Holis!
Quiero comunicarles que esta historia esta llegando a la mejor parte... al menos a la que me gusta a mi.
Y también decirles que tal vez me retrase un poco en publicar porque estoy comenzando las clases y prefiero estudiar ahora y no a fin de año o en vacaciones.
Bueno espero que les guste el capi, que comenten y que tengan una muy buena semana!
Besos! XD
Sara
Me desperté muy
temprano en la madrugada. Y estaba angustiada. Esos malditos ojos me tenían
loca. En ese momento, sentada en la cama
abrasando mis rodillas no podía creer que estuviera llorando por algo
que no conocía, por alguien que jamás había visto. Estaba desesperada, esto
tenía que acabar. Y la única manera de hacerlo era encontrando a la persona que
poseía esos ojos.
-Sara ¿estás bien?
¿Puedo pasar?- mi madre me hablaba desde el otro lado de la puerta.
Me enjuagué las
lágrimas y me pare a abrir la puerta.
-¿Pero que te está
pasando?-ella me abrazo y me arrastro de nuevo a la cama.
-No es nada mamá.
Simplemente un sueño- si, era eso simplemente porque no se le podía decir que
era una pesadilla cuando no estaba llorando por miedo sino por...No lo sabía
exactamente.
-¿Simplemente? ¿No
es nada más, Sara? Has estado así las últimas semanas, te despiertas por la
madrugada y no te vuelves a dormir. Mira esas ojeras- me dijo pasando sus dedos
por debajo de mis ojos donde estaban marcadas mis ya tatuadas ojeras.
Mi madre era
perspicaz y no podía ocultar le cosas como esta.
-No lo sé. Pero
esto dejádmelo a mí. Soy yo la única que puede acabar con esta situación de una
vez- mi mamá me entendería. Ella confiaba en mí lo suficiente como para dejarme
algunas cosas sola.
-Está bien. Pero
ten cuidado. Y ahora ve al baño y date una ducha. Faltan 3 horas para tu examen
y tienes que parecer normal.- salí del cuarto sonriendo. Era afortunada de
tener una mamá que me entendiera tan bien.
Estuve en el agua
por más de una hora. Treinta minutos lavando mi cabello y mi cuerpo y otros
treinta minutos cantando mis temas favoritos. El baño era mi lugar favorito en
toda la casa para estar sola.
Cuando estuve
lista mi madre de esperaba con el desayuno.
-Pensé que
volverías a dormir. Son las 6 de la mañana- le dije al tiempo que me acomodaba
en la mesa.
-Hoy entro
temprano al hospital. Últimamente ha habido mucho trabajo- yo no le di demasiada importancia a eso,
después de todo las consultas más frecuentes eran por jaqueca y dolor
estomacal. Nada que tuviera que ver con los ataques de un monstruo del bosque.
Cuando termine de
desayunar aun me faltaban 45 minutos para mi examen, así que decidí repasar un
poco. Prácticamente me sabía de memoria las 50 hojas de resumen que había
sacado de ese libro y de mis cuadernos. Me canse de “estudiar” y me dije que
sería bueno darle un vistazo al día.
Abrí la cortina de
la ventana de mi cuarto y ahí estaba la nublada Alaska. Mire por la ventana sin
ver nada exactamente. Cerré los ojos y me concentre.
-El señor Tanner
nos dejaría hacer lo que quisiéramos por ser el último día, pero las cosas se
saldrían de control.
-En la cafetería
sería un día de Pizza.
-No habría
gimnasia hoy porque la profe nueva se había roto una pierna.
-Matt y Margaret
discutirían en público a la salida de la escuela.
Sonreí un poco al
ver eso. No es que le deseara lo peor a mi antiguo novio y mejor amigo, pero la
verdad necesita que le enseñen como son las cosas.
Seguí escudriñando
el futuro hasta que vi algo raro.
Normalmente las
imágenes que veo son muy buenas y no son borrosas como en este caso. Estaba
espiando el futuro de Ashley y este apareció borroso, estaba en el bosque y de
repente simplemente apareció en su casa. Era como si a la visión le faltara un
pedazo, lo que hacía en el ese bosque antes de regresar a casa.
-Sara, te llevo al
instituto. Apúrate que faltan 15 minutos.- esa era mi madre otra vez gritándome
detrás de la puerta.
-Ya voy- agarre la
mochila y me dirigí hacia la puerta principal donde me esperaba mi madre.
-Hola, Ashlye ¿Has
estudiado?- ella bufó. Estaba dando estas clases solo porque sus padres la
habían obligado. La verdad ella no era una gran estudiante y desearía poder
estar en las playas de Florida en ese momento.
-Si estudie pero
de todos modos no lo salvaré. Ya me conoces... Oye, ¿aquel que viene hacia acá
no es Matt?- en cuando pronuncio ese nombre el mundo se vino abajo. Yo no
quería voltear a ver si era verdad, quería salir corriendo de allí pero unas
manos me agarraban firmemente del brazo.
-Tienes que
enfrentarlo. Terminar con esto de una vez.- trate de que me soltara haciendo la
menos fuerza que era capaz.
No podía
permitirme descuidarme.
-Ashley, no quiero
enfrentármelo, no estoy lista para verlo siquiera.- pero sabía que ya era tarde
para escapar. Maldije mi don en mi interior. No era lo suficientemente fuerte
como para poder ver con exactitud todo lo que pasará y eso era un fastidio.
-¿Sara puedo
hablar contigo?- esa voz que podía llegar a ser tan dulce no tenia expresión
alguna en aquel momento. Era fría.
Lo mire y ahí
estaba. Perfecto, con su metro 70 de alto y sus ojos verde esmeralda.
¿Cómo pude ser
tan tonta como para pretender ser la dueña de un ser como él? Dijo una voz en mi cabeza.
Lo quede mirando
por un segundo pero tuve que apartar la mirada cuando me di cuenta de que me
largaría a llorar como una tonta en cualquier momento.
-Vamos, Sara. Solo
quiero hablar como en los viejos tiempos.- los viejos tiempos, eran justo eso:
viejos, pasado. Nada volvería a ser igual.
Yo asentí y él me guió hasta los estacionamientos del instituto. El se recostó
en su precioso BMW negro que le habían regalado sus padres hacía unos meses.
Esa imagen me era
demasiado familiar.
Me acerque dejando
una distancia entre nosotros de más o menos un metro, aunque quería que fuera
de kilómetros.
-¿Que quieres,
Matt?- pronunciar su nombre me quemaba en carne viva. Había sido demasiado
importante.
-Creo que pedirte
perdón- levante una ceja incrédula.
-¿Creo?- fue él
quien me traiciono, me apuñalo por la espalda ese día con esa chica.
-Está bien, tienes
razón... Mira Sara enserio lamento que todo haya terminado de ese modo. Yo no
quería que te enteraras de esa forma. Te lo iba a decir-
-¿A si? ¿Cuándo?
¿Luego de que pasaran los meses y hayas estado con 20 chicas más? Matt, todo el
mundo sabe que dejaste a esa chica plantada cuando tú mismo la habías invitado
a salir. Y que has estado saliendo con mas estos días. A mí no me engañas, se
que solo fui una de tantas.- casi le
escupí eso ultimo en la cara antes de darme vuelta y marcharme. Pero no pude
porque una mano muy fuerte me tomo por el brazo.
-Espera, por
favor. Eso no es cierto. Yo te ame, no sabes cuanto. Y quiero arreglar las
cosas. Sé que no volveremos a ser lo que éramos pero al menos seamos amigos.
Solo quiero que todo quede bien entre nosotros, por todo lo que vivimos.- yo
estaba negando mucho antes de que terminara de hablar.
-No se puede,
Matt. Es algo que no se perdona fácilmente. Y la verdad...no sé si quiera
volver a ser tu amiga. Lo siento- el simplemente se quedo parado, viéndome con
expresión torturada.
La verdad no sabía
si creer o no en su rostro y en todo lo que dijo, aunque sonaba de verdad
angustiado.
Las lágrimas no
habían tardado en aparecer. Me dirigí al baño antes de entrar a clases.
No podía creer que
le había dicho que no a Matt. Simplemente era mi talón de Aquiles y nunca le
había dicho que no.
Lo que más me
desarmo fue saber que realmente me amaba. No sabía si lo había dicho de verdad,
pero lo dijo y esas palabras viniendo de su boca me destrozaban más.
Me seque las
lagrimas y me dirigí a mi clase. Por suerte no me tocaría con él, pero tendría
que dar el examen de matemáticas.
El día pasó rápido. No volví a cruzarme con
Matt de nuevo y eso fue un alivio. Pero en la cafetería Ashley actuó muy rara.
Recordé la visión que tuve de ella y me di cuenta de que estaba igual de
nerviosa que esa visión. Sus manos temblaban un poco y sudaban.
-Ash ¿estás bien?
Te ves nerviosa- le dije mientras abría una botella de coca-cola.
Ella no pareció
oírme. Estaba con la cabeza agachada y muy concentrada pensando.
-¿Ash?- la llame
de nuevo y esta vez sí hubo respuesta. Levanto su cabeza y me miro. Sus ojos
estaban desorbitados, como... bueno como una loca.
-¿Te encuentras
bien?- le dije de nuevo pero ahora más seria. En verdad algo le estaba pasando.
-Sí, si. Estoy
bien, solo algo preocupada por el examen. Creo que no me fue muy bien, eso es
todo- me dijo, muy rápido, amontonando las palabras una arriba de la otra.
Sabía que estaba
mintiendo. A ella nunca le habían importado estos exámenes. Así que ¿qué le
pasaba?
Mi última clase
sería biología. Se suponía que hablaríamos sobre aparato circulatorio humano
pero el profesor cambio de parecer.
Los últimos días
se habían registrado un par de ataques de lobos en las montañas y el profesor
había llamado a un amigo suyo experto en esos caninos para que pudiera
responder a nuestras preguntas.
El tipo era un
cazador, que la comunidad entera había llamado para acabar con esa manada de
lobos que había traído problemas.
-Mi nombre es Fred
y su profesor me ha contactado para responder a sus preguntas.- dijo al frente
de la clase con una voz áspera. Ese hombre tendría más o menos 30 años.
Había solo una
cosa que quería preguntar.
Fui la primera en
levantar la mano.
-¿Si?- Fred me
señalo con el dedo indicándome que hiciera mi pregunta.
-¿Que tanto puede
crecer un lobo?- quería saber si lo que había visto ayer sobre Claire y esos
lobos podría llegar a ser cierto.
-Bueno, no son
animales que crezcan mucho. Son del tamaño de un perro grande, pero más
alargados y de patas finas. Andan en manadas así que nunca veras a un lobo
solo. ¿Alguna otra pregunta?- el señor Fred siguió dando la clase y
respondiendo cuanta pregunta se le hizo.
Yo simplemente me
incline en mi asiento e intente buscarle sentido a esa imagen.
Si los lobos
comunes no llegan a ese tamaño, solo quedaba pensar en que no eran lobos
comunes y que eran algo más. Pero no había visto mucho como para darme cuenta de que.
Suspire y tome una
decisión. Me había prometido nunca ver el futuro de Claire a propósito, porque
no quería entrometerme en su vida pero esto era importante. Ella podría estar
en peligro.
Por surte estaba
hasta el fondo de la clase así que no me verían con facilidad.
Cerré los ojos y
me concentre en Claire.
Y las imágenes
empezaron a llegar.
Lo único que pasó
en mi cabeza fue Oh, por Dios
-¡Señorita Jones!- ese fue mi llamado para volver a la realidad.
-Lo siento- dije
algo nervioso. Necesitaba irme y rápido.
-¿Me puede decir
usted lo último que mi amigo Fred dijo?- y justo en ese momento me salva la
campana de salida.
-Lo siento
profesor pero tengo que irme. Tal vez otro día- recogí mis cosas y salí de la
clase como una bala. Tome mi celular y marque el número de mi madre.
Atendió enseguida.
-¿Hola?-
-Mamá necesito ir
a la Push hoy mismo. ¿Me prestarías tu auto? Es importante ella está en
problemas.- mi mamá suspiro del otro lado. Pude sentir el aire del otro lado
como si se estuviera moviendo.
-Iré a buscarte y
hablaremos.- suspire. No tenía tiempo para esto.
-No, ya estoy en
camino. Llegaré más rápido corriendo. Tu apróntame algunas cosas en un bolso,
estaré allí por al menos unas semanas.- ya había salido del instituto y había
entrado en el bosque. Desde aquí sería más fácil y rápido llegar a casa.
-Sara, tengo algo
que decirte. Deja que vaya a recogerte.- mi madre estaba insistiendo más de lo
normal en esto así que debía ser algo importante.
-Ya es tarde,
mamá. Pero cuando llegue hablaremos. Me encantaría que fuera algo sobre mi
padre- unas risas cantarinas se escucharon del otro lado.
-No, hija. No es
sobre eso. Te esperaré con tus cosas empacadas.- y luego de eso colgó.
Ahora que había
cortado podría correr de verdad. Llegaría a la casa en menos de dos minutos.
Me hubiese
encantado hablar sobre mi padre. Ya era lo suficientemente grande como para
saber de él. Si estaba muerto podría con eso, después de todo no lo conocía y
no me afectaría mucho. Pero si estaba vivo quisiera conocer a la persona que
nos abandono a mi mamá y a mí de esa forma.
Cuando llegue a
casa mi madre estaba esperándome afuera de la casa.
-¿Qué haces? Esta
frió, debes entrar.- el día era inusualmente frió para esta época. Aunque el
tiempo era lo ultimo por lo que tenía que preocuparme.
Entramos a la casa
y me sorprendió ver un montón de cajas con todas nuestras cosas.
-¿Que está
pasando?- le pregunte a mi madre. En una caja pude ver mis CD y mis libros.
-Quería hablarte
de esto hace mucho, pero no estaba decidió todavía.- yo la mire sin comprender.
-¿Hablarme de qué?-
mis nervios de repente se esfumaron.
-Me llego una
propuesta de trabajo hace algunas semanas. De parte de un muy buen doctor que
trabaja en Forks y quiere contratarme como una mano derecha o algo así. La
verdad la oportunidad es única y es muy buen pagada. Pero tendríamos que mudarnos a Forks para que
yo pudiera trabajar allá. Sé que es muy
apresurado pero-
-¿Nos mudamos a
Forks?- fue lo único que dije. No sabía exactamente que pensar.
-Sí. Perdona por
no habértelo dicho antes. Debí haberlo consultado contigo. La verdad tenía la
esperanza de que lo vieras venir- mi mente seguía en blanco. No sabía que
pensar sobre todo esto, pero tampoco me molestaba. Viéndole el lado bueno,
estaría cerca de una playa como la de la Push
y no sería un gran cambio ya que Forks y Alaska tenían exactamente el
mismo paisaje.
-¿Vas a decirme
que piensas?- me pregunto mi madre.
-Bueno...Es una
oportunidad increíble en tu trabajo y estarás muy bien pagada así que saldremos
de compras a Seatle con tu primer sueldo ¿de acuerdo?- ella se echo a reír como
una niña. La idea no me parecía tan mala.
-Bueno ahora que
ya hablé, creo que te toca a ti. ¿Qué diablos pasa que es tan importante en La
Push?- no podía ocultar le cosas a mi madre, pero esta vez era mejor que no se
enterara.
-Claire esta en
problemas, es todo lo que puedo decirte por ahora. Necesito llegar lo antes posible
así que tengo que salir ya. Por favor préstame tu auto.- nunca antes le había
pedido el auto a mi madre para un viaje tan largo, así que no sabía que
respondería.
-Bueno, podrías ir
en mi auto o en el nuevo coche de Claire. Sus padres pasaron hoy por acá y lo
dejaron con la esperanza de que viajaras por su cumpleaños y se lo dieras. Es
caro así que tendrás que tener cuidado- ¿caro? No creo que los padres de Claire
tengan el dinero suficiente como para comprar un mercedes último modelo, y ni
siquiera con la plata que pusimos alcanzaría.
Pero ahí estaba.
Perfectamente negro y era deportivo. Mis deseos de hacer un viaje largo en ese
coche eran cada vez más grandes en cuanto me acercaba a aquella preciosidad.
-Ten cuidado. No
te pases con ese coche ¿sí? Y felicita a Claire por mi.- mi madre me dio un
fuerte abrazo y me prometió que estaría en Forks con la mudanza dentro de dos
días.
Me disculpe por no
poder ayudarla y subí al auto de mis sueños.
No es tuyo pensé. Solo lo usaras esta vez, así que disfrútalo.
Pisé el acelerador
delicadamente porque aquellos vehículos eran muy sensibles.
Cuando llegue a la
ruta me pude dar el lujo de ver que podía hacer este mercedes.
Pero me dije que
tenía que tomarme enserio lo que había dicho mi madre, que no debía pasarme,
después de todo era un regalo ajeno. Uno
muy caro.
Me pregunte de
donde había salido tanto dinero.
Deje de pensar en
eso cuando en mi mente brotaron ideas que eran simplemente descabelladas.
Me concentre en la
carretera y en que debía llegar a la Push.
Simplement me encanta :)
ResponderEliminarSube pronto el siguiente ¿ok? y porfa no descuides mucho el blog…
=)