuando pensaba que yo no lo hacía. Al final decidió empezar la platica.

-¿Que tal te fue ayer? ¿Estuvo interesante tu paseo con Quil?- Si fue interesante, hasta estuve en una escena de national geografic con lobos y todo eso.

-Si, bueno paseamos por la paya, hablamos algo sobre mi... ya sabes las preguntas sobre mi estadía en Alaska. No fue nada mas que eso.- Ella no tenia que saber la otra parte de la conversación, era algo vergonzosa.

-¿Eso fue todo? ¿No te contó algo sobre el?...-

-Si, le pregunte lo mismo que el me pregunto a mi.... ¿por que lo preguntas?...- Trate de disimular mi curiosidad al tiempo que masticaba mi cereal.

-No por nada...- ¿estaba algo decepcionada? ¿Porque?- Los chicos llegaran en un momento, estoy segura que Quil volverá a raptar te...

En la ultima frase pareció algo entusiasmada.

Al igual que el día anterior, la comida se fue mas rápido que ligero, pero esta vez no me sorprendió, y tal cual lo dijo Emily, Quil me volvió a raptar.

Me llevo asta el acantilado donde recordaba que hacían escenas suicidas, saltando desde el borde y entrando al agua helada. Pero claro de eso no tenían que preocuparse ya que sus cuerpos eran varios grados mas alta que el agua del mar.

Yo siempre sentí curiosidad por eso, quería saber porque tenían la temperatura tan fuera de lo normal, pero nunca me anime a preguntarle a Quil.

Ahora que lo pensaba había otra cosa que me daba curiosidad, ¿porque todos estaban tal cual los recordaba?. Pasaron 11 años, todos deberían haber cambiado, como Billy o Sue.

Bien, creo que había llegado la hora de que responda algunas de mis preguntas, pero no sabia como sacar el tema.

Quil estaba nervioso, aunque tratara de ocultarlo yo lo conocía muy bien.

Iba a espesar con preguntas fáciles, para ir aumentando de dificultad hasta llegar a obtener mis respuestas.

-Eh, Quil... ¿que hiciste anoche después de dejarme en casa? ¿te juntaste con tus amigos?- eso fue lo único que se me ocurrió. Eso no me iba a dar muchas respuestas.

Quil vaciló antes de contestar.

-Eh, si, estuve con mis amigos... o algo así.- Esa era la pregunta mas fácil que le podía haber echo. ¿Porque estaba tan nervioso entonces?

-¿Algo así?... ¿que quieres decir?- Luego de haber preguntado eso, recordé la conversación que tuve en la mañana con mi tía. Ella me había preguntado si el me había contado algo.... pero ¿algo sobre que?. Tal vez el quería decirme algo importante y por eso estaba tan nervioso.

Genial.

Ese dicho que dice la curiosidad mato al gato se aplica exactamente a mi.

- Vamos Quil, sabes bien que no soy la persona mas paciente del mundo.... se que quieres decirme algo.... solo dilo -

El me miro por unos segundos, suspiro y clavo la vista en el horizonte.

-Clarie, ¿seguirías siendo mi amiga fuera lo que fuera?- esa pregunta me sorprendió, pero era fácil de contestar.

- Claro que si... ¿porque lo preguntas? - No se porque pero por mi mente paso el echo de que tal vez estaba mas cerca de obtener mis respuestas de lo que pensaba.

- ¿Tu recuerdas las reuniones del consejo a las que te lleve cuando eras pequeña?- otra pregunta que me tomo por sorpresa.

- Si las recuerdo.-

-¿Y las historias?- Como olvidar esas reuniones. Yo siempre considere este lugar como uno mágico y esas reuniones eran la prueba.

Recordaba al pie de la letra cada una de las historias, sobre los comienzos de la tribu. Los espíritus guerreros y la historia sobre los..... lobos.

Quil estaba esperando mi respuesta, pero no podía hacerla verbal mente, así que solo me dispuse a asentir.

Yo ya me había dado cuenta de que rumbo habían tomado las cosas. Empecé a hacer una lista en mi cabeza: grandes, fuertes, siempre iguales, y temperatura alta. Todo encajaba a la perfección.

El me miraba como esperando algo, supongo que pensó que podía sacar una conclusión yo misma, y estaba en lo cierto, pero aun así lo que se estaba formando en mi cabeza era una locura. Personas que pueden transformarse en lobos o licántropos. Eso era lo que siempre trataba de evitar, las cosas raras, inusuales que me hacían comben serme de que estaba loca.

-Es una locura- dije mas para mi que para Quil, que seguía mirándome. Yo aparte la vista de el.

No podía creer lo que había pensado, que Quil era un licántropo... En verdad necesitaba un doctor urgente.

Pero luego me acorde de su pregunta: Clarie ¿seguirías siendo mi amiga fuera lo que fuera?. Eso me hizo recapacitar, yo le había respondido que si, pero ¿cumpliría? ¿seguiría siendo su amiga si el fuera un hombre lobo de verdad?

-Dime en que piensas...- claro no hay problema... solo estoy cavilando la posibilidad de que seas un hombre lobo y no se si seguiré siendo tu amiga si lo fueras.... no es nada.. pensé.

-Ya los adivinado ¿a que si?- me tomo un minuto responderle, estaba todavía pensando en eso.

-Tengo algo en mente, pero es lo mas loco que me podría haber imaginado... quiero oírlo de ti para estar segura..- le dije al tiempo que me giraba para verlo a la cara.

Estábamos los dos sentados en la arena, mirándonos mutuamente.

Luego el dijo la palabra para entonces comben serme de que en este mundo nada era cuerdo, normal.

-Si, con lo de loco no le as errado.... un Licántropo... eso es lo que soy...-

Me le quede mirando por mas tiempo del que es debido pero el hizo lo mismo así que no desvié la mirada.

Lo que dijo después me sorprendió.

-Te entendería si quisieras salir corriendo asustada... no te detendría... pero antes tienes que saber que no voy a hacerte daño... jamas me lo perdonaría...- Eso era todo lo que necesitaba saber. El no iba a hacerme daño así que me quedaría todo el tiempo que me quedaba de estadía aquí en la Push, con mi mejor amigo que resulto ser un lobo.

- No estoy asustada... solo algo confundida y curiosa...- Quil me sonrió con esa sonrisa que me hacia sentir tan rara.

-Cuando no sientes curiosidad tu.... ¿en serio no sientes miedo? ¿ni un poquito?-

-No... a menos que decidas combertirte en un lobo peludo en frente de mi... hay tal ves consigas asustarme-

-Dudo que lo haga en frente de ti....es demasiado peligroso.- bien creo que ahora empieza lo malo.

-¿Peligroso?- no podía creer que lo dijera en serio. Bueno, todo eso de los lobos, supongo que es peligroso pero solo cuando se transforma ¿no?.

-Si- solo se limito a esa contestación. Pero yo sabia que había mas, siempre había mas.

-¿Que tanto?- el me miro por un segundo, debatiéndose entre decirme o no lo que estaba pensando. Al final suspiro y me reprendió

-Tu sabes lo que le paso a Emily ¿verdad?... sus cicatrices...- como no saberlo. Lo primero que destaca al verla son esas horrendas cicatrices.

-Si, eh, mi madre me contó que un oso la ataco... que Sam la encontró y la llevo al hospital...- mi voz era cada ves mas baja con forme me daba cuenta de las cosas. No había sido un oso....

-Sam se descontroló por un segundo.... y Emily estaba muy cerca...esa es la historia oficial.... ¿ahora entiendes porque te digo que soy peligroso?

Sam fue la que la ataco.... ahora me daba cuenta de como estaban las cosas. De lo peligroso que era esto para un humano. Pero...

-Ya te lo dije, no me importa que seas o ... que tan peligroso... seguiré siendo tu amiga... mientras tu me quieras a tu lado -

Quil me miro sorprendido y se acerco pasando el limite del espacio personal, levanto su mano y la situó en mi mejilla. Su mano era hierro caliente, me estaba quemando, aunque no era exactamente su mano la que quemaba. Ese solo contacto hizo que mi corazón iniciara una carrera para salir de mi pecho.

Quil me traspaso con la mirada y me dijo apresuradamente

-No digas eso... siempre te querré.... siempre lo hice... desde ese día en que te vi por primera vez en brazos de Emily... y te quiero ahora, aquí... aunque no de la forma en la que piensas...- ¿que quiso decir con eso?

Aunque no de la forma en la que piensas , esa frase traspaso mi cabeza 100 veces antes de que me diera cuenta de que estaba hablando.

Ahora entendía todo. Era tan obio que asta un niño de 5 años lo hubiera adivinado mucho antes que yo.

Las fichas cayeron una por una y se fueron juntando, asta conseguir armar el rompecabezas completo.

El me quería pero de otra forma, algo mas intensa que la sola amistad.

Me amaba

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