Para reflexionar...
Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar. Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas. Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución. Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis. Decidí ver cada noche como un misterio a resolver. Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz. Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos. Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar. Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui, me dejó de importar quién ganara o perdiera. Ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo". Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, "el amor es una filosofía de vida". Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente. Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas. Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar. Ahora simplemente duermo para soñar.
domingo, 27 de marzo de 2011
(13) Ya lo sabes todo...
-Quil. Tranquilo. Vamos ¿no quieres entrar en fase aquí no? Tranquilo. - el me escucho y cerro las manos en puños. Con sus ojos cerrados se concentro.
-¿Quieres decir que ese amigo tuyo te quiere para hacerte como él?- dijo aun sin abrir los ojos.
Eran las 7:30, asía más de una hora que debía haberme llamado, si es que su madre se lo dijo.
Estaba por pararme para pedirle el móvil a mi tía cuando Quil habló.
-¿Que clases de truquitos tenían?- a él no se le pasaba nada.
-Ver el futuro…eso no es nada nuevo para mí, pero… ¿mover objetos con la mente?- Ya se había calmado y sus ojos estaban puestos en mi.
Había temido tanto este momento, esperaba una reacción totalmente distinta por su parte.
Si no había nadie mas como yo, ¿Cómo íbamos a saber que nos deparaba el futuro?
Pero eso ya no me preocupaba.
Quil aun estaba esperando a que digiera algo.
-Eh…si, puedo mover objetos inertes solo con la mente…ahora que sabes todo, tengo que hacer algo- Salí disparada hacía la puerta y casi volé hacía Emily.
-¿Estás bien?- me dijo ni bien me vio cruzar la puerta de mi cuarto. No quería ni imaginar cuan preocupada me había mostrado hacía unas horas. ¿Unas horas? ¿Tan rápido había pasado todo?
-Tía ¿me podrías prestas tu celular solo por unos minutos? Necesito hacer una llamada.- no volvería a llamar a su casa. Si volvía a atender su madre, seguro descubriría que algo andaba mal, si es que ya no lo había hecho. Mi mejor amiga era intuitiva pero tenía suficiente práctica con ella como para mentirle convincentemente. O eso pensaba yo.
-¿Mi celular? ¿Qué ha pasado con el tuyo?-
-Digamos que duerme con los peces- interrumpió Quil. ¿Mi móvil callo en el agua luego del terrible golpe contra ese árbol?
-Sí, bueno….es una larga historia.- tuve que añadir luego de ver la cara de mi tía.- Ahora, ¿me lo prestas?- ella asintió y saco su móvil de su bolsillo. Me lo tendió y yo lo tome y marque el número casi al mismo tiempo.
Sonó más de 4 veces antes de que una vos que conocía muy bien me atendiera del otro lado.
-¿Hola?- suspire aliviada cuando oí su voz.
-Hola Sara- tuve que presidir de todo mi autocontrol para sonar tranquila y emocionada, ya que no nos habíamos visto en 2 meses.
-¿Claire? ¿Dónde te habías metido amiga?, hace bastante que no se de ti. Habíamos quedado en que me llamarías pero fue como si te hubiera tragado la tierra.- ups…se me había olvido completamente ese acuerdo, hasta que hiso mención de él.
-Lo siento, pero la verdad me había olvidado de eso…- ella resoplo del otro lado de la línea.
- Si, pero ¿qué hay de tus nuevos amigos? ¿Eh?- yo me reí, ocultarle las cosas no iba a ser tan fácil como pensé, pero al menos mi preocupación se había desvanecido.
- Oye, señorita me-entrometo-en-todo-lo-que-no-me-importa, porque no me pones al tanto de lo que está pasando en Alaska ¿quieres?- mi amiga se rió del otro lado y me contesto.
-No, nada pasa. Solo quería saber cómo estabas. La verdad estaba preocupada porque un oso te hubiera llevado…tal vez tu madre este perdiendo el toque, ya sabes.- me sorprendí a mi misma mintiendo de esa manera. Me daba algo de culpa. Algún día, dentro de mucho tiempo, tal vez le cuente la verdad, pero no será en un futuro muy cercano.
-Ok…bueno, mira, en este momento debería estar estudiando, así que hablamos mañana ¿te parece?- ahora que sabía que Sara estaba bien podría dormir esta noche.
-Claro. Adiós. – me despedí.
-Sigue pasándola bien con tus viejos y nuevos amigos. Adiós.- y me corto. Le estaba errando a lo lindo con mis amigos. Me encantaría ver su cara cuando sepa sobre Quil. Estoy segura de que su boca tocaría el piso de la impresión.
-¿Todo bien?- me pregunto Emily, al tiempo que estiraba su mano para que le devolviera el móvil. Lo deje caer en su palma.
Entonces a la mente me llego una imagen que había permanecido oculta todo este tiempo. El rostro de Ben con una sonrisa de triunfo, y luego Sara y yo a su lado, exactamente iguales a él.
Era grandioso como Ben influía sobre mi humor. Mi alegría por regresar se había desvanecido, y ahora en su lugar estaban el miedo y la ira.
Luego de varios minutos, Quil y yo nos dirigimos al sofá.
Ya no quería pensar en todo esto, me estaba dando una terrible jaqueca.
Me encontraba entre los brazos de mi lobo, donde estaba muy calentita.
-La verdad Quil, en este momento, Ben es el menor de mis problemas- como pintaba la cosa, me encontraría con el dentro de mucho tiempo, con surte cuando me haya ido de aquí.
-Entonces ¿Cuál es nuestro mayor problema?- dijo, Pero yo no iba a permitirlo…
-No, no hay un nuestro. Este es mi problema- Sabía que esta era una batalla perdida antes siquiera de empezar, entonces ¿de dónde sacaba esperanzas de que Quil no estaría ahí? ¿De dónde sacaba esperanzas para pedirle que no arriesgara la vida por mí? Si ya sabía cuál sería su respuesta a esa petición.
Un rotundo, No.
-Es cierto, este es tu problema. Pero nadie aquí espera que lo resuelvas sola.- Esa respuesta me tomo por sorpresa, y hizo que todo lo que pensaba se viniera abajo.
Pero ahora era solo una frágil humana.
Con esa frase, me estaba diciendo que podía resolver este problema, pero claro, no lo haría sola. Porque no podía hacer nada, y él lo sabía muy bien, por eso una sonrisa amagaba entre sus labios.
sábado, 19 de marzo de 2011
(12) Mi vida
Desterré ese pensamiento de mi mente y me concentré en como iba a hacer para que Sara me creyera.
Quil estaba detrás de mi, pisándome los talones. Si no supiera lo que era, estaba segura de poder confundirlo con un vampiro. Era tan silencioso al caminar como esas garrapatas.
Llegue a casa y entre sin mirar dos veces a Sue que estaba con Emily en el sofá. Lo único que quería en ese momento era el teléfono. Marque el número de la casa y rece para que fuera ella quien me atendiera. Pero fue su madre.
-¿Hola?
-Hola señora Jones. Soy Claire ¿se encuentra Sara?- por favor, por favor... repetía una y otra vez en mi fuero interno. Tenía que saber que Sara estaba bien. Había decidido no decirle nada, hasta que viera que el peligro también le afectara a ella. Por ahora solo yo estaba entre las especies en peligro ya que el cazador me buscaba a mí.
-Lo siento niña, pero ella se encuentra en el instituto en este momento, ya sabes.- Mierda. La sabe lo todo se había anotado en algunos cursos de verano. Según ella eso haría que se graduara antes, y saliera de ese "estúpido lugar" para irse a yo que sé dónde.
-Suenas nerviosa ¿necesitas algo?- La madre de Sara era muy intuitiva y se dio cuenta de que algo me pasaba. Trate de calmarme y, algo tarde le conteste
-Estoy bien, gracias. ¿Podría decirle a Sara que me llame en cuanto llegue?- Esta vez mi voz no reflejaba los nervios que me quemaban viva.
-Claro... le hará feliz saber que as llamado.
-Bien, eso es todo. Adiós- le dije y luego sin esperar una contestación le corte.
Me quede en donde estaba. Luchando por olvidar lo que había pasado hacía no más de 15 minutos. Quil seguía detrás de mí, esperando a que dijese algo, pero no podía verbalizar como me sentía en ese momento. Emily se acerco.
-Claire ¿qué sucede?- no le respondí, ni siquiera me di vuelta para mirarla. Fue Quil quien hablo por mí.
-Hay problemas.- ¿como se había dado cuenta de eso tan rápido? no tenía la mas pálida idea de lo que pasaba pero aun así, se las ingenio para saber que algo se cosía.
Salí de mi trance y me dirigí al sofá, donde caí agotada.
-¿Qué clase de problemas? – pregunto Emily. ¿Por qué ocultárselo a ella también si sería el mismo Sam quien le dijese toda la historia?
-Un vampiro…- esas dos palabras me costaron más de lo que pensé en ese momento. Si, un vampiro. Toda mi vida gira alrededor de esas horribles criaturas, ya tendría que haberme acostumbrado a esa sola palabra.
Emily se lo pensó un rato y al final agregó.
-¿Es que la manada no puede con un vampiro?- Dijo en tono burlón, dirigiéndose solo a Quil. La mire incrédula.
Suspire.
-Quil… ¿Quieres saber toda la historia?- no se para que pregunte. Ya sabía la respuesta.
-Claro.-me pare del sofá a regaña dientes y me dirigí a mi habitación. El me siguió, como esperaba que lo hiciera. No sabía cómo iba a hacer eso. Nunca se lo tuve que contar a nadie y no sabía por dónde empezar.
Abrí la puerta y me desplome en mi cama. Pase de la incredulidad a la ira.
¿Porque tuvo que elegir precisamente este momento para reaparecer en mi vida? ¿No pudo esperar unos años más? Después de todo ¿qué significan unos años para un inmortal?
-Maldición- dije una y otra vez, mientras mis lágrimas corrían incontrolables por mi rostro.
-¡Claire ¡- Quil se arrodillo en el piso al lado de mi cama y me suplicaba que le digiera que estaba pasando para que pudiera ayudarme. Estaba realmente irritada y quise descargar toda esa ira en alguien más, pero la única persona cerca era…
-Quil… ¡Para ya! No puedo con todo lo que está pasando, y verte a ti en este estado por mí, me mata. Así que si me quieres lo suficiente por favor ya para…- quería darme de a bofetadas en cuanto termine la frase.
Su cara se descompuso en una clara mueca de dolor, que hizo que me entraran ganas de que alguien me matara. ¿Porque ahora que quería morir no había ningún desquiciado vampiro neonato que me quisiera como plato principal? Quil se merecía algo mucho mejor que yo. Alguien que no lo hiciera sufrir como lo estaba haciendo en ese momento.
Era un monstruo. Yo debería estar en una jaula de concreto solido en el medio del mar, totalmente a oscuras, lejos de todo ser vivo que pudiera dañar. Totalmente alejada del ser que más amaba en el mundo.
Una punzada de agonía cruzo por mi cuerpo.
Sabía que no podría vivir sin él, y también sabía que él tampoco podía hacerlo. Estaba completamente segura de que cruzaría el mar a nado solo para rescatarme de mi propio encierro, uno que merecía claramente.
Quil seguía esperando a mi lado. Su calor me ayudo a pensar y a disminuir mis sollozos.
Me iba a prometer no lastimarlo más de esa manera. Esa debería ser mi meta en este mundo de fantasía.
-¿Te sientes mejor?-¿cómo se las arreglaba para hablarme después de lo que le había dicho? Debería haberse ido cuando pudo. Maldición, pensar que se pudo haber ido hace mucho no me ayudaba a conseguir la calma absoluta.
Solo cuando estuve totalmente segura de que ya había pasado todo pude hablar.
-Quil lo siento tanto…no era mi intención herirte...- Quil negaba con la cabeza.
-Está bien, no te preocupes…Soy fuerte… y tenías razón, supongo que tenías bastante en que pensar como para preocuparte también por mí. La verdad es que debería ser yo quien me disculpara.- ahora era yo quien negaba.
-No tienes nada de que disculparte, nada de esto ha sido culpa tuya…- le dije.
Los dos nos reímos a la par algo sobriamente.
Había llegado el momento que tanto temía. Contar la verdad, una verdad que sería mejor ocultarle, por su bien.
Me acurruque en la cama y le di unas palmaditas al lugar que se encontraba a mi derecha, para que él lo tomara.
Se sentó a mi lado y me paso su brazo por los hombros.
-Bien, te escucho.
No sabía por dónde empezar. La verdad era que tenía miedo de su reacción.
-Es una historia algo larga…- le dije, previniéndole de lo que se le venía en sima.
-¿Tienes una larga historia con un vampiro?- sus manos le temblaron un poco. Pero yo estaba preparada para una reacción como esa.
-Oye, tranquilo. Si estoy aquí quiere decir que salí de todo eso. Ahora escúchame. Hazme todas las preguntas que quieras, pero solo cuando haya terminado. ¿Sí?...- esa sola petición estaba segura que sería rota en seguida. El asintió y yo me devane los sesos pensando en cómo empezar mi narración.
- Todo comenzó hace casi cuatro años, cuando empezaba el instituto.- debía de comenzar por aquellos días, cuando todo era normal para mí.
>>Como te dije no tenía amigos… Bueno con excepción de una persona. Ella fue la única que me acepto como era en aquel entonces. Sara Jones fue la primera amiga que he tenido. Aunque éramos totalmente desparejas, ella me entendía. Porque habíamos pasado por algo similar en la vida.
>>Sara tenía 6 años cuando se mudaron de Seattle. Su madre es doctora y consiguió un trabajo en Alaska. No le pagaban tanto como en la gran ciudad, pero a su madre le gustaba la tranquilidad del lugar. Ella no conoce a su padre ya que él se fue cuando se hubo enterado de que su madre estaba embarazada. Pero no se anima a preguntarle a su madre sobre él.
>>A pesar de que la ciudad en la que vivíamos era pequeña, jamás nos vimos hasta el primer día, donde compartíamos la banca en unas cuantas asignaturas.
Ella es buena en casi todo lo que hace. Toca el piano como nadie y es buena alumna.
Un día vimos un cartel en la puerta principal del instituto que decía sobre clases de guitarra y decidimos inscribirnos las dos.
>>Éramos buenas. Descubrí que tenía buena predisposición con la música a pesar de que nunca antes me había atraído.
Solíamos quedarnos una en la casa de la otra los fines de semana. Pasábamos toda la noche en vela tocando, buscando “la inspiración”.
Suspire. Se venía la parte mala de la historia.
>> Un día nos hartamos de la misma rutina, y decidimos cambiar un poco. Al finalizar las clases del día, nos dirigimos al bosque. Habíamos decidido encontrar un lugar en el cual estar solas y concentrarnos solo en la música. Encontramos un lugar perfecto. Solíamos ir casi todas las tardes, cuando no teníamos que estudiar.
>>Todo era normal hasta el día en que lo vimos por primera vez. Jamás habíamos creído en fantasmas, pero este tipo apareció de la nada sin que nos diéramos cuenta. Nuestra primera impresión fue de asombro. Nunca antes habíamos visto a un ser mas…hermoso. Rubio, alto y pálido hasta lo imposible. Nos sonreía. Las dos nos estremecimos a la vez al ver sus dientes blancos expuestos de esa manera.
>>Solo pensamos una cosa: Peligro. Nos paramos de a poco simulando que ya era tarde a pesar de que eran recién las 5:30 en uno de esos días típicos en Alaska.
Caminamos por el sendero a toda prisa. Eche unas miradas por encima de mi hombro pero el ya se había ido tan rápido como había llegado. No volvimos a ese lugar.
>>Hablamos sobre eso durante algunos días. No sabíamos quien había sido ese tipo. No era de por allí. Sopesamos la posibilidad de que tal vez fuera un cazador que pasaba por ese lugar y quiso asustarnos, pero aunque quisimos convencernos de ello, aun seguíamos pensando en eso como algo antinatural.
Vi por el rabillo del ojo a Quil que estaba absorto en sus pensamientos. Se me hizo raro que me haya hecho caso cuando dije lo de “preguntas al final”.
Seguí con mi relato.
>>Pasaron 3 meses y todo era como debía ser. Bueno al menos en lo que respectaba a mi familia y a la de Sara, porque Alaska ya no era el lugar tranquilo que solía ser. La policía estaba como loca porque 6 personas habían desaparecido en 3 semanas. La gente estaba preocupada aunque en el pasado habían pasado cosas peores. Nuestros padres estaban intranquilos y nos prohibieron rotundamente el salir de la casa, y menos que nada irnos hacia el bosque, ya que 3 de las personas desaparecidas se habían encontrado allí. Se necesito mucho trabajo para averiguar si esos huesos carbonizados hasta el punto de tener que realizar registros dentales, eran los de las personas desaparecidas o el número se había incrementado.
>>Nuestros padres no necesitaron decirlo dos veces, ya que no nos habíamos olvidado de lo que nos había pasado en el pasado.
>>Un día nos encontrábamos en la casa de Sara, más específicamente en su patio, que daba al bosque. Su madre no se encontraba allí, pues estaba trabajando. Nos habíamos llevado uno de nuestros libros favoritos: Romeo y Julieta. Yo leía para las dos en voz alta, cuando ahí estaba de nuevo. Fue igual que la primera vez, apareció de la nada, sonriéndonos a las dos. Pero algo había cambiado. Y ese pequeño cambio lo hacía aun más peligroso de lo que ya nos parecía.
>>La última vez que lo habíamos visto sus ojos eran negros como la noche, pero no era así esa vez. Eran del más intenso color rojo, rubí. Quería salir corriendo de ese lugar y alejarme de él, pero no podía. Era como si algo me pegara al piso en donde estaba, y nada podría sacarme de ahí. Vi que Sara estaba en la misma situación que yo.
Los recuerdos de aquel día eran tan vividos en ese momento. Recordé la pesadez de mis músculos y huesos. Todo eso solo por el miedo. Si me hubiera pasado eso en este momento no dudaría dos veces en ponerlo en su lugar.
>> Casi nos da algo cuando se acerco a nosotras para hablarnos.
-Hola, mi nombre es Ben. Me da gusto conocerlas al fin- dijo como si hubiera esperado por largo tiempo conocernos. Su voz…bueno lo oíste hablar hoy. Supongo que te imaginaras como quedamos en ese momento. Si pensábamos que él era un fantasma, ahora estábamos seguras de ello, o algo por el estilo.
-¿Que quieres?- Me sorprendió bastante ver que Sara se había dirigido a él. Aunque se notaba que estaba consumida por el pánico.
Ben la miro solo a ella y le dijo, tan amablemente como antes.
-Lo sabrán dentro de muy poco tiempo Sara- ya sabía nuestros nombres.
Dicho esto dio media vuelta y se fue. Nunca había visto a nadie correr de esa forma, pero la verdad ya ni nos sorprendió. Porque nos esperábamos algo parecido.
>>No les dijimos nada a nuestros padres. Sabíamos que ya estaban lo suficientemente preocupados como para decirles que estuvimos con un fantasma o algo así, nos mandarían personalmente a un siquiátrico.
Lo que más nos asustaba no era precisamente el haberlo visto, sino lo que nos dijo. “Lo sabrán dentro de muy poco tiempo”, esas fueron sus palabras exactas. Eso significaba que volvería. Y también significaba que lo que quería era vernos a nosotras.
>>Pero paso una semana y nada. Habíamos decidido que, en el caso de que el volviera, nosotras estaríamos lejos de nuestros padres. No queríamos involucrar a nadie y menos que menos a nuestra familia.
>>Pasaron los días. Nada había cambiado. “Ben” como dijo que se llamaba, estaba esperando algún cambio, pero no sabíamos que cosa esperaba que cambiara.
Hasta el cumpleaños de Sara ese año. Un 19 de Setiembre, nos dimos cuenta de que el cambio que estábamos esperando, se produciría… en nosotras mismas.
-¿Qué pasó? ¿Qué cambios?- ya sabía yo que su silencio no duraría demasiado.
-Aun no he terminado Quil…y tranquilo no es nada de lo que debas pre…
-¿Qué cambios?- me exigió. Había clavado su mirada en mí y se notaba que estaba algo…preocupado. Parecía ser que en su cabeza no había cosas muy buenas. Pero ¿quién no sacarías falsas conclusiones después de esto?
Suspire derrotada, después de todo esta era la quid de la cuestión.
-Bueno…los mismos cambios que se producen en un humano “normal” cuando la ponzoña de vampiro lo envenena…
martes, 15 de marzo de 2011
¡Hola!...
domingo, 13 de marzo de 2011
(11) Un mal recuerdo...Regresa por mi...
Luego de eso el me abraso y me levanto del suelo. En volandas me llevo hasta la cama, me arropo y se despidió con un Nos vemos pronto Te quiero mi vida y luego salió disparado por la ventana.
Me quede profundamente dormida, ya que el me había dicho que volvería, y confiaba en el. Además 5 licántropos deberían ser suficientes para atrapar a un vampiro ¿no?
Los días pasaron.
Rachel confirmo su boda con Paul, aunque claro, las únicas personas que no lo sabían eran Billy, Sue, Emily y Kim, que por cierto esta ultima sería la madrina.
Mi cumpleaños se acercaba más y más. Estaba realmente emocionada ya que esperaba con locura que mis padres me regalaran el auto que tanto estaba esperando.
Pero si mi cumpleaños se acercaba... mi partida también.
Había hablado con Quil de ese tema. El me dijo que encontraría una solución, ya que tampoco deseaba que me fuera de aquí. Me pidió que me tranquilizara y que no pensara en eso porque aun faltaba mucho. Y así lo hice. Me olvide de lo que se me venía en sima.
El problema con el visitante aun seguía presente. Esa sanguijuela aparecía cada dos días. Pero aunque tendieran trampas por todos lados, en las evitaba, y siempre se salía con la suya. Nadie sabía lo que buscaba aquí.
Y luego de casi un mes en la Push, ahora me encontraba en el acantilado.
Unas ves me habían parecido solitarias porque nadie se encontraba en ellos, pero yo me encontraba ahora, y la verdad es que la vista era extraordinaria.
Sentada en una roca al borde de la caída más loca del mundo, me sentía... libre.
El viento era helado pero eso aumentaba la sensación de libertad que sentía. El crepúsculo era increíble. Aunque me pareciera triste. Otro día llegaba a su fin. Estaba más cerca del inevitable final.
Le puse un stop a ese pensamiento, ya que había prometido no pensar en eso.
Estaba mirando el horizonte, cuando todo cambió muy rápido.
Del maravilloso crepúsculo a una manada de lobos, paralizados a solo 100 metros de mi. En una situación diferente hubiera estado maravillada por la belleza de esas criaturas, de mis amigos, pero en este momento, todo era horrible.
Principalmente la persona que tenía justo detrás de mí.
-Tanto tiempo sin vernos Claire...- Esa voz la conocía bien. Horriblemente dulce y melodiosa. Hubiera vomitado si no estuviera paralizada de miedo.
Sabía que esto pasaría algún día. Pero jamás pensé que fuera tan pronto.
Ben había regresado por mí.
-¿Qué haces aquí? ¿No te conformas con simples humanos que me buscas para conseguir un reto mayor?- sabía muy bien porque había regresado. Aunque esta vez yo era muy diferente. La chica que él había conocido ya no existía. Mis dones habían desparecido, bueno más bien había olvidado cómo usarlos. No me podía defender, pero estaba segura de que estaba a salvo, porque él no me haría daño, ya que le importaba tanto, viva al menos.
-Sí, tienes razón, tu serías un buen reto...pero sé que no eres la misma...te he estado vigilando, a ti... y a tu amiga en Alaska...- No puede ser.
-MALDITO... DEJA A SARA EN PAZ - le avisaría a Sara después de que saliera de esta.
-Eh, tranquila...no le aré daño.. Sabes lo importante que es ella para mí...- ese bastardo acaricio mi mejilla y mi cuello. Me estremecí ante ese contacto.- Estas hermosa Claire
Qué asco que me daba. En ese momento quise por todos los medios decirle a Quil (que estaba entre los lobos que tenía al frente) que atacaran, que no me importaba lo que me pasara a mi mientras acabaran con él.
Ben seguía acariciándome como si ya fuera suya, como si le perteneciera ya.
-Suéltame- le dije, pero claro, el no me escucho.- SUELTAME- dije, firmemente, al tiempo que lo miraba a los ojos, negros como carbón. Jamás me había sentido tan valiente como me sentía en ese momento. Estaba segura de poder acabar con él, si...aun tuviera mis poderes.
El me soltó pero no se aparto de mí, aun podía sentir su gélides cerca de mi cuerpo.
En ese momento podía haber salido corriendo, en busca de la seguridad que me podría brindar la manada, pero no lo hice.
Me le quede mirando por unos segundos antes de decir:
-Vete, si no quieres salir lastimado...- sabia que me las tendría que enfrentar con Quil mas tarde, ya que no es común que la presa hable con el depredador, pero eso no me importaba. Ben me sonrío y se alejo un paso, aunque bastante pequeño, de mí.
-Sabes porque estoy aquí, y también sabes que no me rendiré hasta conseguir lo que quiero.- se alejo otro paso de mi, en dirección al precipicio. Seguro que intentaba escapar por el agua.- Serás mía, al igual que Sara...Ese es su destino, ya lo he visto. No tienen oportunidad contra mí.
-VETE AHORA- le grite. Los lobos por un momento dejaron de respirar. Ellos no comprendían nada.
-Me iré., pero varios de mis nuevos amigos te visitaran de vez en cuando...- el dio media vuelta y se disponía a saltar, cuando se acerco en un segundo y me susurro al oído.
-Nos vemos pronto, Clarie- me sonrió y se volvió otra vez hacia el borde del acantilado para desaparecer mas tarde en las aguas negras y heladas.
Me quede clavada en el piso por un segundo más o menos. Los lobos aun seguían ahí, detrás de mí, ya que al mirar a Ben les di la espalda.
No sentí ni escuche nada.
Ni el chapoteo del agua, cuando esa sanguijuela cayó, ni el viento, o las respiraciones de la manada. Nada.
Estaba atrapada en un sin fin de recuerdos de mis días en el infierno. Vampiros, presas, dones. Malditos dones... pensé. Ellos fueron los que me condenaron a este mundo de cuento de hadas. De historias de terror, donde mis pesadillas ya no son simples sueños, en donde todo termina cuando despiertas. Todo es real.
Me desplome en el suelo, entre lagrimas y maldiciendo a esos estúpidos vampiros.
No quería que todo volviera a ser como antes. No quería volver a pasar por eso: por el miedo, por el no saber si la gente que amas también está en la mira, por el dolor.
Tampoco quería que mi mejor amiga, mi hermana, estuviera metida en este lío.
Son en momentos como estos en los que quisiera morir.
-! Clarie ¡Cariño...Reacciona, ya paso todo.- no me había dado cuenta que Quil estaba a mi lado, tratando de que volviera a ser yo de nuevo.
-Clarie, tranquila...ese tipo no volverá... estaremos vigilando para que nada te pase.. No pondrá ni un dedo sobre ti... lo prometo.- Estaremos vigilando esa frase me calo en lo más hondo me mi cabeza. Ben me había estado vigilando todo estos años, esperando la oportunidad. Pero no solo a mi... Sara estaba en la mira junto conmigo. En ese momento salte de donde estaba y busque en el bolsillo trasero de mi vaquero. Le di gracias a Dios porque mi móvil estuviera sano y salvo después de desplomarme sobre el.
Quil me observaba al igual que Sam y Jacob. Eran los únicos que estaban en forma de humanos. De seguro pensaban que estaba loca, pero podía lidiar con personas que pensaran eso. Lo había hecho toda mi vida.
Marque el número a mil por hora, rezando para que Sara no se hubiera olvidado el móvil.
Sonó más de 10 veces y nada.
-Maldición- dije al tiempo que estampaba mi único teléfono contra un árbol.
Me movía de un lado para el otro, sospesando la idea de salir de ahí sin dar ninguna explicación. Pero eso iba a ser imposible.
Quil se planto en frente de mí y me agarró por mis hombros.
-¿Podrías por favor explicarme porque destruiste tu móvil de esa forma? o ¿porque estas tan nerviosa?- me le quede mirando sorprendida.
-¿Es que un vampiro en la Push no es motivo para estar nerviosa?- le dije. Me sorprendía que no hubiera caído en esa posibilidad.
Su rostro estaba visiblemente preocupado.
-¿Estás bien? ¿Te hizo daño?- vi que estaba haciendo un esfuerzo enorme por controlarse. Pero en ese momento, aunque hubiera querido decirle que estaba bien y dejar que me consolase, sabía que tenía algo mucho más importante que hacer.
- Estoy bien...pero tengo que volver a casa...- Quil asintió y me paso un brazo por mi cintura. Nos dirigíamos al sendero para regresar con Emily cuando una voz que conocía muy bien me llamo.
- Claire tienes que explicarnos muchas cosas... tu amiguito volverá pronto.- Sam me taladro con la mirada. Se notaba que no solo estaba preocupado por la tribu, sino por mi tía.
-Si lo sé, pero más tarde ¿sí? Ahora tengo algo mucho más importante que hacer.
Íbamos en silencio por el sendero que nos llevaba a la casa de Emily.
Esperaba que al menos hubiera alguien en casa de Sara. Tendría que explicarle lo que estaba pasando, aunque ella no me creería. Estaba tan o más empeñada que yo en olvidar esos días. Ella había sufrido mucho, al igual que yo, pero aunque trates de olvidarte de las cosas, siempre dejan su semilla en lo más profundo de la mente, esperando germinar en el momento correcto. Mi semilla ya había germinado y enredado sus raíces en mi cabeza. Ahora me era imposible parar el torrente de recuerdos que me invadieron en el momento en que oí su voz, cuando vi su rostro.
No me había dado cuenta de que nos habíamos detenido.
-Claire por favor...explícame lo que está pasando...odio no saber cómo ayudarte...- jamás había escuchado a Quil de esa forma. Parecía que lo estuvieran torturando.- !Claire¡ Deja de llorar, todo está bien....por favor me estas matando...- ¿Estaba llorando? ¿Como habíamos llegado al pie de ese árbol? Me encontraba en su pecho llorando desconsoladamente, pero aun no entendía por qué. Ya no me encontraba en peligro, no en ese momento.
- Lamento esto, no quería hacerte sentir mal- le dije. Odiaba ser la fuente por la que otras personas se sintieran desdichadas. Quil no se merecía eso.
-Estaré bien...en cuanto tú estés bien. Claire, tienes que explicarme lo que paso en el acantilado hace 10 minutos.- genial, esta era la parte que tanto había evitado.
-Creo que tal vez no quieras saber.- eso era cierto. Si se había puesto de esa forma solo porque estaba llorando, no quería saber cómo se pondría si le digiera que ese vampiro andaba detrás de mí para hacerme como él.
-¿Que tan malo es? - el había pillado al vuelo, como siempre. No sabía qué hacer. ¿Que tanto le tendría que ocultar? Bueno al menos por ahora. Ya que sabía que necesitaban información si es que querían acabar con él.... No pensé. Ellos se arriesgarían por mí.
No podía involucrar a nadie más. Esto era un problema entre Ben, Sara y yo.
Pero se supone que los lobos están en este mundo para proteger a la tribu, así que ellos ya estaban involucrados en todo esto desde que ese chupa sangre puso un pie en este territorio.
Aun así no podía permitirlo. Quil estaba esperando una respuesta, pero yo no sabía que decirle. Aunque mi silencio bastaba para responder su pregunta.
- Te lo diré todo, pero luego. Estoy perdiendo tiempo aquí sentada, tengo que hacer algo importante... - fue lo único que le dije. Me pare, y salí disparada para llegar a la casa. Perdí barios minutos ahí con Quil, minutos que pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte.
lunes, 7 de marzo de 2011
(10) Noche...
Esa noche no pude dormir. Estaba nerviosa, no sabía si ese vampiro aun seguía ahí, y para colmo no había visto a Quil en todo el día. Eso me ponía de un humor de perros.
Me levante de la cama y me acerque a la ventana. La abrí y me senté en el borde para poder respirar el aire fresco que olía a bosque y tierra húmeda. Para mi sorpresa, pude apreciar la luna, y por pura ironía era luna llena. La contemple por largo rato hasta que las nubes la taparon por completo, y entonces todo se oscureció. Cuando niña recuerdo que en Alaska, la luna aparecía tan pocas veces que cada vez que la veía me quedaba despierta guardando en mi menoría su belleza, y cada vez que las nubes la tapaban me ponía triste. Siempre había pensado en ese hecho como que el mal vencía al bien. Aunque en la realidad eso nunca ocurriría.
Al final, me concentre en un recuerdo reciente, para entonces poder dormir.
Ese recuerdo, por supuesto, había sucedido la noche anterior. Quería comprobar que había sido real pero por ahora me conformaba con solo visualizarlo con toda claridad en mi mente.
Aun estaba sentada en la ventana, con los ojos cerrados y la cabeza apoyada en el marco de esta. Estaba segura de que me dormiría sentada si no me movía de una vez.
A duras penas conseguí moverme, ya que estaba tan embobada con ese sueño que estaba teniendo despierta que ese lugar se me antojaba una delicia. Abrí los ojos, suspire y di media vuelta para regresar a mi cama cuando me di cuenta de que algo había ahí fuera, y estaba viéndome. Podía escucharlo.
Mis pies no se movían aunque en mi fuero interno les decía, más bien les rogaba, que corrieran, y si era posible, lo mas rápido que pudieran.
Sam no estaba en casa, así que no podría ir en su búsqueda porque se encontraba muy lejos en el bosque. Pero al menos tenía que avisarle a Emily, y si teníamos alguna clase extraña de suerte ella al menos escaparía.
Mi corazón latía a mil por hora, como si quisiera dar un objetivo mas obvio.
Sabía con exactitud lo que había ahí afuera, y posiblemente con la suerte que tengo, estaría cazando. Y yo iba a ser su presa.
No sabía porque demonios aun seguía ahí, clavada al piso.
No es lo que parece... Concéntrate mas... me decía una voz.
Inconscientemente le hice caso y trate de agudizar el oído. Era una estupidez por mi parte, ya sabía muy bien que un vampiro estaba allí, viéndome.
Paré en seco mis pensamientos cuando descubrí que me equivocaba. Al escuchar mejor descubrí un sonido que no tenía nada que hacer dentro de un vampiro. Latidos de un corazón. No sabía cómo podía escuchar eso pero de todos modos lo hice. No quería ponerme a pensar en que tenía el sentido del oído más agudo que una persona normal, ya que eso traería consecuencias más tarde.
Tarde menos de 1 segundo en darme cuenta de todas esas cosas, y otro segundo más en entender que era lo que estaba ahí a fuera.
Di media vuelta y me dirigí a la ventana con la esperanza de que pudiera verle.
La noche estaba oscura pero no lo suficiente como para impedirme ver un poco, hasta que llegaba a los arboles en donde la sombra que proyectaban los mismos hacia imposible ver dentro del bosque.
Salte hacia afuera y me senté en el piso apoyando mi espalda en la pared. Me quede allí por unos minutos, algo desilusionada. Tal vez había imaginado todo aquello.
Aun así, escudriñe en la oscuridad un poco más, hasta que por el rabillo del ojo pude ver una sombra a mi izquierda.
-Arg- grite, y esa sombra se acerco hasta que quedo al descubierto el rostro que estuve esperando ver en todo el día.
-Clarie ¿qué diablos haces sentada afuera a estas horas?- Me pregunto al mismo tiempo que se sentaba a mi lado.
-! QUIL ¡- dije y me le tire en sima. Era una tontería pero le había echado de menos. No quería ni imaginarme si me alejaba de el por más tiempo. El se sorprendió pero me abraso de buena gana. Casi me deja sin respirar.
-Yo también te eche de menos, pero no hace falta que te quedes toda la noche despierta por mi...- me dijo en un susurro al oído, aun abrazándome. Me separe un poco de el, ya que quería vivir, y el me lo estaba poniendo algo difisíl con ese abraso suyo.
-No me quede despierta esperándote- mentí, ya que era él el que me tenía nerviosa- No podía dormir...- si, ya que un sádico vampiro estaba en los bosques. No podía decirle eso, que tenía miedo. No me gustaba que me vieran como una cobarde. Pero el me miro algo preocupado, frunciendo las cejas y dijo lo que sabia que había deducido.
-No tengas miedo, tienes que confiar un poco mas en nosotros- yo confiaba en ellos pero no en los parásitos.
Sabia que si le preguntaba lo que tenia en mi cabeza y no me gustaba la respuesta me arrepentiría mas tarde de haberla formulado, pero sentía curiosidad. Me aparte un poco de el, clave la vista en el piso y dije lo que querría saber en un susurro.
-Quil...¿que paso con...nuestro "visitante"?- no podía decir la palabra vampiro en frente de alguien, incluso casi no podía pensar en ella por mucho tiempo sin que esos recuerdos me atacaran de nuevo. No quería levantar la vista y mirarle ya que savia que me encontraría con sus enormes ojos negros y me perdería por completo su respuesta. Pero tome una gran bocanada de aire y le mire. Fue un completo error haber hecho eso ya que el me estaba mirando con una intensidad que raramente vi en una persona. Me taladro con la mirada por mas de 5 minutos, pero jamas respondió a mi pregunta.
El solo se dedico a mirarme, mientras con la mano que tenía libre (ya que su mano izquierda estaba firmemente atada a mi cintura y me apegaba mas a su costado) recorría una y otra vez el contorno de mi rostro. Los pómulos, mi mandíbula, mi labio inferior y luego todo mi cuello asta mis hombros, mi brazo y mi mano derecha, donde las entrelazo y se quedo ahí. Suspire unas cuantas veces, ya que su rose me dejaba una sensación de cosquilleo en la piel, y ,mas que todo eso sentí su calor. Mi piel ardía, estaba segura que no tendría ningún problema en igualar su temperatura un día de estos.
Cuando hube reaccionado, el estaba viendo hacia el bosque. Supuse que la manada estaría cerca. Ese pensamiento me tranquilizo un poco.
-Esta la manada al tanto de que estas aquí ¿no?- que sentido tenía preguntar. Ellos podían leerse el pensamiento pero solo cuando estaban en forma de lobos. Los demás ya sabrían que el estaba conmigo.
-No...no saben que estoy aquí...- no quise ser grosera al preguntar:
-¿Porque no?- pero me dio curiosidad.
-Suelo...venir a verte desde que regresaste..ya sabes, para ver como estabas...-le sonreí automáticamente a ese pensamiento. Por las noches no estaba sola después de todo.
-Aveces...Jake me encontraba..pensando en ti, y me daba permiso para venir a verte...me e atrevido a pasar por aquí en forma de lobo...-
-Mierda ¿Porque no me di cuenta?- esa noche en la que escuche a un lobo tan cerca de mi ventana, había sido el. No podía creer que le había tenido en forma de lobo y yo desperdicie la oportunidad de verle. Aunque, si lo veía en aquel entonces, sin duda me hubiera dado una ataque.
Quil puso los ojos en blanco al entender a que me refería pero siguió con su relato.
-Bueno después de esa noche- me miro por un segundo con una expresión algo rara. A mediad una sonrisa y a medias una mueca.- vine al menos dos veces a verte... vaya que tienes sueños muy vividos, te revuelves en la cama y empiezas a hablar...-Quil sonrió al decir eso. No quería ni imaginar que fue lo que pude haber dicho en sueños. Las perspectivas eran aterradoras.
- Pero volví como hombre...-
-¿Por que?...- casi le grite. Pero me sostuvo el rostro en sus manos y me dijo, con el rostro a solo un par de centímetros.
-Porque no quiero lastimarte...además dudo que pueda soportar las bromas de Embry...- En la última frase se noto que estaba algo molesto. ¿Era a Embry lo que estaba mirando con tanta atención? Pero eso no fue lo que me sorprendió.
-¿Te preocupas por Embry con Paul por ahí?- no tenía sentido.
-No te preocupes por Paul... Sam ha hecho que los demás se vayan....-¿qué?
-Entonces ¿no queda nadie vigilando? ¿La manada se ha ido?- ¿fue eso lo que quiso decir, que nadie sabía que estaba aquí porque la manada no estaba cerca?
-No...Jacob, Embry, Seth, Leah y Sam están patrullando...Aaaa, tu no sabes nada...- ¿nada sobre qué? Me le quede mirando por un minuto tratando de que entendiera que quería que me explicara.
-Bien,bien...solo te daré una pista, luego tu le preguntaras de esto a Jake...-
-¿Porque a Jake? ¿y una pista sobre que? QUIL...E-P-L-I-C-A-T-E...- le dije casi en un grito, ya que tenía que controlar un poco la voz porque no quería que Emily se despertara.
-Mira, la manada no es una sola...bueno más bien seria: las manadas...- al terminar la frase se río un poco por la expresión que huso.
-¿Hay dos manadas? ¿en un mismo territorio?- sabia que existían para proteger a la tribu, pero al fin y al cabo son lobos. Sabia que dos manadas de lobos no podían vivir en un mismo lugar si querrían evitar las...peleas.
Me estremecí al pensar en eso, pero luego me reconforto el hecho de que ellos eran amigos, hermanos y que no se lastimarían entre si.
-¿Que tiene que ver Jake en esto de "las manadas"?- desde que se sobre este secreto, Quil no hace mas que hablar de Jacob Black todo el tiempo.
-Ya te lo dije..preguntase lo a el...hay una gran historia detrás...- me mostró esa sonrisa suya y todo desapareció por un momento.
Solo eramos el y yo. Eso me hizo acordarme de una cosa.
-Esto, Quil...- no sabia como preguntárselo, ya que estábamos hablando de un tema completamente distinto.
-¿Que pasa?- el estaba jugando con un mechón de mi pelo, pero se detuvo a ver mi rostro. Me puse tan roja que podían confundirme con un tomate sin ningún problema.
-¿Te as ruborizado? ¿Que quieres saber?- tenía una sonrisa traviesa en su rostro, pero sus ojos no me engañaban. Estaba preocupado. Estaba segura de que el me daría lo que quisiera, no importa que tan imposible pudiera ser, aunque claro, en este mundo la palabra imposible no existía.
-No...no es nad...- el se acerco y me corto la frase con uno de sus dedos en mis labios.
-No te atrebas a decir nada...porque eso no es cierto...- me miro por un segundo y luego articulo un "adelante" para infundirme valor. Clave la miranda en el piso y respire hondo.
-Bien...aun no tengo muy en claro lo que paso ayer...- le mire de reojo para ver que había reaccionado. Entendió al vuelo lo que quise decir- como llegué a mi cuarto por ejemplo, o...bueno aun pienso que eso fue un sueño....- si el mejor sueño de mi vida.
-¿Ese fue tu primer beso?- me sorprendió la naturalidad con la que pudo decirlo. Para mi esto era un tema algo espinoso. Ya que mis padres (principalmente mi padre) me educo para temblar al escuchar las palabras "beso", o "novio".
-Si... ¿es que no a sido el primero para ti también?- sabia que esa pregunta era algo ridícula, considerando que Quil vivió mucho tiempo, pero el me había dicho que no había estado con nadie mas.
- Si, el primero...-se acerco a mi para posar sus labios sobre los míos con dulzura. Tanta dulzura que hizo que me sintiera en las nubes. Se separo de mí y termino su frase- pero no el último.