Para reflexionar...

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar. Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas. Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución. Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis. Decidí ver cada noche como un misterio a resolver. Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz. Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos. Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar. Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui, me dejó de importar quién ganara o perdiera. Ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo". Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, "el amor es una filosofía de vida". Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente. Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas. Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar. Ahora simplemente duermo para soñar.


domingo, 27 de marzo de 2011

(13) Ya lo sabes todo...



-¿Qué?- no tenía palabras para explicar la cara de Quil en ese momento. Pasaban de la confusión a la ira, de la ira a la confusión una y otra vez.

- Bueno, esa sanguijuela… Ben, tiene una historia con un grupo de vampiros Italianos, que al parecer están algo dotados… y necesitaba de vampiros igual de dotados para destruirlos, o algo así. Nosotras contábamos con las mismas habilidades de un vampiro promedio y algunos que otros trucos más…

Me detuve en seco cuando vi que la cama estaba temblando completamente por los espasmos de Quil. Temblaba de tal manera que pensé que entraría en fase ahí mismo.

-Quil. Tranquilo. Vamos ¿no quieres entrar en fase aquí no? Tranquilo. - el me escucho y cerro las manos en puños. Con sus ojos cerrados se concentro.

-Si… vamos tío… aquí no… tranquilo.- se decía una y otra vez. Los temblores fueron disminuyendo hasta que solo quedaron sus manos.

-¿Quieres decir que ese amigo tuyo te quiere para hacerte como él?- dijo aun sin abrir los ojos.

-Si… por ahora solo se fija en mí, pero dentro de 1 o 2 años Sara estará en la mira justo como lo estoy en este momento.- esa perspectiva me asustaba demasiado. ¿Por qué diablos demoraba tanto en llamarme? A esta altura ya debería haber llegado a casa.

Eran las 7:30, asía más de una hora que debía haberme llamado, si es que su madre se lo dijo.

Estaba por pararme para pedirle el móvil a mi tía cuando Quil habló.

-¿Que clases de truquitos tenían?- a él no se le pasaba nada.

-Ya te dije que contábamos con las habilidades de un vampiro normal: velocidad, fuerza y nuestros sentidos desarrollados. La vista, oído e incluso el olfato ya no eran los mismos que cuando…bueno, éramos simplemente humanas. Aparte de eso, Sara podía, ver el futuro o algo así. Y yo podía mover objetos solo con el poder de mi mente.- los poderes eran lo único bueno de esos tiempos, aunque fueron ellos quienes nos condenaron.

-Ver el futuro…eso no es nada nuevo para mí, pero… ¿mover objetos con la mente?- Ya se había calmado y sus ojos estaban puestos en mi.

Había temido tanto este momento, esperaba una reacción totalmente distinta por su parte.

Jamás me paso por la mente que él iba a llegar siquiera a escuchar la historia completa, estaba segura de que iba a salir corriendo de donde estaba para decirles lo que sabía a los demás lobos estúpidos que se encontraban ahí afuera. Pero sin embargo seguía a mi lado, sonriéndome (era algo extraña pero una sonrisa al fin).

Y lo que más me sorprendía, era que él me aceptaba como era, bueno, como fui en su momento. No fui precisamente un monstruo pero si era “algo”, y no precisamente un humano. Conocía bastante el mundo sobrenatural como para decir que no existían otras personas como nosotras en el planeta. Eso nos hacía únicas. Y ser único trae problemas.

Si no había nadie mas como yo, ¿Cómo íbamos a saber que nos deparaba el futuro?

Pero eso ya no me preocupaba.

Recordé el día en el que Sara y yo prometimos olvidar ese año y medio de delirios sobrenaturales, y jamás volver a recorrer el bosque como lo habíamos hecho hasta entonces. Olvidarnos de que un vampiro con ansias de venganza nos quería para completar su plan.

Desde ese día solo éramos dos adolecentes más en un mundo que era totalmente desconocido para nosotras.

Decidimos volver a ser lo que éramos antes de toda esa locura, y no volvimos a utilizar nuestros dones.

Quil aun estaba esperando a que digiera algo.

-Eh…si, puedo mover objetos inertes solo con la mente…ahora que sabes todo, tengo que hacer algo- Salí disparada hacía la puerta y casi volé hacía Emily.

-¿Estás bien?- me dijo ni bien me vio cruzar la puerta de mi cuarto. No quería ni imaginar cuan preocupada me había mostrado hacía unas horas. ¿Unas horas? ¿Tan rápido había pasado todo?

-Tía ¿me podrías prestas tu celular solo por unos minutos? Necesito hacer una llamada.- no volvería a llamar a su casa. Si volvía a atender su madre, seguro descubriría que algo andaba mal, si es que ya no lo había hecho. Mi mejor amiga era intuitiva pero tenía suficiente práctica con ella como para mentirle convincentemente. O eso pensaba yo.

-¿Mi celular? ¿Qué ha pasado con el tuyo?-

-Digamos que duerme con los peces- interrumpió Quil. ¿Mi móvil callo en el agua luego del terrible golpe contra ese árbol?

-Sí, bueno….es una larga historia.- tuve que añadir luego de ver la cara de mi tía.- Ahora, ¿me lo prestas?- ella asintió y saco su móvil de su bolsillo. Me lo tendió y yo lo tome y marque el número casi al mismo tiempo.

Sonó más de 4 veces antes de que una vos que conocía muy bien me atendiera del otro lado.

-¿Hola?- suspire aliviada cuando oí su voz.

-Hola Sara- tuve que presidir de todo mi autocontrol para sonar tranquila y emocionada, ya que no nos habíamos visto en 2 meses.

-¿Claire? ¿Dónde te habías metido amiga?, hace bastante que no se de ti. Habíamos quedado en que me llamarías pero fue como si te hubiera tragado la tierra.- ups…se me había olvido completamente ese acuerdo, hasta que hiso mención de él.

-Lo siento, pero la verdad me había olvidado de eso…- ella resoplo del otro lado de la línea.

-Creo que me tendré que dar una vuelta por…eh… ¿adónde dijiste que ibas?- me reí de su actuación ya que un mes antes de partir tuve que decirle mil veces adonde tenía pensado ir en mis vacaciones. La idea de pasar 3 meses en un lugar exactamente igual de verde y encapotado mis vacaciones no era de su agrado. Ella pensaba pasarlas en Florida o algo de eso fue lo que me conto.- La Push, una reserva india cerca de Forks Washington… fue lo único de te escuche decir en un mes… ¿La estas pasando bien? Supongo que si porque para que te olvides de mi tan fácil… o tal vez encontraste a alguien…- ya sabía en donde quería parar, por lo que me adelante.

- Si, encontré a mi Tia, y a su esposo, al igual que a mis viejos amigos…- dije las últimas dos palabras mirando específicamente en la dirección de Quil, que al darse cuenta de que mi estado de ánimo había cambiado, me sonrió ampliamente.

- Si, pero ¿qué hay de tus nuevos amigos? ¿Eh?- yo me reí, ocultarle las cosas no iba a ser tan fácil como pensé, pero al menos mi preocupación se había desvanecido.

- Oye, señorita me-entrometo-en-todo-lo-que-no-me-importa, porque no me pones al tanto de lo que está pasando en Alaska ¿quieres?- mi amiga se rió del otro lado y me contesto.

-No importa, me lo dirás algún día…y ¿qué quieres que te diga? Es Alaska ¿sabes? Nada interesante que contar…- genial…eso era lo que quería oír.

-Oye…mi madre me dijo que habías llamado y que estabas algo nerviosa… ¿pasa algo?- genial, su madre se había dado cuenta al final. Bueno tendré que utilizar todo lo que se para poder sonar convincente.

-No, nada pasa. Solo quería saber cómo estabas. La verdad estaba preocupada porque un oso te hubiera llevado…tal vez tu madre este perdiendo el toque, ya sabes.- me sorprendí a mi misma mintiendo de esa manera. Me daba algo de culpa. Algún día, dentro de mucho tiempo, tal vez le cuente la verdad, pero no será en un futuro muy cercano.

-Ok…bueno, mira, en este momento debería estar estudiando, así que hablamos mañana ¿te parece?- ahora que sabía que Sara estaba bien podría dormir esta noche.

-Claro. Adiós. – me despedí.

-Sigue pasándola bien con tus viejos y nuevos amigos. Adiós.- y me corto. Le estaba errando a lo lindo con mis amigos. Me encantaría ver su cara cuando sepa sobre Quil. Estoy segura de que su boca tocaría el piso de la impresión.

-¿Todo bien?- me pregunto Emily, al tiempo que estiraba su mano para que le devolviera el móvil. Lo deje caer en su palma.

-Sí. Todo está bien en casa.- eso me saco un peso de los hombros increíble. Alaska debería ser en estos momento uno de los lugares más seguros del mundo para mis padres y mi amiga, no tenía que preocuparme tanto por ellos desde ahora, aunque debería mantener los ojos bien abiertos, ya que no estábamos hablando de un vampiro cualquiera.

Entonces a la mente me llego una imagen que había permanecido oculta todo este tiempo. El rostro de Ben con una sonrisa de triunfo, y luego Sara y yo a su lado, exactamente iguales a él.

Me dirigí a la ventana de la sala donde demore un largo tiempo viendo la nada. No estaba viendo realmente el paisaje. Veía a todo lo que realmente podría temer, acercándose a toda prisa reclamando su premio, que en este caso era yo. Pero eso no era lo peor de todo. Lo peor era saber que entre mis miedos y yo, entre el peligro inminente y yo… estaban mis amigos. Ellos iban a dar todo por la tribu, incluyendo sus vidas.

Sé que no lo ven de esa forma, creen que están preparados para todo ya que proteger es su trabajo, pero esta vez, quieren dar una mordida demasiado grande para sus bocas.

Quil se acerco a mí, y me estrecho fuerte contra su cuerpo.

Era grandioso como Ben influía sobre mi humor. Mi alegría por regresar se había desvanecido, y ahora en su lugar estaban el miedo y la ira.

En ese momento un debate se llevaba a cabo en mi interior. La ira me decía: VAMOS SE VALIENTE Y ENFRENTA TODO ESTO- y entonces el miedo reaccionaba y le respondía- TU CIERRA ESE PICO-.

La verdad, las dos ideas eran igual de buenas para mí. Quería estar detrás de todo, esconderme en la retaguardia y dejar que los demás terminaran con esto, pero a la vez, quería poder tomar el mando, ser valiente y enfrentarme a esa sanguijuela para mandarla a donde pertenece y acabar con ese problema de una vez por todas.

Luego de varios minutos, Quil y yo nos dirigimos al sofá.

No podía creer que mis vacaciones se habían terminado, cuando apenas si habían comenzado.

Ya no quería pensar en todo esto, me estaba dando una terrible jaqueca.

Me encontraba entre los brazos de mi lobo, donde estaba muy calentita.

Pero por una vez en la vida esto no me ayudaba. No sabía explicarlo, pero algo me hacía falta. Era algo imposible, el era todo lo que necesitaba para ser feliz.

-Clai, quiero que estés tranquila, nosotros nos encargaremos de él. No pondrá un dedo sobre ti. Lo juro…- al concluir la frase, su promesa me llego bastante. Ellos se encargarían, pero Ben era de Quil, de eso estaba segura.

-La verdad Quil, en este momento, Ben es el menor de mis problemas- como pintaba la cosa, me encontraría con el dentro de mucho tiempo, con surte cuando me haya ido de aquí.

-Entonces ¿Cuál es nuestro mayor problema?- dijo, Pero yo no iba a permitirlo…

-No, no hay un nuestro. Este es mi problema- Sabía que esta era una batalla perdida antes siquiera de empezar, entonces ¿de dónde sacaba esperanzas de que Quil no estaría ahí? ¿De dónde sacaba esperanzas para pedirle que no arriesgara la vida por mí? Si ya sabía cuál sería su respuesta a esa petición.

Un rotundo, No.

-Es cierto, este es tu problema. Pero nadie aquí espera que lo resuelvas sola.- Esa respuesta me tomo por sorpresa, y hizo que todo lo que pensaba se viniera abajo.

No tendría que quedarme en casa, comiéndome las uñas de los nervios, esperando a que regrese conmigo. Tenía que encontrar la forma de estar ahí afuera con él, con toda la manada, tenía que poder ser útil.

Pero ahora era solo una frágil humana.

Con esa frase, me estaba diciendo que podía resolver este problema, pero claro, no lo haría sola. Porque no podía hacer nada, y él lo sabía muy bien, por eso una sonrisa amagaba entre sus labios.

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